'Ya no estoy aquí', la película de Netflix que saltó el muro entre México y EE.UU. en dirección contraria
Es una de las alegrías de la temporada, y la apuesta de México para competir en los Oscar. También pugna en los Goya como mejor película iberoamericana
Hay un momento en el que el espectador de 'Ya no estoy aquí' lamenta no poder coger al protagonista y decirle que aproveche las salidas que la vida le regala. Pero Ulises, tan obstinado como la banda a la que pertenece, 'los terkos', cierra por ... inconsciencia todas las puertas que se le abren tras su huida a Nueva York: en su cabeza solo está regresar a casa, a Monterrey, de donde tuvo que escapar en un maletero por una jugarreta del destino.
Hablar de 'Ya no estoy aquí' es tan complejo como entender a sus protagonistas, que hablan disparando palabras de una jerga que suena a idioma inventado. La película recoge las vidas de los 'terkos', una pandilla de adolescentes que ha encontrado en el estilo de música llamada 'kolombia' una forma de identidad, de sentirse reflejados: es un tipo de cumbia lenta que suena como si se reprodujera en aquellos mp3 que languidecían cuando las baterías se agotaban. Pero en 'Ya no estoy aquí' existe también, al mismo tiempo, como en dos realidades paralelas, el intento por sobrevivir de uno de ellos en Nueva York, un lugar que le es tan ajeno como extraño, en el que no quiere estar.
«Hay dos momentos presentes, dos líneas paralelas, porque la memoria no tiene por qué estar atrás: a veces el peso de los recuerdos nos impide ver hacia delante, el andar hacia adelante», explica Fernando Frías, el cineasta mexicano que ha escrito y dirigido 'Ya no estoy aquí', con la que ganó todos los premios Ariel en 2020 (los Goya de México) y con la que representa a su país en los Oscar 2021.
Ese Ulises que entró a Estados Unidos quiere volver a casa. No es por rencontrarse con su madre -«No quiero que vuelvas, porque si vuelves haré como que no tengo hijo... no lo tendré, te matarán»- ni porque tenga algo de futuro en esos arrabales de Monterrey en permanente lucha callejera. Es porque solo ahí tiene alguien con quien hablar, con quien compartir algo. Ulises no deja de ser un adolescente que bajo su ropa llamativa y sus peinados extraños esconde sus inseguridades al calor de una pandilla. Pero ser de una tribu urbana en Monterrey no es serlo en otro lugar. Los 'terkos' en otro lugar serían chavales extravagantes que bailan una música insufrible. Allí son unos 'chavos' que tienen que jurar fidelidad a los narcos que en ese momento manejan el barrio. Cuando llega otra banda, la cosa se complica.
Y sigue sonando esa música terrible: «La cumbia rebajada -dice Fernando Frías- es una metáfora de los chicos que no quieren que pase el tiempo , como si quisieran congelarlo, porque por la falta de oportunidades el futuro no se ve brillante. Por eso esta cumbia representa la nostalgia y el sentimiento de estos chicos».
Encontrar una salida, en un viaje de vuelta
Es tan extraña y tan mágica 'Ya no estoy aquí' que plantea cosas poco planteadas antes. El viaje de vuelta es una de esas historias que faltaban por contar en el cine mexicano. También, el contar la violencia de sus calles como algo intrínseco, casi natural, pero sin regodearse para satisfacer el morbo de un público que cree que lo de 'Narcos' es la realidad de la calle. Esa ' pornomiseria' que denunció Luis Ospina es el antagonista de esta historia sin buenos ni malos, solo víctimas que se resignan a serlo.
«En gran medida, el origen de esta película tiene que ver con cómo en México nos contamos estas historias y de cómo estamos haciendo una especie de eco sordo, 'de ¡ah!, por allá están esperando recibir estas historia [de narcos, de pobreza, de violencia], y acá sabemos que funciona, pues lo explotamos'», denuncia el cineasta. «Pero el asunto es: qué pasa con la gente que está representada en esas películas, ¿conecta con esas narrativas o se vuelve un discurso excluyente dedicado solo para un público extranjero? », reflexiona al otro lado del teléfono con ABC, como si toda su película no fuera una reflexión sobre esto.
Al final, tras el cierre que certifica que lo visto en 'Ya no estoy aquí' no es más en un extracto de esas vídas suspendidas que seguirán bailando hasta que las estadísticas de crímenes se materialicen en realidad, ese espectador se pregunta por qué nadie cogió a Ulises en Nueva York y le obligó a coger una puerta a un lugar mejor. «Él está en una edad que no quiere eso, porque el precio de asimilarse a la cultura americana le obliga a dejar de lado lo que le define. Y eso no es una ecuación sencilla», sentencia Fernando Fría. Tampoco es sencilla su película. O, sobre todo, no es nada simple. Por ahí ha conquistado a sus colegas Iñárritu, del Toro y Cuarón. Pero él, que estudió en Nueva York, no ve su futuro en Estados Unidos, un poco como su protagonista: «Lo más intersante de mi película es que nació en México y de ahí salió para afuera, no al revés». Y sobre su incierto futuro mira a España: «La próxima película que quiero hacer sucede en España, aunque ahora no sé dénde vivo: Estuve en Nueva York estos meses porque tuve que acabar ahí esta película, y soy de México y no me veo fuera de Ciudad de México mucho tiempo... No sé dónde acabaré», termina.
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