Crítica de 'Blonde': Cómo romper el póster de Marilyn en mil pedazos
Hay algo que convierte a 'Blonde' en un grandísimo espectáculo cinematográfico, y es la interpretación a tumba abierta de Ana de Armas
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Aunque no tiene estreno en salas, sino en plataforma, la película de Andrew Dominik sobre la figura de Marilyn Monroe ha pasado por los dos últimos grandes Festivales, de Venecia y de San Sebastián, y ha dejado la impresión de que hay que revisar la imagen 'blonde' que el cine construyó de una de sus más grandes estrellas. La película está basada en una novela de Joyce Carol Oates , o sea, ficción, y en la mirada del director Dominik, no muy alejada de la ciencia ficción (una planificación altamente creativa e ingeniosa, con planos incluso desde el interior del útero del personaje), y hay que acostumbrarse a dos peculiaridades de la historia y biografía: está narrada como en 'flashazos' de sus momentos de mujer y actriz, y todas (o casi) las escenas son tormentosas o en un seísmo emocional de 8 grados en la escala Richter.
Es conocido que Marilyn Monroe (o su 'alter ego', Norma Jean) no fue una persona feliz, pero en 'Blonde' es una mujer torturada y con tantos talentos invisibles, como una cultura enciclopédica, que los visibles quedan ridiculizados o mancillados. Difícil de reconocer en 'Blonde' a esa mujer maravillosa, ligera y rotunda de cascos, que hemos visto en películas como 'Con faldas y a lo loco' o 'La tentación vive arriba'… La imagen que ofrece de algunos de los hombres que la rodearon, como Joe DiMaggio o el propio Kennedy , es terrible y (habrá que suponer) distorsionada por la ficción o la ciencia ficción.
Pero hay algo que convierte a 'Blonde' en un grandísimo espectáculo cinematográfico, y es la interpretación a tumba abierta de Ana de Armas , en un prodigioso ejercicio gimnástico, artístico y emocional que traspasa esa pantalla tan llena de presunción y presunciones, con una mixtura de color, blanco y negro, formatos, alusiones sexuales, intimidades, mitos, verdades y rumores que rozan en ocasiones lo grotesco. Arthur Miller la conocía algo mejor que Dominik, y dejó todo dicho sobre ella en el guion de 'Vidas rebeldes'.
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