Perfil | Silvio Berlusconi, magnate y primer populista de Italia salpicado por los escándalos
El ex primer ministro y líder de Forza Italia ha fallecido, a los 86 años, en el hospital de San Rafael de Milán víctima de una leucemia
El artífice del mejor Milan de todos los tiempos
Berlusconi, un seductor en un país que ama el populismo
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Silvio Berlusconi (Milán, 1936-2023) ha sido un protagonista destacado de la política italiana durante casi tres décadas, siendo tres veces primer ministro. Su fallecimiento tiene un gran impacto en Italia y en en todo el planeta, porque el magnate era uno de los políticos ... más longevos y con más años de actividad en primera línea, en todo el mundo occidental.
Inició su actividad empresarial en la construcción. En 1975 creó la empresa financiera Fininvest, que se convirtió en uno de los grupos empresariales más importantes de Italia y de Europa, con una facturación de 6.000 millones de euros en el año 2021. Apoyándose en sus dotes de gran comunicador, Silvio Berlusconi descendió a la arena política en octubre de 1993. Tres meses después, en enero de 1994 fundó el partido Forza Italia, de centro derecha. Conocido como Il Cavaliere, por haber recibido en 1977 la Orden del Mérito al Trabajo, creó la televisión privada en Italia, con una red de tres canales agrupadas en Mediaset, que, junto con su grupo editorial Mondadori, le ayudaron a su lanzamiento en política.
En mayo 1994 ganó las elecciones con Forza Italia, llenando el vacío que dejó la eliminación de toda una clase política a causa de la llamada operación 'Manos Limpias', el proceso judicial italiano iniciado en 1992 que descubrió la corrupción de los principales partidos políticos y de diversos grupos empresariales y numerosas autoridades.
En este contexto, la figura de Silvio Berlusconi constituyó una gran novedad. Prometió grandes reformas liberales y hacer de Italia un país moderno. «Haré funcionar al país con el mismo éxito que he logrado en mis empresas», aseguraba. En cierta forma, fue el primer populista en Italia. Se presentó como un gran empresario, detestando, cosa que ha hecho siempre, a los políticos. Nunca ocultó que aborrecía a los políticos profesionales, pero nadie como él se aferró al poder.
Su gran proyecto
Silvio Berlusconi fracasó en su gran proyecto de una gran revolución liberal como había prometido. Cuando en noviembre 2011 abandonó la jefatura del Gobierno por tercera vez, tras permanecer casi 10 años en el Palacio Chigi, sede del Ejecutivo, a lo largo de un periodo de 17 años, dejó a su sucesor, el tecnócrata Mario Monti, un país en profunda crisis económica, con una deuda colosal de 1,9 billones de euros, la cuarta del mundo, con un crecimiento prácticamente nulo en la década anterior, un país, en definitiva, necesitado de profundas reformas.
Algunos analistas apuntan que, para salvar y relanzar su imperio de Fininvest, Berlusconi se lanzó al ruedo político
En realidad, Silvio Berlusconi se lanzó al ruedo político, según comentaron los analistas, para salvar Fininvest, grupo endeudado, y relanzar su imperio económico. Il Cavaliere permaneció en el poder sin resolver un increíble conflicto de intereses, como no se conocía en ningún país occidental. Además, elaboró una veintena de leyes 'ad personam' para evitar ser procesado y condenado por algunos delitos.
Escándalos
Sus últimos años como primer ministro estuvieron dominados por diversos escándalos de corrupción y procesos judiciales. Con sentido del humor, que nunca le faltó, a veces contaba a sus invitados: «En la noche me miro al espejo y parece que veo a Al Capone». La anécdota refleja cómo Il Cavaliere logró metabolizar lo que constituyó una costumbre en su aventura política: su permanente batalla con la Justicia. «Convivo con procesos -una treintena de causas en total-, en los que me he gastado cientos de millones», confesaba. 'Playboy' en su juventud, cantante en naves de crucero por el Mediterráneo, empresario de éxito, se convirtió en uno de los hombres más ricos de Italia, con un patrimonio de casi 7.000 millones de euros, según la revista Forbes.
La vida de Silvio Berlusconi pareció la del protagonista de una telenovela: hubo poder, dinero, amores y sexo. Cuando sólo era magnate de la televisión, sus escapadas sexuales con las jóvenes soubrette de sus televisiones constituían un hecho privado. Pero sus correrías de los últimos años como primer ministro fueron de dominio público, sobre todo porque algunas de estas jóvenes llegaron a ser diputadas, europarlamentarias y consejeras regionales o provinciales. Sin medias tintas, el ex presidente de la República, Francesco Cossiga, hizo esta reflexión: «También en nuestros tiempos de democristianos, socialistas y comunistas había quienes tenían amantes y las compensaba con regalos, pero a ninguno se le habría pasado por la mente sentar a una amante en los escaños del Parlamento, quizás haciéndola ministra». A Berlusconi, sí se le ocurrió.
En respuesta a este comportamiento machista y sexista, Verónica Lario, la segunda esposa de Berlusconi, mandó una carta al periódico más anti berlusconiano de Italia, 'La Repubblica', para que el bofetón fuera mayor: «A mi marido y al hombre público le exijo públicamente disculpas, no habiéndolas recibido en privado».
La ruptura matrimonial llegó en 2008, cuando Verónica Lario supo que Il Cavaliere había asistido a la fiesta del decimoctavo cumpleaños de la joven Noemi Letizia. En un e-mail a la agencia ANSA, Verónica escribió: «No puedo permanecer con un hombre que frecuenta menores». Le llamó «enfermo» y «cerdo», e incluso lo representó como el emperador o el dragón al que le vienen sacrificadas legiones de vírgenes. Todo ello lo remató calificando de «basura sin pudor» el que Berlusconi presentara a misses y bellas jóvenes en listas electorales.
Entre sus casos más sonados estuvo el de la despampanante Bárbara Matera, una bailarina a quien mandó como eurodiputada a Estrasburgo. O Nicole Minetti, ex higienista dental, a quien promovió como consejera en la región de Lombardía (12.000 euros al mes) y a la que convirtió en su amante.
Proceso Ruby
Por el Palacio Grazioli de Roma, en su lecho gigante regalado por su amigo el presidente ruso Putin, y por la mansión lujosa de Villa Certosa, en Cerdeña, así como la enorme residencia San Martino en Arcore (Milán) pasaron jóvenes y prostitutas reclutadas habitualmente por tres personajes procesados «por favorecer la prostitución»: el agente de espectáculos Lele Mora, su amigo el periodista Emilio Fede y la consejera Nicole Minetti.
Así fue captada la joven marroquí Ruby 'robacorazones' cuando tenía 17 años, presentada por Berlusconi como la «sobrina del ex presidente egipcio Mubarak», una historia increíble que hizo exclamar a Annamaria Fiorillo, la primera jueza que interviene en el caso Ruby: «¿La sobrina de Mubarak? Entonces yo soy Nefertiti, la reina del Nilo». Lo alucinante es que 315 diputados firmaran en el Parlamento esa versión del «sultán» de transformar una prostituta marroquí en una egipcia. El periodista y diputado Paolo Guzzanti califica este «sistema basado en la corrupción moral» como 'mignottocrazia' (putocracia).
El caso Ruby se alargó durante años y fue conocido como el proceso del 'bunga bunga', expresión conocida desde el 2010, para indicar las fiestas erótico-sexuales que tenían lugar en las villas de Silvio Berlusconi. El último capítulo se escribió en febrero pasado. Silvio Berlusconi fue absuelto de la acusación de corrupción en documentos judiciales sobre el caso conocido como 'Ruby Ter', porque «el hecho no subsiste». Además del exprimer ministro, fueron absueltos por el Tribunal de Milán, siempre con la fórmula del «hecho no existe», otros 28 procesados, incluyendo a una veintena de jóvenes que eran invitadas, en la villa del magnate en Arcore (Milán), a las veladas que 'Il Cavaliere' denominaba «cenas elegantes», conocidas popularmente como festines de 'bunga bunga'.
«Cuestión técnica»
A pesar de la absolución, que el Tribunal justificó por una «cuestión técnica», la fiscalía reiteró su acusación, señalando que Berlusconi pagó a las jóvenes para que no dijeran durante el proceso la verdad de lo que vieron durante los festines de «bunga bunga». Entre las procesadas, la más famosa era Karima el Mahroug, de origen marroquí, con el apodo de «Ruby Robacorazones», que en la época de los hechos tenía 17 años, lo que suscitó un gran escándalo, que Il Cavaliere intentó apagar diciendo que desconocía la edad de la joven.
Para Berlusconi, los fiscales Tiziana Siciliano y Luca Gaglio habían solicitado una pena de 6 años de prisión, y el secuestro de casi 10,8 millones de euros. Es decir, el precio de la supuesta corrupción del propietario del grupo Mediaset para comprar el silencio ante la Justicia de sus jóvenes invitadas a las veladas, por hechos ocurridos desde noviembre de 2011 hasta 2015.
Verónica Lario, segunda esposa de Berlusconi, escribió en 'La Repubblica': «No puedo permanecer con un hombre que frecuenta menores». Le llamó «enfermo» y «cerdo»
En una nota, el presidente del Tribunal de Milán, Fabio Roia, explicó los motivos de la sentencia absolutoria, sobre el proceso 'Ruby Ter', que se basaron solo en una cuestión técnica. Berlusconi exultó tras la sentencia: «Finalmente he sido absuelto, después de más de once años de sufrimiento, de fango e incalculable daño político. Ahora tuve la suerte de ser juzgado por magistrados que supieron mantenerse independientes, imparciales y justos frente a las acusaciones infundadas que se habían hecho contra mí«. Karima el Mahroug, que según su exabogado recibió cinco millones de euros de Berlusconi, anunció al término del juicio: «Es el fin de una pesadilla. Estoy muy agradecida a Berlusconi».
Récord de procesos
La soberbia y orgullo que caracterizaron al Cavaliere lo llevaron a aceptar de mala manera cualquier derrota en el campo político y empresarial. Se vio así envuelto en numerosos procesos. Cuando en las elecciones del 2006 Romano Prodi fue el vencedor frente a Berlusconi por escaso margen de votos, el magnate asimiló muy mal esa derrota. Para hacer caer el Gobierno de Prodi pagó tres millones de euros al entonces senador napolitano Sergio De Gregorio. Un tribunal de Nápoles condenó a Berlusconi por corrupción y financiación ilegal. El líder de Forza Italia calificó la sentencia como «política». El caso llegó en el 2015 al Tribunal Supremo, que consideró el delito como «corrupción indebida», pero había prescrito. El exsenador De Gregorio, acusado por corrupción, negoció una sentencia de veinte meses.

La vida política y empresarial de Berlusconi ha estado marcada por un eterno enfrentamiento con la magistratura. El líder de Forza Italia se enfrentó, en sus casi 30 años de protagonista político, a 36 procesos, un récord. Según confesión de Berlusconi, los procesos le costaron 770 millones de euros y tuvo que recurrir a 105 abogados para su defensa. Hubo de todo en los resultados: indulto, amnistía, absoluciones, prescripciones y archivados.
El líder de Forza Italia se enfrentó, en sus casi 30 años de protagonista político, a 36 procesos judiciales, que le costaron 770 millones de euros. Tuvo que recurrir a 105 abogados para su defensa
Solo una sentencia condenatoria definitiva, por fraude fiscal. El exprimer ministro fue condenado el 1 de agosto del 2013 por el Tribunal Supremo por un delito de fraude fiscal a 4 años de prisión, reducidos a un año de servicios sociales (lo realizó durante 10 meses en un asilo de ancianos en Milán), gracias a una ley de indultos del 2006. En una jornada que pasó a la historia de Italia, el 27 de noviembre del 2013, el Senado aprobó por amplia mayoría la expulsión del parlamento de Il Cavaliere. Tras las últimas elecciones del 25 de septiembre, Silvio Berlusconi volvió al Senado. Fue para él una revancha personal contra quienes hace tiempo lo dieron políticamente por muerto.
El ocaso de su carrera política
A Berlusconi se le reconocen méritos indudables en el mundo empresarial, pero sus esfuerzos en el campo político se han visto empañados por sus errores personales, con el gigantesco conflicto de intereses y su agitada vida sentimental culminada con el escándalo del 'bunga bunga'. Incluso en política, donde siempre tuvo una visión euroatlántica, con lealtad a la OTAN y decidido europeísmo, al final perdió el norte. Siguió apoyando a su amigo Vladimir Putin, tras la invasión de Ucrania. Berlusconi hizo responsable de la guerra al presidente ucraniano Zelenski en varias declaraciones, como esta que hizo el 18 de febrero: «Estamos presenciando la devastación de su país y la masacre de sus soldados y civiles. Bastaba con que dejara de atacar a las dos repúblicas autónomas del Donbass y esto no habría sucedido. Así que yo juzgo muy, muy, negativamente la conducta de este señor» [en referencia a Zelenski], dijo 'Il Cavaliere'.

En el ocaso de su carrera política, 'Il Cavaliere' se había convertido en una caricatura de sí mismo. Pero seguía captando el interés nacional e internacional, como se ha reflejado de inmediato al conocerse la noticia de su última hospitalización. Para entender el «fenómeno Berlusconi», hay que partir de un hecho: 'Il Cavaliere' ha sido un genial vendedor de sí mismo, proponiéndose como un personaje representativo de la sociedad italiana, con sus virtudes y defectos, es decir, un auténtico 'architaliano'. Muchos se identificaron y admiraron el personaje que encarnaba Berlusconi: un empresario de éxito, hecho a sí mismo, que partiendo casi de la nada ha creado un imperio mediático. Berlusconi se movió siempre sin escrúpulos en todos los terrenos, contó con los mejores abogados, y ha dominado la lógica del poder italiano e internacional.
Ambición de poder
Il Cavaliere ha sido un personaje muy divisivo, pero fascinó a buena parte de los italianos. No hay que olvidar, como apuntan algunos historiadores, que Italia tiene un vicio antiguo: el populismo. Casi siempre ha sido dominada o atraída por el populismo: un jefe capaz y determinado a conquistar el poder, reforzarlo y mantenerlo, basándose en sus dotes de seducción. En este terreno, Silvio Berlusconi se ha movido como pez en el agua. El ex primer ministro ha sido siempre un gran actor, mujeriego, un excelente comunicador, capaz de embaucar a más de diez millones de votantes, utilizando el poder fundamentalmente para sus intereses personales con numerosas leyes 'ad personam', con la ayuda de su imperio mediático. Sin duda, Silvio Berlusconi ha sido el político italiano más importante de los últimos treinta años, pero también el más divisivo.
Ha sido siempre un gran actor, mujeriego, un excelente comunicador, capaz de embaucar a más de diez millones de votantes, utilizando el poder para sus intereses personales con numerosas leyes 'ad personam', con la ayuda de su imperio mediático
El exprimer ministro fue perdiendo paulatinamente mucho apoyo, desde que en 2001 lo votaron casi once millones de personas. En las últimas elecciones generales, el 25 de septiembre, Forza Italia logró el peor resultado: 2.279.130 (8,11%), frente a 4.596.956 (14%), hace 4 años. «Berlusconi no supo envejecer, hasta el final se sintió el capo». Este es el juicio que ha hecho el exministro de Bienes Culturales, Giuliano Urbani, profesor universitario y amigo histórico de 'Il Cavaliere', uno de los fundadores de Forza Italia, en 1994. «Berlusconi vio a Giorgia Meloni como una usurpadora. Él se ha considerado siempre el centro del mundo. Fue su principal debilidad».
Por ese afán de protagonismo, soñó incluso con ser elegido por el Parlamento presidente de la República en enero de 2022, como sucesor de Sergio Mattarella. Teniendo en cuenta que el mandato del presidente son siete años, si Berlusconi hubiera sido elegido jefe del Estado, con sus muchos achaques físicos y operaciones, hubiera acabado el mandato a los 92 años. Cuando a Romano Prodi, 83 años, exprimer ministro y expresidente de la Comisión Europea, citado en ocasiones como presidenciable, le preguntaron sobre su eventual candidatura y la de Silvio Berlusconi, respondió sin rodeos: «Yo no tengo ya la edad. Al final del mandato tendría ¡90 años! En el caso de Berlusconi, está en su legítimo deseo, pero también él, si aprendiera a contar, entendería que no es factible«
Al final, Il Cavaliere tuvo que renunciar, por consejo de su propia familia, al sufrir una infección del tracto urinario. Vio así frustrado el sueño que mantenía para coronar, con la presidencia de la República, su carrera política de casi tres décadas, siendo inquilino del Quirinal, aunque hubiera sido por breve tiempo.
El mito de la inmortalidad
El magnate supo contar muy bien los números de sus empresas, pero perdió adrede la cuenta en todo lo referente con su edad, al verse rodeado siempre por jóvenes amantes. Aspiraba casi a la inmortalidad, a juzgar por las frases que, llevado por su narcisismo, disparaba cuando estaba en el apogeo del poder: «Yo soy el ungido del Señor, hay algo de divino al haber sido elegido por la gente»; «soy una víctima, me sacrifico por todos. Yo soy el Jesucristo de la política». Desde luego, también resucitó varias veces. Se le dio por muerto políticamente, pero fue siempre superviviente en la política. Por eso, habitualmente se dijo de él que tenía siete vidas. No permitió que en su partido hubiera un delfín y no dejó sucesor. No consintió que alguien le hiciera sombra.
Al que fue su ministro de Defensa y de Exteriores, Antonio Martino, el 'Cavaliere' le aconsejó: «Si vales nueve, no debes rodearte de colaboradores que valen diez, porque entonces te hacen sombra», según confesó el propio Martino. «Le respondí -añadió el exministro- que los grandes líderes a menudo se han visto rodeados de colaboradores que les han servido para que hicieran su fortuna». Sin duda, fue el caso de Berlusconi.
Él siempre quiso y logró sentarse en la mesa del poder, aunque fuera compartido como en su última etapa, al formar parte del Gobierno de coalición encabezado por Giorgia Meloni.
Larga historia clínica
Del Berlusconi político es sabida su vida y milagros. Se conoce su agitada vida privada, divorcios y amantes, pero el Cavaliere ha intentado que sus enfermedades sean algo íntimo y privado, casi como para preservar su imagen de hombre fuerte, con potencia viril, «técnicamente inmortal» (así lo definió Umberto Scapagnini, su médico anterior a Zangrillo, fallecido en el 2013). Pero como toda mortal, Berlusconi ha tenido sus achaques, algunos muy graves, y tuvo que ser «restaurado» frecuentemente, al margen de sus muchos lifting y trasplante de pelo.
A lo largo de 27 años, fue hospitalizado en veinte ocasiones y fue sometido a nueve operaciones quirúrgicas En el año 2000 se reveló que había tenido cáncer de próstata
A lo largo de 27 años, fue hospitalizado en veinte ocasiones y fue sometido a nueve operaciones quirúrgicas En el año 2000 se reveló que había tenido cáncer de próstata, pero la operación se le había realizado tres años antes. En el 2006 hizo un viaje secreto a Estados Unidos: «Voy a divertirme a Las Vegas», dijo. Pero en realidad fue a Cleveland a colocarse un marcapasos.
También fue hospitalizado en el hospital de San Rafael, que él contribuyó a construir, el 13 de diciembre de 2009, tras ser golpeado en la cara con una estatuilla del Duomo arrojada por un manifestante (fue arrestado Massimo Tartaglia) durante un mitin electoral en la Piazza Duomo de Milán. A consecuencia de esa agresión, le realizaron varias intervenciones en la cara y una operación de mandíbula.
En el 2015 le hicieron el recambio de ese aparato electrónico que estimula y regula el corazón. Un año después, tras una grave anomalía cardíaca, Berlusconi fue sometido a una delicada operación a corazón abierto para el recambio de la válvula aórtica. Su médico personal, Alberto Zangrillo, dijo entonces: «Berlusconi corrió el riesgo de morir». En el 2019 sufrió un cólico renal agudo. Por Covid y neumonía bilateral fue hospitalizado en septiembre de 2020. Al año siguiente pasó 24 días hospitalizado, con valores anómalos relacionados con problemas inmunológicos.
Su largo calvario con la enfermedad le fue debilitando el físico. En un paciente con la edad de Berlusconi y diversas patologías, la grave neumonía causada por la leucemia hizo precipitar el final del líder de Forza Italia, tras ser hospitalizado en cuidados intensivos el miércoles santo 5 de abril, donde recibió tratamiento con quimioterapia.
Sus herederos
Silvio Berlusconi tiene cinco hijos: Marina -la primogénita es su preferida- Pier Silvio, Bárbara, Eleonora y Luigi. Los dos primeros, con su primera esposa Carla Elvira Lucia Dall'Oglio; y los tres últimos, con Veronica Lario. Con esta tuvo un atormentado divorcio. Il Cavaliere fue siempre muy generoso con sus familiares y allegados.
También lo fue con sus amantes, regalándoles joyas e incluso, en más de una ocasión, hasta un piso. A su novia napolitana Francesca Pascale, 48 años más joven que el Cavaliere, con la que convivió desde el año 2011 hasta marzo del 2020, la dejó con una fantástica «liquidación»: un cheque de 20 millones de euros, además de un millón de euros al año en concepto de una especie de mantenimiento. Francesca Pascale se casó con la cantante romana Paola Turci, 20 años mayor que ella, en julio del 2022 en Montalcino (Siena, Toscana).
A Pascale la sustituyó, en ese mismo mes de marzo del 2020, la diputada de Forza Italia, Marta Fascina, 33 años, 53 años más joven que Berlusconi. Con ella celebró una «boda» simbólica, «casi un matrimonio», el Día del Padre: el 19 de marzo (algunas de sus jóvenes amigas que asistían a sus festines 'bunga bunga' lo llamaban «papi»). Fue una fiesta en estilo estadounidense, que en teoría no tiene valor legal, pero representa la voluntad de sellar una unión, sin oficializar jurídicamente el matrimonio.
Los cinco hijos del ex primer ministro se opusieron a la boda con Fascina, para que no fuera un problema a la hora de repartir la herencia del magnate, el quinto hombre más rico de Italia, con una fortuna de 6.700 millones de euros, según la revista 'Forbes'
Los cinco hijos del exprimer ministro se opusieron a la boda, para que la novia Fascina no fuera un problema a la hora de repartir la herencia del magnate, el quinto hombre más rico de Italia, con una fortuna de 6.700 millones de euros, según la revista 'Forbes'. Pero esta «fiesta del amor», como la denominó Berlusconi, aunque en teoría no posea valor jurídico, sí podría tener algún peso en los tribunales, si se plantea una disputa por la herencia de su imperio económico. Aunque cabe suponer que Silvio Berlusconi, rodeado siempre de los mejores abogados, haya dejado bien atado todo lo referente a su herencia y testamento. En su lujosa y enorme mansión de San Martino en Arcore (Milán) Il Cavaliere se construyó incluso el panteón familiar, porque quiso descansar en la eternidad rodeado de sus familiares y más íntimos amigos. La historia lo juzgará.
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