La OTAN se resigna al giro de EE.UU. sobre Ucrania dictado por Trump
«Tenemos que asegurarnos de que Putin nunca vuelva a atacar a Ucrania», advierte Mark Rutte
Directo | La última hora de las negociaciones para el fin de la guerra en Ucrania
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, intenta suavizar el terrible impacto político que ha producido la decisión del presidente norteamericano Donald Trump de entablar por su cuenta negociaciones sobre la paz en Ucrania. Afirma Rutte que la Alianza «está unida» y que ... Ucrania estará siempre presente en las negociaciones para poner fin a la guerra, sobre cuyo resultado no quiso adelantar ninguna precisión. Después de una reunión de ministros de Defensa, la primera en la que participaba Pete Hegseth, el nuevo jefe del Pentágono, Rutte admitió que los aliados no fueron advertidos de la decisión de Trump de llamar por teléfono al dictador ruso Vladímir Putin, aunque preveían que sucedería porque ya lo había anunciado en la campaña electoral.
Por su parte, Hegseth insistió en que la posición norteamericana que ha roto la política de aislamiento político que todos los aliados habían impuesto a Putin «se basa en el reconocimiento de las realidades sobre el terreno», lo que viene a ser un reconocimiento de la incapacidad de revertir militarmente la situación y que el presidente Trump quiere acabar cuanto antes con la guerra, aunque sea poniendo sobre la mesa las exigencias del dictador ruso. «La razón por la que han empezado las negociaciones es porque Putin reacciona ante las posiciones de fuerza» que ha exhibido Trump, que de este modo demostraría que «es el único en el mundo que puede llevar a los dos (Putin y Zelenski) a una negociación para lograr una paz duradera».
Varios asistentes a la reunión, entre ellos el ministro alemán Boris Pistorius, o la jefa de la diplomacia europea Kaja Kallas, han lamentado que Trump haya aceptado las exigencias de Putin antes incluso de que empiecen las negociaciones, incluyendo el compromiso de que Ucrania no será miembro de la OTAN. Para Kallas, que asistía a la reunión de la OTAN, «el ingreso de Ucrania en la OTAN sería la mayor garantía de seguridad y sin duda la más barata. Si decimos que no van a ser miembros de la OTAN pero que habrá garantías de seguridad, entonces todos tenemos que definir cuales serían esas garantías». La ex primera ministra estonia afirmó que «si ponemos en la mesa todos los elementos antes incluso de que comiencen las negociaciones, estamos jugando en el campo de los rusos. Eso es lo que quieren. Eso es apaciguamiento y no ha funcionado nunca. Si hay acuerdo a nuestras espaldas, sencillamente no funcionará porque para cualquier salida se necesitará que la pongamos en marcha los europeos y los ucranianos. Los ucranianos van a resistir y nosotros les apoyaremos» dijo la representante de la UE.
Rutte, sin embargo, en su papel de conciliador dentro de la OTAN, justificó la posición norteamericana diciendo que «aún no podemos predecir el resultado» de este proceso y que de todos modos a Ucrania «nunca se le prometió» que se le permitiría convertirse en miembro de la OTAN una vez que se alcanzara un acuerdo de paz con Rusia.
Protegerse de China
Hegseth insistió en que Europa «debe invertir mas y más rápidamente» en su propia defensa, porque Estados Unidos pretende centrar su atención en «proteger sus intereses en la región de Asia-Pacífico» para disuadir a China ante sus intenciones expansionistas.
Según el representante norteamericano, Washington mantendrá los compromisos ya acordados sobre la ayuda militar a Ucrania, pero su continuidad no está asegurada porque dependerá del desarrollo mismo de las negociaciones que Trump pretende llevar a cabo. Respecto a los valores y a los principios que los aliados han afirmado sostener desde la invasión de Ucrania, Hegseth lo definió de una forma muy gráfica: «los valores son importantes pero no sirven para disparar» y, en términos estratégicos, «no hay nada como la potencia» militar.
En este sentido, insistió en que para Estados Unidos la prioridad es lograr «una paz duradera a través de la fortaleza, restableciendo la disuasión y los demás aliados deberían hacer lo mismo». De hecho, lo que ha quedado claro después de esta reunión es que la única salida que le han dejado a los aliados europeos es adoptar lo que Rutte ha calificado como «una mentalidad de guerra» y aumentar significativamente y a toda velocidad sus gastos militares y su capacidad de producción de armamento.
Aumentar el presupuesto
Ese rumbo es imprescindible para Europa si quiere mantener una disuasión efectiva ante Rusia, porque Estados Unidos se está retirando. Por ahora, el secretario de Defensa dijo que mantendrá los compromisos de ayuda militar a Ucrania que ya se habían comprometido anteriormente, pero no se puede esperar que ese apoyo se mantenga si las negociaciones que promueve Trump llegan a algún resultado o incluso si no llegan a un desenlace positivo, porque ahora el interés de Washington se trasladará a corto plazo hacia el Pacífico, donde son conscientes de que tendrán que vérselas con China. Pero, a la vista de lo que ha hecho Trump con el conflicto de Oriente Próximo y la guerra de Ucrania, es difícil descartar que no acabe negociando también con Pekín.
Hasta la ministra española, Margarita Robles, que representa en esta reunión al país que menos invierte en sus presupuestos militares, debió entender que el Gobierno ha de prepararse para dar este paso. Para ello, empezó a exhibir teorías acerca de que «España cree firmemente en la paz y el gasto en defensa es para la paz», que es una formulación destinada muy probablemente a intentar persuadir a sus socios de extrema izquierda y alérgicos al presupuesto militar para que lo apoyen. Los ministros de los países considerados como los aliados políticos de Putin, de Trump o de los dos a la vez, como Hungría o Eslovaquia, fueron muy discretos en la reunión de ayer en la sede de la OTAN.
Esta reunión ha sido también el estreno de Rutte como secretario general de la OTAN en una crisis de estas características. El holandés se ha pasado el día intentando ayudar a que los aliados digieran la iniciativa de Trump y al mismo tiempo mostrar cierto alineamiento con esa parte de las exigencias del norteamericano. En esta tarea, insistió en todas las formulaciones posibles en recalcar que los estadounidenses no cuestionan su compromiso con la Alianza, pero exigen que todos los Estados miembros «contribuyan con su parte justa» a los gastos de defensa conjunta. Pero sus alusiones al aumento constante de los gastos militares por parte de los europeos en su conjunto, no tuvieron mucho efecto en las posiciones de representante norteamericano.
De hecho, Hegseth llegó a mencionar el Artículo 3 del tratado de Washington que especifica, en efecto, que los aliados se comprometen a dotarse de capacidades de autodefensa suficientes y recordó una frase del presidente Dwight Eisenhower que en el inicio de la Guerra Fría llegó a decir que algunos aliados querían «hacer del ‘tio Sam’ el ‘tío pagafantas’».