La visita de Putin deja a China y Rusia más cerca que nunca
El líder ruso concluye su viaje en la ciudad fronteriza de Harbin, tras proclamar junto a Xi una redoblada cooperación militar y comercial sin precedentes desde los tiempos de Stalin
Xi y Putin defienden una «solución política» a la guerra de Ucrania
El turista que paseara por la empedrada y peatonal avenida Central de Harbin estaría perdonado si por un momento se creyera al otro lado de la no muy lejana frontera, pues esta ciudad septentrional representa la capital rusa dentro de China. Allí ha concluido Vladímir Putin ... su visita oficial de dos días tras su encuentro este jueves con Xi Jinping, el cual ha profundizado la relación entre Rusia y China, así como su hostilidad hacia Occidente, hasta niveles sin precedentes desde los tiempos de Stalin.
«Es mi primera vez aquí y la ciudad es verdaderamente impresionante, mantiene una sensación rusa», ha comentado satisfecho Putin. La historia avala su parecer. Lo que era un anodino y diminuto pueblo se agigantó de golpe, atravesado por la construcción del Transiberiano a finales del XIX. Tras el triunfo de la revolución bolchevique, las tropas del Ejército Blanco derrotado y muchos otros refugiados se asentaron allí, haciendo de Harbin la mayor población rusa fuera de la Unión Soviética: 100.000 de sus 300.000 habitantes lo era. También una guarida para la extinta Rusia imperial, con periódicos, librerías, teatros y todo tipo de comercios empleando el idioma.
La ciudad conserva todavía una pátina ubicua, particularmente evidente en la antigua catedral ortodoxa de Santa Sofía –reconvertida en museo– o en el Instituto de Tecnología de Harbin. Este centro, fundado en 1920 durante la ola migratoria y hoy una de las universidades más prestigiosas, simboliza tanto el pasado como el presente, pues en 2020 fue sancionado por Estados Unidos durante la actual guerra tecnológica con China. Putin ha iniciado allí la jornada, depositando un ramo de flores en el memorial que conmemora a los soldados soviéticos que lucharon contra la ocupación japonesa en la década de los cuarenta.
«Nueva era»
Este gesto se enmarca en la celebración del 75º aniversario de las relaciones diplomáticas, formalizadas con la fundación de la República Popular China en 1949 gracias al apoyo fundamental de la Unión Soviética. Hay que remontarse a entonces para encontrar una proximidad equiparable entre las potencias. «La relación China-Rusia se ha convertido en un excelente ejemplo de una nueva forma de relaciones internacionales, así como de relaciones de buena vecindad entre dos países importantes», proclamaba ayer Xi.
La efeméride ha encabezado también el largo comunicado conjunto firmado ayer por ambos líderes, titulado «Declaración conjunta sobre la profundización de la asociación estratégica integral de coordinación China-Rusia para una nueva era». Este documento supone el mayor logro de Putin durante su visita, en la que aspiraba recabar el máximo y más explícito apoyo posible para continuar con su invasión de Ucrania.
China siempre ha gestionado su reacción al conflicto de acuerdo a sus propios intereses, como demuestra el hecho de que haya respetado las sanciones de la comunidad internacional, una aparente equidistancia que esconde en realidad un apoyo implícito a Rusia. Xi, de hecho, ha vuelto a caracterizar la relación como motivada por «intereses fundamentales conjuntos», es decir, la oposición a Occidente. El comunicado, además, destaca por el tono agresivo empleado contra Estados Unidos, al que acusan de «violar el equilibrio estratégico» y «poner en riesgo su seguridad».
Más comercio
Putin también se lleva de vuelta a Rusia la promesa de más comercio, recogida en un nuevo acuerdo de cooperación, según ha informado el 'Diario del Pueblo'. China apoya así de manera indirecta la maquinaria de guerra rusa, hasta el punto de que los intercambios alcanzaron en 2023 los 220.000 millones de euros, un crecimiento anual del 26% y un nuevo máximo histórico por segundo año consecutivo. Sin embargo, las exportaciones chinas cayeron un 16% interanual en marzo y un 13,5% en abril, descensos interpretados como resultado del incremento de las sanciones impuestas por Estados Unidos. Tras el compromiso redoblado este jueves, «las exportaciones chinas a Rusia probablemente aumentarán en el corto plazo», ha augurado Joe Webster, investigador del laboratorio de ideas estadounidense Atlantic Council en su boletín especializado 'China-Russia Report'.
Putin ha concluido su visita pronunciando el discurso de inauguración de la 8ª Expo Rusia-China. Desde el estrado, ha asegurado que los lazos energéticos continuarán creciendo y se realizarán «grandes proyectos mutuos a gran escala», una referencia velada al gasoducto Fuerza de Siberia 2, sobre el que esta visita no ha aportado novedad alguna, su principal revés. Rusia volvió a reiterar ayer, durante una intervención en la televisión nacional del vice primer ministro encargado de energía, Alexander Novak, su deseo de alcanzar un acuerdo «en un futuro próximo».
China, no obstante, mantiene bloqueado este proyecto que permitiría a Rusia redirigir parte de los suministros de gas natural antes destinados a Europa. «Algunos analistas, yo mismo incluido, sostienen que el gasoducto afronta desafíos financieros, técnicos y económicos enormes y quizá insuperables, aunque es cierto que el proyecto podría construirse por razones no pecuniarias», apuntaba Webster. La inconclusa Fuerza de Siberia 2 representa así las diferencias subyacentes de una relación sólida como décadas atrás, tal y como evoca el confuso empedrado de Harbin.
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