El colágeno y la parienta
FAUNA IBÉRICA
La primera vez que escuché esta expresión como femenino de pariente me pareció muy particular y divertida. Se trata, sin duda, de un coloquialismo, aunque para algunos la expresión tiene hoy día un deje peyorativo
Literatura, periodismo y exilio
![Una pareja caminando](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/noticias/2023/10/19/parejacaminando-RJTEKX8C1KQo2nU0b8C2mJO-1200x840@abc.jpg)
El otro día en el gimnasio, cuando ya terminaba mi rutina de ejercicios, escuché parte de la conversación entre una señora y su joven entrenador. Ella debía de tener unos cincuenta y pocos años. Era una mujer guapa, con un aire de filipina a ... lo Isabel Preysler, que se acentuaba por el modo correcto pero sin demasiada soltura en que hablaba el español. Él también era guapo, de unos veinticinco o veintisiete años, como mucho. Trigueño y fuerte. Lo que ahora llaman, desde el punto de vista de las mujeres maduras, un «colágeno».
La señora intercalaba frases sobre el tipo de ejercicios que prefería, mientras le hacía otras preguntas sobre su vida. Tenía un pelo muy negro, con algunas contadas canas en contrapunto, que se acomodaba coquetamente cada cinco segundos. El entrenador intercalaba también sus respuestas. Por una parte, en vista de esa lesión de rodilla que le comentaba, le recomendaba limitar el cardio a lo necesario. Por otra parte, según entendí, llevaba poco tiempo trabajando en Málaga pero vivía en otra zona, «donde tengo a la parienta».
Esta expresión española, desde que la escuché por primera vez, me ha parecido muy particular y divertida. En un foro de la web del Instituto Cervantes alguien citaba frases de Miguel de Cervantes, Benito Pérez Galdós, Jorge Luis Borges y hasta de Julio Cortázar donde aparece la palabra «parienta» como femenino de pariente, en el sentido genérico de familiar, a pesar de que pariente es usado con frecuencia como un epiceno. El Diccionario de la Lengua Española, en la cuarta acepción del término, señala: «m. y f. coloq. Esposo con relación al otro miembro del matrimonio». Se trata, sin duda, de un coloquialismo, aunque según otros usuarios del mismo foro la expresión tiene hoy día un deje peyorativo. En el artículo 'La parienta me amarga la vida y otras simpáticas aventuras misóginas', Lucía Márquez se detiene a analizar lo que llama «las clásicas quejas jocosas en torno al campo semántico de 'la parienta'». Según la autora, «la parienta» no sería un modo neutro ni campechano de referirse a la esposa, sino uno irónico y ofensivo, donde a la cónyuge se la caracteriza como un lastre que vuelve miserable la vida del esposo. El joven entrenador de mi gimnasio, en todo caso, la usó con la educación y las maneras con que un hombre del siglo XX podía decir con orgullo «mi señora».
También encontré una canción del guitarrista sevillano Raimundo Amador, a quien, lo confieso, no conocía. La canción se titula, precisamente, 'La parienta'. Y da la extraña casualidad de que es una composición puramente instrumental, donde predomina la guitarra con un delicado acompañamiento de fondo. Es una canción muy bonita. Supongo que el músico, haciendo honor a su apellido, se la habrá dedicado con cariño a su mujer y esta habrá disfrutado de ese mensaje sin palabras.
Me queda la duda de si la prima de Isabel Preysler que acaba de empezar a ir a mi gimnasio haya entendido lo que quiso decir su colágeno-entrenador, si captó ese modismo que, quizás, le cortaba las alas a su fantasía. También me pregunto si el muchacho lo habrá usado precisamente con ese sutil objetivo. De ser así, estoy seguro de que a su parienta le hubiera encantado escuchar aquello.
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