Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo: «En un mundo donde llueve cada vez más, la UE es un refugio muy importante»
Ante las elecciones europeas que se celebrarán entre los próximos días 6 y 9 de junio, recuerda la importancia de participar y de valorar los logros de bienestar, paz y democracia del proyecto europeo
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![El portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch, durante su visita a ABC](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/05/14/jaume-duch-RTPlsRnFbqGCo6fwc5Ma8vI-1200x840@diario_abc.jpg)
Parece evidente que las elecciones al Parlamento Europeo (PE) que se celebrarán entre el 6 y el 9 junio determinarán el futuro de millones de personas, pero transmitir esa idea para movilizar el voto es más importante que nunca, ahora que el continente contempla cómo se agrava la amenaza de la guerra ... y se lucha por encontrar soluciones a retos a largo plazo como la sostenibilidad y el cambo climático. Así lo explica el portavoz Jaume Duch (Barcelona, 1962) durante una conversación en la sede de ABC, en la que subraya cómo el proyecto europeo resulta crucial para sostener la democracia y la paz.
-Para comenzar, me gustaría preguntarle sobre las campañas de movilización del voto joven, un aspecto en el que se incide mucho en la Unión Europea (UE), y acerca de la importancia y preeminencia que tiene esa cuestión.
-El voto joven es el más difícil de conseguir. En muchos países, la gente joven vota menos que los más mayores. Si en el futuro eso continúa siendo una tendencia, sería peligroso, hasta el punto de que podría poner en riesgo el propio funcionamiento, la representatividad del sistema democrático. Si hay unas elecciones que realmente tienen que interesar a la gente más joven, esas son las europeas, porque determinan el medio y el largo plazo. Una elección nacional o de comunidad autónoma se mueve en el corto, y la europea lo hace en el medio y el largo. Por lo tanto, marca la tendencia de lo que va a pasar en los próximos años. Las preocupaciones de los jóvenes se corresponden con las de la propia UE. Por eso, es importante que la gente, que se siente europea de manera natural, porque ha nacido así y no ha tenido que reivindicar el proyecto europeo ni luchar por él, se dé cuenta de que tiene que participar y decidir hacia dónde vamos.
-¿Cómo se consigue superar esa sensación de inmediatez? En general, siempre parece que es más difícil centrarse en los proyectos a largo plazo, pues todos queremos soluciones rápidas, que es lo que parece que obtenemos mediante las elecciones nacionales. Sin embargo, usted señala que la UE trabaja más con una perspectiva en el tiempo.
-Queremos solucionar problemas y tener en cuenta prioridades que son fundamentales, como la lucha por el medioambiente, la autonomía estratégica de la UE o la próxima ampliación de la UE hacia el Este. O como las políticas migratorias y la reindustrialización. No son temas que se plantean y se solucionan o se abordan en seis meses o en un año. Llevan toda una legislatura o incluso más. Por eso, lo que se juega en las elecciones europeas es el futuro modelo de la UE, y que ese modelo o ese futuro modelo de la UE sea lo suficientemente eficaz para hacer frente a esos problemas y retos. Necesitamos que la gente, no solo los jóvenes, sino todos los que tienen una opinión positiva sobre la UE, se den cuenta de que las elecciones son el momento en el que hay que reivindicar ese modelo.
-Me resultó muy llamativo el vídeo que se hizo para movilizar el voto joven, en el que se hacía referencia a varios episodios históricos que han resultado determinantes para la construcción de la UE, como la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto o la caída del Muro de Berlín. Se plantea que la UE es una promesa de democracia para el continente.
-No puede haber UE si no hay democracia. La UE no tiene un problema de credibilidad. Su respuesta al Brexit, a la pandemia o a la guerra en Ucrania ha hecho que tenga cotas de aceptación ciudadana mucho más altas. Al mismo tiempo, la democracia sufre. El número de países considerados democracias es menor que hace cinco años o hace diez años. Entonces, ¿cuál es el mensaje de la campaña? El mensaje es que siempre hay proteger la democracia. Hay que reivindicarla. Hace años, no la teníamos, y, por tanto, podríamos perderla si no la mantenemos viva. ¿Qué es lo que hacen esos vídeos? Pasar el testigo. La última generación viva que tuvo que luchar por su libertad, por la democracia, quiere, antes de irse, pasar el testigo a las nuevas generaciones. Por eso, hay ese diálogo abuelos y de nietos: «Ya hicimos lo que teníamos que hacer. Ahora os toca a vosotros».
Han visto Europa sin democracia ni libertad.
— Parlamento Europeo en España (@Europarl_ES) April 29, 2024
Este es su mensaje para la próxima generación: no deis la democracia por sentada. #Usatuvoto #EleccionesUE2024 pic.twitter.com/qll4EfgUoq
-En España, el punto de inflexión histórico en la relación con la UE es la integración de los años 80, con todo el proceso de modernización que se produjo después.
-Claro. Somos muchos los españoles que nos acordamos de la reivindicación de la pertenencia a la UE en la época. Y cómo costó hasta que se cumplieron todos los requisitos necesarios para formar parte. Convertirnos en ciudadanos europeos nos dio ventajas y derechos, privilegios respecto a ciudadanos de países terceros. Y eso es lo que la gente joven tiene que ver y entender: el derecho que tienen a circular libremente, a estudiar donde quieren, a trabajar donde quieren, a recibir asistencia sanitaria en el país en el que se encuentren, a aprovechar el sistema de becas, a vivir en la región del mundo que cuida más el medioambiente, la protección de los consumidores, la igualdad de derechos y de género. Todo eso es resultado de la pertenencia a la UE. Es bueno que asuman su propia responsabilidad. Y que no les pase lo que a sus amigos británicos que el día del referéndum del Brexit, que no fueron a votar. Sus padres y sus abuelos sí lo hicieron y al día siguiente habían perdido todos sus derechos.
-¿Por qué considera que, en los países de la Europa del Este, que abandonaron el comunismo hace poco más de tres décadas, los índices de participación en las elecciones europeas son más bajos?
-Es una pregunta difícil de contestar, porque depende del país. Durante bastantes años, la tendencia de voto en la Europa oriental ha sido más baja que en la occidental, probablemente por razones históricas relacionadas con con los regímenes comunistas y con el Pacto de Varsovia. Pero eso está cambiando. En las elecciones de 2019, hubo aumentos de 15 y de 20 puntos en Polonia o Rumanía. Hay que esperar al 9 de junio antes de constatar quién vota más y quién menos. En las encuestas, vemos que en principio debería haber un aumento de la participación más o menos en todas partes. Nos podemos encontrar que, por por la guerra en Ucrania, países que votaban poco ahora voten mucho más.
-Esa era mi siguiente pregunta: ¿creen que la guerra en Ucrania puede incidir directamente en la participación?
-En 2019 hubo un aumento de casi nueve puntos de media de participación electoral en la UE. Las encuestas y el Eurobarómetro nos dicen que podría volver a haber un aumento similar. No sé si eso va a suceder o no, pero aprecio mucha más visibilidad de la UE en los países del arco norte y este del territorio comunitario por la guerra en Ucrania, por sus posibles consecuencias y por la actitud completamente belicista del Kremlin. En estos últimos cinco años, la UE ha tenido más visibilidad debido al Brexit, la pandemia, las campañas de vacunación o los planes de recuperación. Y la gente la siente más cerca. Pero, insisto, el verdadero porcentaje de participación lo sabremos el 9 de junio. Esperemos que sea más alto, porque sería una señal muy buena dentro, y sobre todo fuera, de la UE.
«Por la situación internacional, por la guerra en Ucrania, países que votaban poco ahora podrían votar mucho más»
-Le he preguntado por el vídeo en el que se narran episodios históricos permiten concienciar sobre la importancia de la UE. En cierta manera, para los jóvenes ucranianos, la guerra que padecen ahora a manos del Kremlin es el equivalente actual a esas vivencias.
-La integración europea nace para proteger la paz, volver a poner en marcha sistemas democráticos estables y darle a los europeos una garantía de vida digna. Hemos estado 70 años sin ningún conflicto, aparte de los Balcanes, que implicara una anexión territorial o una amenaza para la UE. Ahora, la amenaza ha vuelto en Ucrania, pero va más allá, con una guerra de desinformación que no es solo contra ese país, sino contra el resto de europeos. Eso vuelve a poner de relieve que el ADN de la UE es la protección de la paz y de un un modelo de sociedad democrático, plural y respetuoso con los derechos humanos. Todos jugamos un papel importante durante las elecciones europeas y luego, durante el resto de la legislatura.
-Pasando a una cuestión más política, le querría preguntar ahora por el 'spitzenkandidat', el candidato designado por cada bloque para convertirse en el posible futuro presidente de la Comisión Europea (CE). En las elecciones de 2019, Ursula von der Leyen no figuraba como tal, pero, no obstante, acabó siendo elegida. ¿Prevén que en estos comicios pueda repetirse algo así?
-Hay una mayoría de grupos parlamentarios en el PE que quieren que ese sistema se respete y que, por tanto, el próximo presidente de la CE sea una de las personas oficialmente propuesta por las diferentes familias políticas. Ese proceso está en marcha. De hecho, dentro de unos días va a haber un debate de esos candidatos, incluida Von der Leyen, para dar visibilidad a quiénes son, cuáles son sus propuestas y qué es lo que harán si son elegidos. La idea es que, en función del resultado de las elecciones, uno de ellos cuente con el apoyo mayoritario dentro del PE. Que volvamos a tener candidatos, y que uno sea la propia presidenta de la Comisión, que busca la reelección, pone el sistema de nuevo en marcha. Tiene su lógica, porque permite que los medios y la gente entiendan que, al elegir a sus diputados, eligen una de las candidaturas a la Presidencia.
-A nivel de retos de comunicación, ¿considera que dar a conocer, clarificar cómo es el proceso electoral y los pasos para elegir al presidente de la CE, es una de las tareas principales de la UE, de modo que la gente adquiera cultura política en ese sentido?
-Cada país tiene un sistema político diferente. A veces, los referentes son más fáciles en algunos casos que en otros. Por ejemplo, en democracias parlamentarias, como España, se entiende bien. Los españoles votamos a los representantes en las Cortes, que después eligen al presidente del Gobierno. El presidente de la CE no es un presidente del Gobierno, pero sí de un Ejecutivo comunitario. Por lo tanto, votando a determinados partidos, no solo elegimos a los diputados, sino que sabemos que esos diputados harán lo posible para que salga elegida tal persona como presidenta de la CE. En otros países, con regímenes presidencialistas o de otro tipo, cuesta más comprenderlo. Pero creo que lo importante es que el proceso dé todavía mayor legitimidad a la Presidencia de la CE.
-¿Temen que el escándalo de corrupción del 'Catargate' pueda afectar negativamente a la participación?
-Los Eurobarómetro no nos están indicando eso. Al contrario, un 81% de los europeos tiene una imagen positiva o neutral del PE, la mejor cifra de su historia. La presidenta del PE reaccionó muy bien cuando se produjo el escándalo y puso en marcha una serie de reformas internas que que tienen que impedir que un caso similar pueda repetirse en el futuro. Ver que el PE se tomaba en serio esa la crisis transmitió la imagen de una institución que reaccionó correctamente.
«Siempre hay proteger la democracia. Hay que reivindicarla. Hace años, no la teníamos, y, por tanto, en unos años podríamos perderla si no la mantenemos viva»
-¿Se vive con algún tipo de inquietud el posible auge electoral de grupos como Identidad y Democracia o Conservadores y Reformistas en el próximo PE?
-Veremos qué pasa el día de las elecciones. Las encuestas dan en algunos países resultados diferentes a los que tenemos en el PE, una cámara que en cada legislatura es más plural que en la anterior. Hasta hoy, el PE ha contado con una coalición central de tres o cuatro grupos parlamentarios de las familias ideológicas históricas de la construcción europea. Hay que esperar a los resultados concretos y a cómo se transforma las relaciones entre grupos. De momento, lo único que puedo decir que es lo que vemos en las encuestas: va a seguir habiendo un PE mayoritariamente representado por grupos parlamentarios o por familias políticas con planteamientos constructivos.
-En último lugar, y relacionado con esto, se observa que en varios países europeos se está produciendo un auge de partidos políticos que hacen gala de ideas nacionalistas intensas. Al igual que la democracia es un punto a favor y un sostén de la UE, ¿considera que un nacionalismo exacerbado puede suponer una amenaza para el proyecto europeo?
-Los últimos cinco años han sido los mejores, porque las instituciones, empezando por el propio PE, han sido capaces de demostrar que la UE tiene un valor añadido muy importante, que es que se ha convertido en un paraguas muy sólido. Y, en un mundo en el que llueve cada vez más, ese paraguas es un refugio muy importante. Con algunos de los efectos de la globalización, con las dificultades en terceros países, con las consecuencias de la crisis económica que todavía perviven, se puede a veces alimentar, digamos, un cierto reflujo, una cierta mirada hacia atrás. Pero, si la gente se para a pensar dónde está ahora y dónde estaría si la UE no funcionase correctamente o si no existiera, se daría cuenta que los últimos 75 años de Europa han sido los mejores de su historia. De lo que se trata es de continuar por la misma senda.
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