Trump ya está de vuelta en Washington, con TikTok y 'memecoins'

Este gesto deja clara su nueva prioridad en el arranque del mandato: revertir la ley del Capitolio que ordena el cierre de la plataforma digital, acusada de ser un instrumento de espionaje chino. En esto, Trump sigue siendo el mismo: su capacidad para cambiar de postura es legendaria. Durante su primer mandato, prometió cerrar TikTok y la calificó como una amenaza para la seguridad nacional. Ahora, en un giro inesperado, asegura que luchará para salvarla.

También ha dado un giro radical en su postura sobre las criptomonedas. Durante su primer mandato, las criticaba abiertamente, pero ahora ha lanzado su propia 'memecoin', $Trump (una criptomoneda creada como tendencia sin valor de inversión o para seguir una moda), que en cuestión de horas alcanzó una impresionante capitalización de mercado de casi 5.500 millones de dólares.

La primera emisión incluyó 200 millones de 'tokens' (unidades digitales que se pueden comprar y vender), con planes de liberar otros 800 millones en los próximos tres años. El año pasado, en un evento sobre criptomonedas, Trump prometió convertir a Estados Unidos en «la capital cripto del planeta».

La Casa Blair, donde ha pernoctado, es la residencia oficial destinada a mandatarios extranjeros que visitan Washington. En esta ocasión, Trump y su esposa Melania se alojan allí porque ya no poseen el famoso hotel Trump International, vendido hace cuatro años. Este domingo, Trump recibe en la Casa Blair a diputados y senadores republicanos para un desayuno antes de un día repleto de actividades.

El sábado por la noche, el presidente partió de su mansión de Mar-a-Lago a bordo de un avión oficial, en un regreso triunfal que contrasta drásticamente con su salida en 2021. Aquel viaje, cargado de deshonra, lo dejó marcado por la acusación de haber incitado el saqueo del Capitolio, envuelto en múltiples denuncias de fraude electoral, dos veces sometido a un 'impeachment' y con varias imputaciones judiciales a cuestas.

Entonces, era un líder repudiado por buena parte del país, aislado políticamente y señalado como una figura tóxica. Hoy, su retorno simboliza no solo su resurgimiento, sino también el poder de su narrativa para transformar el rechazo en una base de partidarios aún más leal y activa. Vuelve con sus índices de popularidad más altos, recibido con honores y reivindicado por las urnas.

El sábado por la noche, Trump se rodeó de su base más leal en uno de sus campos de golf en Virginia, junto a su esposa y su hija Ivanka. Allí presenció un espectáculo de fuegos artificiales sincronizado con el Ave María, marcando su regreso con toda la fuerza de su segunda administración. Antes, un imitador de Elvis Presley le cantó algunas de sus canciones favoritas.

Este domingo, su agenda incluye una visita al Cementerio Militar de Arlington, seguida de un mitin multitudinario en un estadio con capacidad para 20.000 personas, en lo que promete ser su último acto antes de asumir nuevamente la presidencia.

Por la noche, participará en una cena a la luz de las velas, su último compromiso antes de irse a dormir. Al amanecer, entrará en la Casa Blanca, acompañará a Joe Biden al Capitolio y jurará el cargo en el interior de este, bajo techo, debido a la ola de frío polar que congelará la capital.

Mientras tanto, Joe Biden, que pasó la noche a pocos metros de distancia, en la Casa Blanca que pronto dejará atrás, ha optado por mantenerse al margen. Este domingo viaja a Carolina del Sur, el estado que marcó el punto de inflexión en su campaña presidencial de 2020. Allí logró una victoria inesperada en las primarias que lo catapultó hacia la presidencia, un legado que ahora observa desde la distancia mientras cede el escenario a su sucesor.