La coalición gobernante pierde la mayoría en Japón en medio de una fuerte incertidumbre política
El partido hegemónico, PLD, obtiene su peor resultado en quince años y deberá buscar nuevos socios de coalición para mantener el poder
Japón vota en las elecciones más inciertas y fragmentadas de los últimos quince años
Shigeru Ishiba, una vida entre la victoria y la derrota
Las elecciones generales celebradas este domingo en Japón abren un panorama de fragmentación parlamentaria sin precedentes en el país. Con el escrutinio ya terminado, la coalición gobernante del Partido Liberal Democrático (PLD) con su socio del Komeito ha perdido su mayoría absoluta al ... pasar de 279 a 215 escaños de la Cámara Baja de la Dieta (Parlamento nipón). Por su parte, varios partidos de la oposición suman 235 escaños, dos más de los necesarios para la mayoría en esta cámara de 465 diputados.
El PLD obtiene finalmente 191 escaños. Una cifra muy por debajo de los 247 con los que cerró la legislatura anterior y que supone su peor marca desde la última vez que perdió las elecciones en 2009 con 119. Semejante batacazo, en línea con las encuestas, representa una anomalía para la formación conservadora, que ha dominado el Ejecutivo durante 65 de los 70 años transcurridos desde el fin de la ocupación estadounidense tras la II Guerra Mundial.
Los budistas conservadores de Komeito aportan otros 24, también un descenso frente a los 32 anteriores, lo que deja la coalición en 215, lejos de los 233 que delimitan la mayoría.
La principal fuerza opositora, el Partido Democrático Constitucional (PDC), ha registrado por su parte un acusado aumento, pasando de 98 escaños a 148. Un repunte que ilustra la acertada elección del centrista y antiguo primer ministro Yoshihiko Noda, pues la formación ha logrado recortar una sustancial distancia pese a que la participación se ha reducido, del 55% al 53%, lo que sugiere que ha sido capaz de atraer a votantes del PLD.
Sin embargo, su avance no es suficiente para consolidar una mayoría alternativa, por lo que el escenario más probable pasa por que el PLD y Komeito se vean forzados a ampliar su coalición a un tercer miembro, lo que complicará los delicados equilibrios en materia de acción gubernamental y ralentizará la toma de decisiones.
En ese sentido, otros grandes vencedores de la noche son los centristas del Partido Democrático para el Pueblo (PDPP), que saltan de 7 a 28 y se convierten en una bisagra esencial. También cabe la posibilidad de que el PLD trate de atraer a los populistas de Nippon Ishin no Kai, ligeramente menguados de 44 a 38.
«Tal y como están las cosas, el PLD y Komeito pueden alcanzar una mayoría con el PDPP y algunos pocos independientes que regresen al partido (PLD). Sin embargo, para una mayoría estable necesitan 244 y 261 para una mayoría absoluta estable, con presidencia de todos los comités y mayoría de parlamentarios», apuntaba en redes sociales Rintaro Nishimura, analista de The Asia Group.
El precio de la corrupción
El PLD ha pagado los escándalos de corrupción que han sacudido su reputación en los últimos años, relacionados con la influencia de la Iglesia de la Unificación y, por encima de todo, una trama de ingresos electorales no declarados. Estas cuestiones ya provocaron la renuncia del anterior primer ministro, Fumio Kishida. La elección de Shigeru Ishiba, una figura heterodoxa en el partido, contraria a las voces dominantes y apreciado por el electoral general, no ha sido suficiente para aliviar el golpe.
Entre los descontentos se cuenta el señor Hayashi, un contable de 43 años quien, tras muchos años apoyando al PLD, en esta ocasión ha decidido otorgar su voto al PDC. «No quiero que gane el PDL, tienen un problema de corrupción y hay políticos en sus filas que aceptaron dinero sin declararlo. Eso me molesta, porque yo pago muchos impuestos», protestaba tras depositar su papeleta en un colegio electoral del exclusivo barrio de Roppongi. «A nadie le gusta pagar impuestos, pero sé que es nuestra obligación para que el Gobierno pueda llevar a cabo su labor. Ellos nos han traicionado». La mayoría de políticos involucrados en la trama, como Hakubun Shimomura o Tamayo Marukawa, han perdido sus escaños.
Ishiba ha comparecido cariacontecido en la sede del PLD al final de la noche. En su intervención ante la televisión pública NHK, el primer ministro ha rehusado adelantar si continuará en el cargo o se apartará, «dado que los votos todavía están contándose». En los próximos días aclarará su curso de acción, aunque cabe la posibilidad de que voces relevantes del partido, donde es considerado poco menos que un independiente, exijan su dimisión.
Perspectivas de futuro
Esto abre la perspectiva de una nueva carrera por el liderazgo. La mejor posicionada sería Sanae Takaichi, la ultraconservadora discípula de Shinzo Abe que hace un mes perdió ante Ishiba una de las votaciones más disputadas en la historia del PLD. Tras renovar este domingo su escaño, Takaichi rehusó de manera reveladora formar parte del Gabinete.
Completa la lista Shijiro Koizumi, quien en las semanas previas a las primarias parecía el favorito, pero que acabó quedando en tercera posición, para después asumir el rol de jefe de campaña de Ishiba. El político, hijo de Junichiro Koizumi, primer ministro entre 2001 y 2006, ha acudido también a la sede del partido para asumir la culpabilidad por el mal resultado electoral que sume a Japón en una incertidumbre sin precedentes.
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