Jason Statham, un tipo más duro que el 'Megalodón': «Las artes marciales son mi terapia»

Jason Statham podría catalogarse como 'la viagra de las franquicias', ese apodo que durante un tiempo Dwayne Johnson se puso a sí mismo. Sin embargo, es Statham el que aumenta y alarga las sagas cinematográficas como nadie: 'Fast and Furious', 'Los mercenarios', 'Crank', 'The Transporter' o 'Megalodon', de la que hoy se estrena en España la segunda parte 'Megalodón 2: La fosa'. En un sistema post-estrellas, en el que Hollywood ya no llena los cines solo por sus protagonistas, Jason Statham es uno de los pocos que puede iniciar una franquicia basándose únicamente en su nombre.

Sin duda, el gran atractivo de Megalodón es su tiburón prehistórico, pero la lucha de Statham agrega un atractivo adicional. «Nadie en esta industria sabe lo que le espera a la vuelta de la esquina y quien te diga lo contrario miente. Unas veces te espera el éxito y otras el fracaso. Hay que estar atento a los vaivenes y no rendirse cuando las cosas no van como tú quieres», aseguró Statham a ABC meses antes de declararse la huelga de Hollywood.

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'Megalodón 2: La fosa' está ambientada cuatro años después de la primera parte. En realidad, este 'Meg 2' ha estado en marcha desde octubre de 2018, justo después del estreno de la película original. La lógica es aplastante: la película costó alrededor de 130 millones de dólares y recaudó en el mundo más de 530 millones. A principios de 2019, el productor Lorenzo di Bonaventura confirmó que se estaba trabajando en un guion, y la secuela tomó impulso en octubre de 2020, cuando se anunció a Ben Wheatley  como director. «Soy adicto a los picos de adrenalina. Durante los últimos años he hecho bastante buceo y cuando te enfrentas a un tiburón por primera vez, hay unas cuantas burbujas que se escapan de tu cuerpo. Es un momento muy auténtico porque la adrenalina se dispara. No sé por qué lo necesito, pero me gusta sentirlo. Yo enfoco mi adicción a la adrenalina en mis películas y cuanto más riesgos corro, más adrenalina tengo», dice el actor.

Cuando Statham debutó como actor en 'Lock, Stock', Guy Ritchie lo eligió no por su extenso conocimiento en artes marciales, sino por su experiencia en las calles, al frente de un puesto en un mercado al aire libre. «Empecé muy tarde, pero sabía que podía hacerlo bien y me gustaba la interpretación. Soy muy consciente de mis limitaciones, de lo que puedo y no puedo hacer en Hollywood. Créeme, me ha tocado ganar dinero de otras maneras menos glamurosas que las películas de acción. Rodar este tipo de filmes no es tan malo», revela Statham con su acento inglés de pura cepa.

«En mi entrenamiento con las artes marciales ha desarrollado un control interno. La mayoría de los idiotas que están en las calles causando problemas, son los que no saben cómo expresar su rabia. Todos llevamos esa rabia dentro, pero es importante entrenarla, controlarla. Cuando sueltas las endorfinas te sientes mejor, mucha gente que quiere demostrar lo que valen pegando a los demás son gente insegura con problemas de ego, en definitiva unos idiotas», argumenta el artista marcial. El actor no deja de rodar películas pese a ser un tipo duro a quien el circo de Hollywood no le hace mucha gracia. Un actor que se burla de las estrellas que se comportan como divas y asegura vivir bajo un código de valores inspirado en las artes marciales. «Son mi terapia», sentencia.