El conflicto en Oriente Próximo despierta a los lobos solitarios
Los llamamientos de Hamás a la lucha global se aprovechan de una 'yihad virtual' en la que cada vez se detectan más terroristas con desequilibrios psicológicos
Familiares de los secuestrados por Hamás: «No sé si mis hijos están vivos o muertos. Estamos preparados para lo peor»
'Youm al ghadab' es como se denomina en árabe al día de la ira. La pasada semana, el dirigente de Hamás en Qatar, Khaled Mashal, hizo un llamamiento global para que todos los musulmanes de la diáspora participasen en él. Pero fue una convocatoria que no se limitaba al viernes -el equivalente del domingo cristiano- sino que apelaba a mantener una lucha continuada, en todos los frentes, y por todos los medios -Mashal instaba a ser «creativos»- en contra de Israel y sus aliados.
Desde entonces, los lobos solitarios han actuado en dos ocasiones. A partir del día de la ira, un joven de 20 años, hijo y hermano de radicales, mató a cuchilladas a un profesor en un colegio de la ciudad francesa de Arras e hirió a otras dos personas. En Bélgica, el lunes por la tarde, otro radical -con antecedentes por delitos contra la seguridad del Estado- asesinó a dos ciudadanos suecos que acudían a un partido de fútbol.
Los atentados cometidos por dos personas de forma aislada, sin ninguna estructura de apoyo y con internet como foco de radicalización, subrayan uno de los grandes problemas de seguridad de Occidente: los lobos solitarios. Esta yihad desestructurada es capaz de actuar fuera del radar de las fuerzas de seguridad y en el ciberespacio encuentra todo lo que necesita para desatar la violencia, desde justificaciones hasta formación. La causa palestina es uno de los grandes catalizadores de una comunidad a la que la expulsión de los palestinos de Israel aglutina desde hace décadas y ahora refuerza en su mensaje.
En este sentido, uno de los problemas que se plantea con el llamamiento de Hamás es que afecta a una comunidad digital acostumbrada a canalizar ese mensaje violento y extenderlo por sus canales. Esta 'yihad virtual' tuvo bastante éxito antes del 11-S, cuando se descubrió que incluso Al Qaida tenía página web. Pero la presión de las fuerzas de seguridad fue arrinconando su capacidad para reproducir su mensaje hasta recluirlo en canales de WhatsApp y Telegram, cuyo alcance es mucho menor que las grandes plataformas. El problema que plantea una crisis global como la desatada por la incursión de Hamás en el sur de Israel y el posterior bombardeo de Gaza es que vuelve a colocar el mensaje radical en los grandes canales de difusión.
Porque el antisemitismo es uno de los fundamentos básicos del mensaje radical. En España, por ejemplo, un profesor de Corán que trabajaba en Valencia fue expulsado del país el año pasado por lanzar mensajes violentos contra Israel, los chiítas y la comunidad LGTBI. El llamamiento de Khaled Mashal, en este sentido, iba dirigido «a todos los eruditos que enseñan la yihad», es decir, a personas que, como el experto en Corán expulsado, tienen influencia en su comunidad.
Trastorno mental y yihadismo
Uno de los problemas que se han detectado es que esta forma de autorradicalización está teniendo un efecto especial en personas con desequilibrios psicológicos. Los dos últimos ataques en España han tenido este componente de enfermedad mental mezclada con yihadismo: en Torre Pacheco, en 2021, una persona con problemas psiquiátricos arremetió con su coche contra una cafetería y mató a una persona, suceso que la Audiencia Nacional aceptó tramitar como terrorismo por los componentes yihadistas que lo rodeaban; y en septiembre de este año los juzgados centrales también consideraron como yihadismo el caso de otra persona con problemas psicológicos que asesinó a un sacristán en una Iglesia de Algeciras.
MÁS INFORMACIÓN
Según el último balance del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, este tipo de terrorismo practicado por personas que sufren enfermedades mentales se ha disparado en el mundo. El análisis destaca además que tiene un carácter global: solo él último año se han producido en Estados Unidos, Francia, Noruega, Alemania y Bélgica un total de siete atentados en los que el autor era una persona con crisis psicológicas. En muchos de los crímenes los autores fueron personas que se radicalizaron de una forma acelerada y pasaron a la acción. La sospecha es que su desequilibrio les lleva a aceptar los postulados terroristas sin reticencias.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete