Para dar normalidad a la derrota, compareció Vicente del Bosque sin que tuviera que hacerlo en Curitiba, encargado de sofocar el fuego después del bochorno del debut. España salió goleada de Salvador de Bahía por Holanda y el técnico quiso levantar el ánimo de la gente, siempre con el mismo rostro y la misma expresión corporal.
«No tenía obligación de salir, pero en una señal de normalidad os atiendo», introdujo en su discurso. «No creo que demos muchas noticias. Estamos saliendo de esa desazón que anoche nos inundó a todos después de una derrota tan dura. Pero vamos saliendo. Es una derrota no definitiva, una derrota parcial. Esperemos que en el próximo partido salgamos adelante», comentó.
En ese vaso medio lleno. el salmantino insistió en ver el lado bueno de las cosas. «Estamos saliendo de la desazón. Ayer me reía, pero estaba muy cabreado. Ahora estoy disgustado, pero tenemos que ser deportistas. El futbolista tiene que superar la adversidad, no tenemos más remedio. No hemos hecho nada malo. Si acaso hemos jugado mal el segundo tiempo. Hasta el minuto 40 jugábamos bien. Así que hay que tener la cabeza para arriba y pelear».
Obviamente, un 5-1 en contra pesa demasiado y se piden soluciones, pero cuesta imaginar una revolución y más conociendo a este cuerpo técnico. «Necesitamos salir de ese bache en el que nos metimos. Puede ser que haya algún cambio, pero no es todavía momento de hablar. Y si lo hubiera no sería señalar a nadie. Es un torneo corto y tenemos a 23 jugadores dispuestos».
Lado positivo
Después de un digno primer tiempo, España se hundió en la reanudación, detectado el problema para acabar así. «Teníamos perfectamente valorado lo que significa jugar contra Holanda. Hemos hablado y hemos compartido los problemas que tendríamos antes del partido. Sabíamos la amenaza de los hombres de arriba, de balones a la espalda como en los dos primeros goles, pero no fuimos capaces. No soy partidario de hacer mucha herida, quiero ser positivo y me quedo con el primer tiempo. No digo que estuviéramos brillantes, pero tocamos y encontramos oportunidades, todo marchaba decentemente. A partir del segundo gol nos desorganizamos y terminamos tan desordenados que sufrimos un duro castigo».
Del Bosque nunca grita, no es su estilo. Y tampoco lo iba a hacer ahora. «La normalidad es lo mejor. Esa templanza para asumir la victoria con tranquilidad y también una dura derrota. Paciencia, templanza, valorando lo que hemos hecho mal. Pero el deporte te da oportunidades y tenemos una por delante. Cuando vengo a una rueda de prensa me gustaría que se notara que estoy igual en la victoria y en la derrota. Hay que recomponerse y ver que no se debe de dar otra vez. Nos ha pasado con anterioridad. Cuando se nos pone en contra el marcador, en ese afán de recuperarnos nos desorganizamos y la derrota pasa a ser más dolorosa».
Pero tampoco quiere Del Bosque el jugador se meta en la cueva, no le gustaría que le dieran la espalda a la realidad. «Estando en el mundo es difícil aislarse. Deben estar en contacto con la actualidad. ¿Quién va a pensar que después de un 1-5 no se van a meter con nosotros? Merecemos la crítica, aunque desde el respeto. Sabemos lo que sucede aquí y en España, no creo que sea bueno aislarse».
El palo, en este caso, está justificado: «Cada uno es libre de escribir y opinar, tienen toda la razón. Creo que hemos cumplido estos años y ayer estuvimos mal. Estaría fuera de lugar si no lo hicierais. Si nos hubiéramos ido a la playa nos hubieran puesto a parir, con toda la razón», apuntó.
Entre los señalados, Íker Casillas, que fue el primero en reconocer sus errores en un muy mal partido. «Ayer dio una prueba de capitanía, de compromiso con la selección,. Cuando llegué de la rueda de la prensa él estaba hablando con todos con un silencio solemne. Se culpaba de algunas cosas, pero ponía las bases del futuro. Sabe que mucha gente está detrás de nosotros y actuó de capitán. Me pareció un discurso positivo, majo y útil».
Además, defendió la lista de 23 que están en Brasil y destacó el papel de los veteranos. «Tienen esa madurez para todavía enfrentarse a este reto que tenemos por delante. Tenemos ese oficio. Creo que los que tienen 30 años son más responsables por mucho que hayan ganado que los recién llegados».