Crítica de «Territorio Lovecraft»: terrorífico discurso
La primera temporada de la serie de HBO España creada por Misha Green ya está completa
![Wunmi Mosaku, en «Territorio Lovecraft»](https://s2.abcstatics.com/media/play/2020/10/21/territorio-lovecraft-kEAI--1248x698@abc.jpeg)
Mala señal que los mejores episodios de una serie estén protagonizados por personajes secundarios y no por sus protagonistas que –se supone– deben dar el callo y el pego ante los espectadores. Le ocurrió a «La zona» , serie de los hermanos Sánchez-Cabezudo («Crematorio») para Movistar, con un penúltimo y tensísimo episodio que sirve como precuela protagonizado por Susi Sánchez ; también a «Forever» , rara comedia de Amazon que filosofea sobre un matrimonio que –literalmente– pasa a mejor vida, con un sexto capítulo protagonizado por otros tortolitos. A «The leftovers» , de HBO, le pasó lo mismo en su primer año, así que se aplicó la lección en sus siguientes temporadas. Y en «Territorio Lovecraft» , también de HBO creada por Misha Green , sus mejores horas están protagonizadas por Ruby ( Wunmi Mosaku ), la hermana de la protagonista; Hippolyta (Aunjanue Ellis ), la tía postiza del protagonista; y Ji-Ah ( Jamie Chung ), la exnovia coreana del protagonista. Sus episodios, el quinto, sexto y séptimo, son el mejor tramo de esta ficción de corte fantástico que ha demostrado su potencial, pero de la que todavía no se sabe si tendrá secuela.
El quinto episodio, tras varias entregas centradas en las aventuras sobrenaturales del tándem formado por Leti ( Jurnee Smollett ) y Atticus ( Jonathan Majors ), es para el personaje de Ruby, seducida por el «pan para hoy...» que le ofrece la magia –mudar de piel para que la contraten en una tienda como una chica blanca– y es el mejor escaparate de lo que puede ofrecer la adaptación televisiva de la novela homónima de Matt Ruff , publicada en 2016: un entretenido combo de fantasía –aquí, más gore– y comentario social, que se traslada tanto a la época en que transcurre la serie –años cincuenta, un Estados Unidos en el que los negros acuden al Libro Verde para saber adónde viajar de manera segura– como a la del espectador.
Quizás ahí, en las distancias, resida el mayor escollo para entender y emocionarse con la ambición estilística y social de «Territorio Lovecraft», en la que suena con orgullo Rihanna ( «Bitch Better Have My Money» ), pero también en «off» el discurso de una estudiante negra estadounidense durante una manifestación contra las armas en 2018. Misha Green ya probó en su anterior serie, «Underground» , el emplear música actual en escenas ambientadas en el pasado; cuenta ella en la revista «Rolling Stone» que la inspiración para ello fue el disco «Lemonade», de Beyoncé , y el documental «I am not your Negro» . La serie es claramente una conversación entre el pasado y el presente –la brutalidad policial– y demuestra que todavía queda mucho por (des)hacer, como ya contó «Watchmen» , con la que comparte origen de trama y trauma: los disturbios raciales de Tulsa de 1921.
Hay también parcela para la interseccionalidad a través de los personajes de Ruby (más negra y gorda que su hermana Leti, así que mayor discriminación), que acaba en un romance con una mujer blanca «cambiaformas» que se presenta como un hombre cuando necesita apretar las tuercas a otros; y el del padre de Atticus, Montrose ( Michael Kenneth Williams ), del que se desvela que es homosexual para disgusto de su hijo, que sufrió la violencia de un progenitor que le exigía mayor virilidad.
La gran sorpresa, de todos modos, es el personaje de Hippolyta, que se pasa dos tercios de la temporada «ojo avizor» con su sobrino Atticus tras la misteriosa muerte de su marido (final del episodio dos) y acaba tomándole la delantera en la confusa trama principal. Ese séptimo episodio, con Hippolyta empoderándose en su viaje intergaláctico, es lo más cerca que está la serie de la ciencia ficción pura y dura. Precioso cameo, por cierto de la cantante Joséphine Baker – también en «El Ministerio del Tiempo» este 2020 – en ese París alternativo donde Hippolyta se quita el corsé.
Pero la serie promete más de lo que acaba dando; ocurre, por ejemplo, con el personaje de Ji-Ah, una suerte de súcubo que saca el zorro que lleva dentro cuando mantiene relaciones sexuales con hombres. Su episodio –precuela ambientada en la Guerra de Corea – tenía una estimulante lectura (¿los monstruos nacen o se hacen?) y terminaba por todo lo alto con un mal augurio para después, sin embargo, diluirse la importancia de Ji-Ah en el trágico devenir de Atticus.
«Territorio Lovecraft» es, como defiende su creadora, una historia sobre la familia y ha sido entretenido ver cómo se iba configurando esa cuadrilla que no se amilana ante el fantasma o bicho de turno.
La primera temporada de «Territorio Lovecraft» está disponible en HBO España. Consta de diez episodios de 50-60 minutos cada uno.
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