Brasil conquistó su primer doblete mundialista en 1962, en Chile, con el estilo y el grupo que encantó al mundo en Suecia 1958. derrotaron en la final a los correosos checoslovacos por 3-1, pero antes eliminaron a España en un partido polémico, 2-1, con un arbitraje muy favorable a la campeona. Fue el partido más difícil para los favoritos. España no pasó de la primera ronda y mereció mucho más.
La organización del Mundial de Chile en 1962 sigue contemplándose hoy como el esfuerzo de un pueblo que con su empeño y dedicación superó contratiempos naturales, ya que dos años antes de la fecha inaugural sufrió un terremoto, y también las críticas de algunos miembros europeos de la FIFA que dudaban de la capacidad de los sudamericanos para realizar la séptima cita mundial.
Fue un mundial recordado por el juego bastante violento y poco brillante que se practicó. España acudió con una selección plagada de jugadores nacionalizados que se conocía, y no para bien, como la selección de la ONU. Di Stefano, Puskas, Kubala, Santamaría y Eulogio Martínez convivían con los productos de la tierra como Suárez, Gento, Garay y Collar. Un equipo, dirigido por Helenio Herrera, para aspirar a lo más alto pero que decepcionó nuevamente.
Lesionado Pelé en el segundo partido del torneo, Garrincha asumió el protagonismo del ataque brasileño y fue la estrella del Mundial. Manuel Francisco Dos Santos, apodado Garrincha por un ave de las selvas brasileñas, no lo tuvo nada fácil en la vida. Tenía los pies girados hacia adentro, la pierna derecha seis centímetros más corta que la izquierda, la columna vertebral desviada y, además, sufrió de pequeño polio. Una operación temprana para corregir la deformidad de la s piernas había fracasado. Desde los diez años era fumador compulsivo y su capacidad intelectual presentaba serias deficiencias. Con todo eso, está considerado el mejor extremo de la historia, no había defensa que supiera frenarle.
La canarinha repitió el éxito de cuatro años antes en Suecia con un equipo tan formidable que ni siquiera sufrió el abandono por lesión del mejor jugador del mundo. Checoslovaquia fue el último escollo que debieron superar, tras haber eliminado a unos muy dignos anfitriones, los chilenos, en las semifinales
Otra nueva Copa del Mundo había pasado. Brasil se afianzaba como lo que continúa siendo: una potencia futbolística. Chile orgullosamente había cumplido con su responsabilidad, y el fútbol seguía atrayendo sin distinción de idioma o raza. La Inglaterra de los Beatles ya preparaba la próxima cita.
Participaron dieciséis selecciones: Brasil, Checoslovaquia, Chile, Yugoslavia, Hungría, Unión Sovietica, Alemania Federal, Inglaterra, Italia, Argentina, México, Uruguay, España, Colombia, Bulgaria y Suiza. En semifinales, Checoslovaquia venció a Yugoslavia, 3-1, y Brasil a Chile por 4-2. En la final, los amarillos triunfaron por 3-1 ante Checoslovaquia.
Garrincha destacó por su mágico regate con el que destrozaba a rivales por el carril derecho y los dejaba sin rumbo. También pisó el área para golear en cuatro ocasiones.