Estos son los errores más comunes que hay que evitar en los atascos

Se calcula que en ciudades como Madrid o Barcelona se pueden llegar a perder más de 42 horas anuales en retenciones de tráfico

Las averías más frecuentes en el coche por culpa del calor

Atascos en rondas de circulación son habituales en el día a día de las grandes ciudades F. P.

A. Noguerol

El Barco de Ávila

Los atascos son uno de los motivos que más estrés produce en el día a día en las ciudades y, por lo tanto, uno de los factores que nos pueden llevar a sufrir un accidente. Sobre todo durante las retenciones, ya que la mayoría de los conductores comenten determinados errores que, lejos de ayudar a descongestionar el tráfico, empeoran aún más si cabe la situación.

Se calcula que en ciudades como Madrid o Barcelona se pueden llegar a perder más de 42 horas anuales por permanecer atrapados en el coche en medio de una retención.

Además de la tremenda pérdida de tiempo que suponen, los atascos tienen otra cualidad que los hace insoportables: sacan lo peor de los seres humanos. En vez de mantener un comportamiento cívico y tranquilo para que la situación se solucione lo antes posible, tiramos piedras contra nuestro propio tejado cometiendo una serie de errores evitables que pueden ponernos en riesgo a nosotros, a nuestros vehículos y que, además, contribuyen a que el atasco se prolongue.

No menos importante son los problemas que los atascos pueden provocar en nuestro vehículo, sobre todo si hemos descuidado su mantenimiento. Según el RACE, una de las averías graves que puede aparecer en un coche está relacionada con el motor y según dónde surja el problema: no es lo mismo que el motor tenga un aumento de temperatura que pierda aceite por una junta.

El motor de un coche requiere de un mantenimiento periódico que garantice el buen funcionamiento de todas sus piezas y para eso es imprescindible pedir cita en el taller al menos una vez al año. Las averías en el motor pueden estar ocasionadas por muchas razones como una mala lubricación o refrigeración, una acumulación de gases de escape, un error de comunicación entre los sensores, una bujía en mal estado. Es importante también verificar el estado de batería, neumáticos, líquidos, luces o estado de dirección y frenos.

Por ello, los expertos de Cleverea enumeran los errores más frecuentes que se cometen en los atascos :

1

La distancia de seguridad sigue siendo importante

Casi todo el mundo entiende la importancia de mantener la distancia de seguridad cuando circula por carretera, pero no funciona así en los atascos. En cuanto el tráfico empieza a ralentizarse, los vehículos tienden a acercarse entre ellos lo máximo posible, lo que aumenta significativamente el riesgo de alcances, que son los accidentes más usuales en este tipo de situaciones.

Es frecuente que haya momentos en los que se avanzan unos metros, seguidos de otros momentos de frenazos más o menos bruscos cuando el tráfico se detiene. Si no se respeta la distancia de seguridad y dos o más vehículos colisionan, además de los destrozos en la carrocería y los posibles latigazos cervicales, el atasco durará el triple.

2

Acelerones y frenazos

Relacionado con lo anterior, una conducción brusca de acelerones y frenazos también facilita que se produzcan alcances entre los vehículos, mientras que una conducción suave y tranquila resulta más segura y fluida. No se llega antes por recorrer los mismos metros más rápido si luego el tráfico se detiene, simplemente, se alargará el tiempo en el que se está parado y se acortará el de la marcha. Lo que sí pasará es que aumentará el consumo de gasolina, se contaminará más y se desgastarán más rápidamente las pastillas de freno.

3

Usar los intermitentes

La comunicación es esencial para la convivencia en sociedad. El ser humano ha diseñado cientos de mecanismos y formas de comunicarse precisamente por lo importante que es. Está la escritura, el código morse, el teléfono, la radio... y los intermitentes también. Sirven para comunicar si vamos a movernos a la izquierda o a la derecha. También para avisar de una parada, una avería, una emergencia o una retención.

En los atascos, después de mucho tiempo parados o circulando a muy poca velocidad, los conductores tienden a distraerse o a confiarse y realizan maniobras sin señalizarlas. Usar los intermitentes es esencial para que los demás conductores sepan qué se va a hacer y puedan actuar en consecuencia.

4

Cambios de carril

En los desiertos, los espejismos producen la ilusión de un oasis de agua fresca y vegetación. En un atasco el espejismo es percibir que una fila siempre avanza más que las otras y nunca es en la que se está. Cambiar constantemente de carril ralentiza aún más el ya de por sí ralentizado tráfico, enfada al resto de conductores y aumenta las posibilidades de accidente. Para que un atasco termine rápido y el tráfico fluya, lo mejor es que todos los vehículos permanezcan en su carril hasta que llegue su salida.

5

El peligro de tener prisa

Tener prisa por llegar, sobre todo cuando hay una urgencia, y encontrarse con un atasco es tremendamente frustrante, pero es imposible luchar contra los elementos. Aunque cualquier conductor atrapado en un atasco sueñe con un coche volador, no le queda otra opción que acomodarse en el suyo y armarse de paciencia. La prisa, los nervios y el estrés no hacen que el tráfico fluya. La tranquilidad, la precaución y la conducción responsable, sí.

6

Cuidar la mecánica del vehículo

Si no se hace un buen uso, la mecánica del vehículo sufre y en los atascos, lo que más suele resultar perjudicado es el embrague. Debido a que se inicia y se detiene la marcha cada pocos metros, es habitual dejar el pie presionando el embrague de forma continua junto con la primera marcha metida. Esto daña el mecanismo y acorta su vida. Lo más recomendable es meter la marcha solo al arrancar y mantenerse en punto muerto con el freno pisado en los ratos en los que se esté detenido.

Según Javier Bosch, consejero delegado de Cleverea, los atascos puntuales ocurridos por un accidente sobrevenido «son situaciones inevitables que hay que soportar y comprender. Los conductores también debemos aportar nuestro grano de arena y hacer lo que esté en nuestra mano para no empeorar la situación«. En este sentido explica que si todos practicamos una conducción empática y responsable se evitarán muchos accidentes y la fluidez del tráfico mejorará.

Los atascos tienen la molesta cualidad de sacar de quicio incluso a las personas más tranquilas. Entre la prisa, la impotencia y la misantropía que causa el ver a otros conductores incurriendo en todos los errores que ya se han mencionado, e incluso en otros peores como circular por el arcén, es normal que uno acabe por sentirse desesperado. Pero hay que conservar la calma, cuando un conductor está nervioso y frustrado, es más probable que cometa errores graves y que su concentración se disperse.

A pesar de la molestia, hay que tratar de serenarse, respirar hondo y asumir la situación. Un buen podcast que resulte interesante, un audiolibro o una lista de la música preferida pueden conseguir que la situación de verse en un atasco se convierta, incluso, en un momento placentero de tranquilidad con uno mismo. La actitud con la que se encaran los problemas influye mucho en el nivel de sufrimiento que producen dichos problemas.

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