Alemania sigue de fiesta, disparada la euforia después de que la selección de Joachim Low se proclamara campeona del Mundial de Brasil. Los germanos superaron a Argentina en la final (1-0) y miles de aficionados salieron a las calles para celebrar la cuarta estrella, la primera en suelo americano.
La fiesta en Alemania no tuvo nada que ver con la de Buenos Aires, en donde se registraron disturbios que acabaron con 20 heridos y 30 detenidos. En las principales ciudades alemanas, se desató la alegría, pero no hubo que lamentar incidentes ni daños.
Berlín fue la ciudad que más disfrutó del éxito de Alemania. Los aficionados se congregaron en el centro de la ciudad para seguir el partido y estallaron cuando en el minuto 113 llegó el gol de Gotze, un tanto que valía el título.
La «Milla del Aficionado» de Berlín, de 1,2 kilómetros de largo y con diez pantallas gigantes repartidas en ese recorrido, cerró los accesos a dos horas del inicio de la final por saturación de público. A media tarde, se habían concentrado ya en el recinto unos 250.000 aficionados y superado en unos 50.000 la capacidad prevista para el recinto, indicaron fuentes de la organización.
También se festejó en Múnich, que abrió las puertas del estadio olímpico para que los seguidores vieran la final. La gente enloqueció con la aparición de Gotze, uno de los jugadores más queridos en el Bayern.