ISRAEL EN GUERRA
La ruta por el desierto del proceso de paz israelo-palestino cumple 75 años
Desde los Acuerdos de Oslo todas las negociaciones han sido de 'mínimos'
Israel advierte que la guerra en Gaza será larga y habrá «escenas difíciles de digerir»
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Aunque suene simplista, el núcleo del drama del llamado 'proceso de paz de Oriente Próximo' es que sobra un pueblo en la región. Los palestinos, con toda razón, quieren poseer un Estado como los demás. Pero nadie quiere encogerse para hacerles hueco. De ahí que ... las sucesivos procesos de negociación en el más antiguo y complejo problema diplomático mundial, desde que a mediados de los años 70 las naciones árabes decidieron poner punto final a las guerras contra Israel, siempre hayan acabado en fracaso.
Otra premisa importante al abordar el conflicto israelo-palestino es recordar que la aspiración palestina a tener su propio Estado no es un mandamiento del islam. Con frecuencia se olvida que no todos los palestinos son seguidores del Corán, si bien gran parte de la población no musulmana se ha visto obligada a emigrar, y hoy los cristianos palestinos representan apenas el 2 por ciento en Cisjordania y el 1 por ciento en Gaza. El conflicto entre palestinos e israelíes no es entre islam y judaísmo, aunque a los fundamentalistas de Hamás les interese presentarlo como una guerra de religión. El problema es político, y las dos partes están cargadas de argumentos a su favor.
La aspiración maximalista del mundo árabe –destruir el Estado de Israel para crear el de Palestina en su lugar– se abandonó tras la última gran guerra de 1973. A partir de ese año, las negociaciones avanzaron a gran ritmo hasta alcanzar su punto culminante con los llamados Acuerdos de Oslo de 1993. En ese pacto, los palestinos reconocían el derecho a existir del Estado de Israel a cambio de que este les devolviera los territorios ocupados en la última guerra en Cisjordania y la franja de Gaza. Quedó irresuelto el problema del retorno de millones de palestinos en el exilio y el de Jerusalén como capital también del nuevo Estado árabe.
El asesinato del primer ministro Isaac Rabin, uno de los firmantes de los acuerdos, produjo en 1995 la suspensión de su aplicación. Cinco años más tarde, el presidente Clinton retomó el proceso en Camp David, y esta vez fue Arafat el que suspendió las negociaciones porque los israelíes ya no ofrecían el cien por ciento de los territorios ocupados en Cisjordania y Gaza.
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No se reanudaría la negociación hasta el 2002, cuando el llamado Cuarteto de Oriente Medio (EE.UU., Rusia. la ONU y la UE) estableció lo que llamó 'hoja de ruta' para la convivencia entre los dos Estados. Al proceso se unió en 2007 la Liga Árabe, pero ese año saltó la disputa interna entre el presidente palestino Abas y los radicales de Hamás. El paripé entre las dos facciones no convenció a Israel, que se sintió fortalecida primero con la llegada de Trump en 2017 y luego con la tibieza de Biden.
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