La policía entra en Columbia y desocupa el edificio tomado por activistas pro-palestinos
Los gestores de la universidad amenazaron con imponer suspensiones a los alumnos que participan en el campamento, en medio de acusaciones de mensajes antisemitas y acoso a estudiantes judíos contra los acampados
La Universidad de Columbia empieza a suspender a los estudiantes del campamento pro-palestino
Un despliegue policial enorme tomó este martes por la noche el campus de la Universidad de Columbia, en Nueva York, para desmantelar las protestas estudiantiles pro-palestinas que han agitado la vida estudiantil y han sido el germen de movilizaciones similares en todo EE.UU.
Cientos de agentes se desplegaron por el campus urbano de la prestigiosa universidad neoyorquina, en el barrio de Morningside, a pedido de las autoridades de Columbia. La decisión se tomó el mismo martes por la mañana, después de que un grupo de manifestantes entraran por la fuerza y ocuparan Hamilton Hall, uno de los edificios de la universidad.
Esto ocurría después de que en la víspera, los gestores de la universidad amenazaran con imponer suspensiones a las decenas de alumnos que llevan dos semanas en un campamento pro-palestino en uno de los jardines principales del campus, en medio de acusaciones de mensajes antisemitas y acoso a estudiantes judíos contra los acampados.
La amenaza tuvo cierto impacto, pero decenas de estudiantes decidieron seguir en el campamento, liderado por el grupo Columbia University Apartheid Divest (CUAD), que exige a la universidad que cancele todos los lazos financieros e inversiones en compañías que participan en la «ocupación y genocidio de Palestina». Algunos de ellos, doblaron la apuesta contra las autoridades y rompieron ventanas y armaron barricadas en el edificio ocupado. Según CUAD, esa acción fue ejecutada por lo que definieron como un «grupo autónomo».
«Después de que la universidad tuviera conocimiento de que Hamilton Hall había sido ocupado, atacado y bloqueado, no nos han dejado opción», dijo la universidad sobre el pedido a la policía de Nueva York para que entrara en el campus.
Pasadas las nueve de la noche (tres de la mañana del miércoles en España), los agentes penetraron por el segundo piso del edificio ocupado desde un camión-grúa. Poco después, comenzaba el goteo de manifestantes detenidos, muchos de ellos gritando «¡Palestina libre!» al entrar en los camiones penitenciarios que les conducirían a la comisaría. Según la universidad, muchos de los activistas que han liderado esa ocupación no están afiliados con Columbia.
En la esquina de la avenida Amsterdam y la calle 113, en una barrera policial para que nadie entrara en el campus, centenares de manifestantes abucheaban a los agentes y vitoreaban el paso de los camiones con detenidos. En ese punto, como en muchos otros durante la noche, hubo altercados -aquí, una pelea a puñetazos entre un protestante pro-palestino y otro pro-judío- y varios arrestos. «¡Dejadlos libres!», gritaban a los agentes sobre los arrestados un grupo de jóvenes, con los rostros tapados y la kufiya palestina sobre la cabeza. «¡Liberad a los rehenes!», gritaba como réplica un manifestante pro-israelí en referencia las decenas de civiles y militares capturados por Hamás el pasado 7 de octubre, en el ataque terrorista que dio lugar a la guerra de Gaza.
Habrá que ver el impacto de esta intervención policial. Hace dos semanas, Columbia llamó a la policía para el desmantelamiento del campamento-protesta, y esa operación acabó con un centenar de detenidos. Las imágenes de los disturbios provocaron un efecto llamada y aparecieron campamentos y protestas en decenas de universidades de todo el país. El mismo martes, hubo altercados y arrestos en universidades de todo el país. Desde City College, a muy pocas manzanas de Columbia, hasta universidades de Texas o California. «Esto solo va a hacernos más fuertes, esto no nos va parar, ya verás», pronostica Mahdawi. Hacia la medianoche, la situación se había calmado. En los aledaños de la universidad solo quedaban un puñado de manifestantes pro-palestinos y curiosos, en medio de una presencia policial abundante. El campus había quedado vaciado y la policía informó de que no había nadie en el campamento. Solo quedaban decenas de tiendas en pie y enseres abandonados.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete