Juan Mariné: la luz del cine español
El gran director de fotografía , de 103 años de edad, recibirá este sábado el Goya de Honor por una carrera en la que también ha velado por el patrimonio artístico
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![Juan Mariné es historia del cine español](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/02/03/Imagen2-RBnwSnTBegJ7knuiB5PRizI-1200x840@abc.jpg)
Durante las décadas de los años 50, 60 y 70, Juan Mariné, galardonado ahora con el Goya de Honor de la Academia de Cine, fue el director de fotografía de las películas de cineastas como Edgar Neville, Manuel Mur Oti, Antonio del Amo, ... José María Forqué, José Luis Saénz de Heredia o Jesús Franco. El centenario Mariné (Barcelona, 1920) es la historia viva del cine español y su mirada, que transmitió magia y fascinación a millones de espectadores españoles, se ha venido ocupando en los últimos años de la preservación de nuestro patrimonio cinematográfico.
A juicio de la Academia se le reconoce por «su entera dedicación al cine durante más de ochenta años de trayectoria que transitan por la historia del cine español, sus esfuerzos en el trabajo de la conservación y la restauración y por representar vivamente, a través de su oficio, la importancia de la luz en la historia de nuestro cine».
Mariné se incorporó con tan solo 13 años a los estudios de la barcelonesa Orphea Films: llevaba para entregar una cámara francesa, una Super Parvo, que había pedido el director Arthur Porchet para 'El octavo mandamiento' (1937), con Lina Yegros, pero que al parecer solo sabía manejar él, así que se quedó como ayudante de director de fotografía gracias a que conocía el francés y supo descifrar las instrucciones. Así, siguió colaborando con Porchet en 'Amor gitano' e 'Incertidumbre'.
Por esas mismas fechas rodó a mano –se acabaron las baterías de la cámara– el entierro del revolucionario sindicalista José Buenaventura Durruti por encargo del Sindicato Único de Espectáculos Públicos SIE Films –se había afiliado a la CNT–, formó parte en 1938 de la Quinta del biberón, fue fotógrafo bélico del comandante comunista Enrique Líster y fue recluido en los campos de concentración galos de Saint-Cyprien y Argelès-sur-Mer, de donde se escapó. Después se entregó en Le Boulou, y desde allí lo llevaron a San Sebastián, después a Cádiz y, finalmente, al campo de prisioneros de La Rinconada, en Sevilla, de donde su humilde padre, que había sido árbitro de fútbol y tenía muchas influencias, logró al fin sacarlo.
Al terminar la Guerra Civil y tras ver en un cine 'El gran Ziegfeld' (1936) de Robert Z. Leonard, lo que supuso para él una suerte de epifanía, se reunió en Madrid con su viejo amigo Manuel Berenguer, quien le ofreció colaborar en títulos como 'Cuatro mujeres' (1947) de Antonio del Amo, título emblemático compuesto de episodios con María Denis; y ya en al año siguiente rueda como director de fotografía 'La sombra iluminada' (1948) de Carlos Serrano de Osma, un oficio que no abandonó hasta 1990 con 'La grieta', de Juan Piquer Simón, tras rodar 140 películas con los más grandes realizadores de nuestro cine.
Siempre pionero
Un hombre de cine es también una mirada y la de Mariné abarca la fotografía de todos los géneros: sus texturas, tanto en blanco y negro como en color, sus encuadres creativos, alcanzan cotas de nitidez y excelencia, de profundidad de campo, pocas veces alcanzadas en el cine español. Mariné se encargó además de la fotografía de la primera película española en color, 'La gata' (1956), un semi-wéstern a la española codirigido por Margarita Alexandre y Rafael María Torrecilla, con unos impresionantes planos generales del cortijo andaluz donde Jorge Mistral y José Nieto se disputan el amor de Aurora Bautista.
El prodigioso cine policiaco de la década de los años sesenta con José María Forqué, debe también sus luces y sombras a Mariné: títulos emblemáticos como '091, policía al habla' (1960) y 'El juego de la verdad' (1963). Hizo también la fotografía de las películas más célebres de Joselito –'El ruiseñor de las cumbres', 'Saeta del ruiseñor', 'Escucha mi canción' y 'Los dos golfillos'– para la productora de Cesáreo González, y trabajó en la productora de Pedro Masó y a las órdenes de Pedro Lazaga en veintitrés películas, llegando a rodar hasta seis cintas anuales.
Cuando Orson Welles lo invitó a su casa de Los Ángeles mientras impartía varias clases magistrales en la UCLA, Mariné tuvo a Hollywood al alcance de la mano, pero resistió a la tentación. Es la época de las películas más vistas y queridas del cine español, como 'La gran familia' (1962), 'La ciudad no es para mí' (1966) o 'El turismo es un gran invento' (1968), y permanecen tal y como recordamos hoy a Alberto Closas, a Paco Martínez Soria y a José Luis López Vázquez, porque él los miró así.
Después, trabajó en Filmoteca Española y en la ECAM recuperando los negativos y restaurando metraje en los archivos. Entre sus muchos premios, destacamos el Premio Nacional de Cinematografía, la Medalla de Oro de las Bellas Artes, el Premio Nacional de Fotografía, el Premio Segundo de Chomón, la Espiga de Honor de la Seminci de Valladolid, el Premio de Investigación Juan de la Cierva y la Medalla de Oro de la Academia, entre otros. El cineasta invisible que esculpió la luz, recibe ahora el máximo galardón de manos de sus compañeros del cine, que ha sido su vid
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