La Habana, una ciudad en peligro de derrumbe

No pocas personas han fallecido en los últimos años tras el colapso total o parcial de edificaciones. Uno de los incidentes más graves ocurrió en enero de 2020: tres niñas de menos de 12 años murieron después de que cayera un balcón sobre ellas cuando pasaban por la calle a la salida de la escuela.

Más recientemente, en marzo de este año, al menos 26 viviendas sufrieron derrumbes totales en La Habana debido a las intensas lluvias y tormentas locales severas en el territorio. En estos períodos lluviosos, los desplomes de viviendas son de las principales preocupaciones de los habaneros debido a la crítica situación del fondo habitacional y a la desidia de las autoridades. Más grave fue lo sucedido el pasado mes de noviembre con el paso del huracán Rafael, tras el que las autoridades informaron de más de 461 derrumbes totales y parciales en la capital cubana.

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La mayoría de los damnificados por los recientes huracanes duermen a la intemperie o en casas de vecinos. En la isla se han denunciado situaciones extremas de personas que llevan más de 20 años solicitando ayuda para reconstruir sus casas después de las afectaciones de fenómenos meteorológicos, o bien viviendo en albergues debido a que sus inmuebles fueron declarados inhabitables.

En junio del presente año, el régimen cubano reconoció un retroceso en el plan de construcción de viviendas. Según un informe presentado por Dilaila Díaz Fernández, directora general de la Vivienda, hasta el cierre del mes de mayo solo se habían completado 3.579 viviendas, lo que representa un ínfimo 0,8% de las necesidades actuales. De acuerdo con las estimaciones de las autoridades, se requieren 447.375 inmuebles, a pesar de la disminución poblacional causada por el éxodo masivo en los últimos tres años (más de un millón). Díaz Fernández calificó de «ínfimos» los ritmos de ejecución del programa de viviendas.