Polémica en Alemania: Scholz y la ministra de Exteriores se saltan una prohibición de vuelo para ir a la Eurocopa

El canciller alemán Olaf Scholz y su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, asistieron al partido de la Eurocopa en Fráncfort del 23 de junio y se emocionaron con la victoria contra Suiza. Sus fotografías aparecieron en todas las redes sociales y medios de comunicación. Después, poco antes de medianoche, Scholz despegó a las 23:30 horas para volar a Berlín, mientras que la ministra Baerbock despegó a las 23:54 horas hacia Luxemburgo, donde al día siguiente tuvo lugar la reunión de ministros de Exteriores de la UE, a pesar de la prohibición.

Desde 2012, según una decisión del Tribunal Administrativo Federal de Leipzig, ningún avión puede despegar del aeropuerto de Fráncfort entre las 23.00 y las 5.00 horas. El partido los Verdes, al que pertenece la ministra Baerbock, ha hecho desde entonces campaña por un endurecimiento de la norma, concretamente para ampliar la prohibición des de las 22:00 horas hasta las 06:00, y, en los meses previos al Campeonato europeo de Fútbol, han rechazado expresamente las excepciones debidas al evento deportivo. Sólo son posibles excepciones hasta la medianoche, por ejemplo debido a retrasos causados por tormentas, asistencia médica u operaciones de catástrofe, así como para vuelos de especial interés público.

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La justificación ofrecida por el Ministerio de Economía de Hesse, responsable en última instancia de permitir o no estos vuelos excepcionales, ha sido precisamente el «interés público». «De acuerdo con la práctica administrativa anterior de larga data, los vuelos de miembros de alto rango del gobierno representan un propósito de interés público, lo que excepcionalmente justifica un inicio retrasado después de las once de la noche», explica un comunicado del gobierno regional de Hesse. «Estos vuelos, como en el presente caso, están exentos de las restricciones operativas locales», añade.

El comunicado no menciona, sin embargo, que ese mismo argumento se ha negado a los futbolistas de las selecciones nacionales, que se han visto obligados a pernoctar en la ciudad después del partido.

Baerbock es objeto de críticas, además, por el hecho de que su vuelo de Fráncfort a Luxemburgo recorrió una distancia de 184 kilómetros y, por lo tanto, se considera un vuelo de corta distancia. Su partido, los Verdes, critica con severidad estos vuelos debido a su alto efecto contaminante, y recomienda realizar esos trayectos en tren. Incluso han llevado en su programa electoral la prohibición de los vuelos de corto recorrido. «Primero, hacen que volar se convierta casi en una locura injustificable para los ciudadanos de a pie y, después, incluso se saltan las normativas: esto es la doble moral verde en su máxima expresión», ha calificado el liberal de Hesse, Stefan Naas, desde el interior de la 'coalición semáforo', de la que forman también parte socialdemócratas y liberales.

Desde la oposición, Serap Güler, de la Unión Cristianodemócrata (CDU), ha recordado que «con el tren habrían sido solamente tres horas y medio de recorrido» y se ha preguntado si «los Verdes están dispuestos a justificar este doble rasero o a reconocer que sus exigencias están ya en decadencia». «Asumió el cargo con la promesa de viajar siempre en tren y abolir los vuelos de corta distancia, pero ahora está estableciendo otras prioridades. Por supuesto, el fútbol es una razón importante», ha sido uno de los comentarios más reenviados en redes.

Desde Luxemburgo, Baerbock viajó a Israel, los territorios palestinos y el Líbano, a mediodía del día siguiente, lo que ha causado también críticas por la frivolidad de su agenda, que hizo hueco para el partido en medio de reuniones tan decisivas para la política exterior alemana y que deberían haber recabado toda su atención esa noche.

En el caso de Olaf Scholz, fueron dos los aviones gubernamentales de la Luftwaffe que aterrizaron y despegaron esa noche en el aeropuerto, debido a que, por motivos de seguridad, siempre debe haber un avión de reemplazo disponible para el Canciller Federal. Es el este llamado «repuesto caliente» y multiplica por dos tanto el presupuesto público del viaje como las emisiones de CO2 emitidas a tal efecto.