Starmer y Carlos III, la nueva sintonía del laborismo con la Corona
Nacido al abrigo de los sindicatos, el Partido Laborista se ha movido entre la crítica, la reserva y el pragmatismo hacia la monarquía británica. No han faltado las tensiones ni las reconciliaciones
Starmer cancela el plan Ruanda en su primer día como primer ministro
![Carlos III recibe en audiencia a Keir Starmer el pasado 5 de julio, tras canar en las urnas a los 'tories'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/07/09/real-RNK7RfMMguzjEFKU66b92ZM-1200x840@diario_abc.jpg)
Que Keir Starmer odia al Rey, y a la monarquía, es uno de los últimos bulos que corrieron al final de la campaña electoral que concluyó el pasado jueves con el triunfo de los laboristas en las elecciones generales. El origen, sin embargo, ... no estuvo en el anonimato de las redes sociales, sino en el de las filas conservadoras, que según un análisis de Politico, se gastaron unas 15.000 libras (casi 18.000 euros) en ocho anuncios en Meta, que incluye Facebook e Instagram, centrados en la idea de que los laboristas son abiertamente antimonárquicos, usando para ello unas declaraciones de antiguas de Starmer en el documental 'The Queen's Lawyer' ('El abogado de la Reina') en las que afirmaba que era «extraño» que le hubieran hecho Consejero de la Reina -un título que se le otorga a los principales abogados de Gran Bretaña- debido a la postura que mantuvo en su juventud a favor de la abolición de la monarquía. No obstante, se entiende que aquello fue una reflexión sobre sus consideraciones privadas de entonces, de las que luego se retractó, y nunca ha expresado ideas abolicionistas en público.
Y es que a título individual, es conocido que algunos miembros del Partido Laborista tienen puntos de vista republicanos o críticos hacia la monarquía, opiniones que tienden a ser minoritarias y no reflejan la posición oficial del partido. A pesar de críticas ocasionales sobre el papel y los gastos de la Corona, la formación generalmente ha optado por un enfoque de pragmatismo y respeto institucional hacia la Casa Real en la era moderna.
La relación entre ambas instituciones ha evolucionado significativamente a lo largo del tiempo, reflejando tanto los cambios políticos como sociales que se han producido a lo largo de las décadas. Fundado en los albores del siglo XX para representar los intereses de la clase trabajadora y los sindicatos, el Partido Laborista inicialmente mostró algunas reservas hacia la monarquía, un símbolo, para muchos dentro y fuera del partido, de la aristocracia y la élite.
Pragmatismo e identidad
Sin embargo, conforme creció en influencia y se convirtió en un actor político central, fue adoptando una postura más pragmática hacia una institución fundamental para entender la cultura, la identidad y la historia británica. Así, durante sus períodos en el gobierno, los líderes laboristas han mantenido una relación formal y respetuosa, y han reconocido su papel integral en la estructura constitucional y protocolar del Reino Unido, con la participación activa de sus líderes en eventos ceremoniales clave, como la apertura del Parlamento.
Sin embargo, también ha habido períodos de tensión entre ambos actores, como durante el gobierno de Tony Blair en la década de 1990. En abril de 2011, durante la fastuosa boda de Guillermo y Catalina de Cambridge en la Abadía de Westminster, un nombre notablemente ausente entre los invitados de honor fue el del ex primer ministro laborista. El Palacio de Buckingham justificó esta omisión alegando un protocolo que requería pertenecer a la Orden de la Jarretera, distinción que Blair no ostentaba. Pasaron años antes de que Blair fuera condecorado por la Reina Isabel II, lo que alimentó las especulaciones sobre su mala relación. Se han citado varios motivos para esta tensión, entre ellos un incidente durante una estadía de Blair en el Castillo de Balmoral, revelado en las memorias de su esposa, Cherie Blair, donde esta detalló que sufrió un registro no autorizado de sus pertenencias por parte de los sirvientes de la Reina, y también reveló que en una visita posterior al mismo lugar, fue cuando concibieron a su hijo porque, sabiendo que probablemente iban a escarbar de nuevo en su equipaje, evitó empacar, avergonzada, lo que denominó como su «equipo anticonceptivo».
![Isabel II, Tony Blair y su esposa Cherie entonan la canción escocesa de despedida 'Auld Lang Syne', en la Nochevieja de 1999](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/07/09/tony-U40547662838UMu-760x427@diario_abc.jpg)
Otro punto de discordia histórico fue la manera en que Blair manejó la crisis tras la muerte de la Princesa Diana. Aunque inicialmente ayudó a suavizar la situación y aconsejó a la Reina sobre cómo responder ante los británicos, unos comentarios posteriores en un documental de la BBC provocaron disgusto en el Palacio y ahondaron las grietas en la relación. Después de aquello, el proceso de concesión de honores se retrasó, ya que no se le podían dar a políticos que sucedieron a Blair sin antes dárselos a él, un momento que llegó por fin en el 2022. Pero estos hechos eran más una tensión a nivel personal de la reina y el ex premier que entre la monarquía y el partido.
Incluso el ex líder laborista Jeremy Corbyn señaló en un debate contra Boris Johnson en el 2019 que la monarquía necesitaba «mejorar» y en el 2017, cuando se le preguntó sobre la abolición de la monarquía, respondió que «no hay nada (que decir) al respecto porque no lo vamos a hacer». Sobre su relación con la difunta monarca, aseguró que «nos llevamos absolutamente bien, y no creo que ella deba ser involucrada en la discusión política». La pregunta llegó ya que en los años 90 había respaldado el Proyecto de Ley de la Commonwealth de Gran Bretaña, presentado al Parlamento por el fallecido Tony Benn el 1 de julio de 1996, que pretendía la abolición de la monarquía y el fin del estatus constitucional de la Corona y la Cámara de los Lores. El Proyecto de Ley proponía un Jefe de Estado electo. Pero aquella idea quedó en nada.
Starmer, mientras tanto, es el primer primer ministro que el Rey Carlos III nombra, aunque es el tercero que conoce desde que llegó al Trono, y se verán con frecuencia en las audiencias semanales entre ambos. En teoría, el soberano se eleva por encima del partidismo político, pero entre bambalinas se comenta que tiene una muy buena química con Starmer, a quien otorgó el título de caballero de la Orden del Baño por sus servicios en derecho y justicia penal cuando aún él era Príncipe de Gales, en el 2014. Cabe recordar que, según se dice aunque por supuesto nunca fue confirmado por ella, que la reina tuvo un favorito entre los 15 primeros ministros a los que conocían, y era precisamente un laborista: Harold Wilson.
![El Rey Carlos habla con Starmer durante una audiencia en el Palacio de Buckingham](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/07/09/royal-U33026662462OVh-760x510@diario_abc.jpg)
Según declaró el historiador experto en monarquía Ed Owens a 'The New York Times': «Un gobierno laborista bajo Keir Starmer estará más sintonizado con los problemas sociales» que «han estado en el radar del Rey durante mucho tiempo. Existe una coincidencia de ideas» entre ellos, como la preocupación sobre la cuestión climática, la crisis de la vivienda, la pobreza o la relación con la Unión Europea, e incluso su posición en contra del ya cancelado plan de enviar a los solicitantes de asilo a Ruanda, una medida que según recoge la prensa local había sido calificado como «espantosa» por el monarca y que Starmer lanzó por la borda en su primer día en Downing Street.
«God save the King»
Lejos quedan aquellos días en que el primer líder parlamentario de los laboristas Keir Hardie, en quien dicen que los padres de Starmer se inspiraron a la hora de elegir su nombre, escribió una vez que «el despotismo y la monarquía son compatibles; la democracia y la monarquía son una conexión impensable» y Starmer, que hizo una purga dentro del partido que hizo que ahora esté más cohesionado, incluso declaró «God save the King» en el congreso del partido en el 2022.
Y no es casualidad, dicen los académicos, que en la cena de gala en honor del Emperador de Japón que se celebró en el Palacio de Buckingham una semana antes de las elecciones, a Starmer le tocara sentarse al lado de Clive Alderton, el principal secretario privado del Rey. Para Owens, «no hay duda de que Carlos ha demostrado ser más confrontacional en términos de sus posiciones constitucionales, ha tomado posiciones públicas sobre temas clave de una manera que Isabel II nunca habría soñado hacer» y considera que «hay estas sinergias entre el Rey y los laboristas»; por ejemplo, «Starmer ha dejado claro que los laboristas quieren una política de reindustrialización verde y eso encaja con lo que el Rey ha estado diciendo desde finales de la década de 1960. Parece haber una coincidencia de ideas».
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