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Los otros candidatos presidenciales rusos: las marionetas de Putin para aparentar unas elecciones democráticas

Los expertos consideran las elecciones de Rusia una pantomima, pero tiene movimientos orquestados a destacar y aspirantes sin aspiraciones reales

Arrancan las votaciones de las elecciones presidenciales en Rusia

El presidente ruso, Vladímir Putin, junto a los otros tres candidatos, en una pantalla ante la responsable de la jefa d ela comisión electoral, Ella Pamfilova afp
Alexia Columba Jerez

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El tic de un gobernante con aires autócratas es conseguir adeptos que no cuestionen su hegemonía. El resultado predeterminado de estas elecciones rusas es una verdad unánime expuesta por expertos y asumida por gran parte del pueblo ruso. Todo punto de disensión es quirúrgicamente extirpado, y en otras ocasiones minuciosamente disimulado. El caso de la muerte del principal opositor, Alexéi Navalni, cuya familia culpa al propio Putin, no hace si no alimentar esa impresión. Y como apunta el análisis de Michael Kimmage y Maria Lipman en la reputada publicación de 'Foreign Affairs', la respuesta al problema de la sucesión en Rusia es, en realidad, un putinismo para siempre. Eso pasa por inculcar al público la idea de un líder que es dueño y señor, sin que pueda concebirse un futuro sin él. El sucesor de Putin no es otro que Putin, según los analistas independientes. Se trata de presentarlo prácticamente como un ser inmortal y de convencer de su inevitabilidad.

Entretanto, medios rusos independientes como 'Meduza' o 'The Moscow Times' afirman que el Kremlin no está preocupado por un resultado obvio, sino por alimentar el debate de quién ocupará un segundo puesto que históricamente ha venido acaparando el Partido Comunista, pero que ahora podría perder. Y sobre todo buscan conseguir una participación récord que avale la supuesta grandeza del líder, especialmente en los territorios ocupados en Ucrania. La razón es la necesidad de cuadrar los sondeos oficiales (como los del medio estatal VTsiom que hablan de un apoyo del 75%), con la realidad extraoficial.

No en vano, la consigna con la que el coronel Artyom Zhoga, comandante del llamado batallón Esparta de la República Popular de Donetsk, presentó la candidatura de Putin no fue otra que «Rusia te necesita». Y añadió que Putin no tiene ni puede tener competidores políticos en el país. 

De este modo, tras más de dos décadas en el poder, Putin, actualmente de 71 años de edad, prolongaría su mandato de momento hasta 2030. No obstante, una reforma constitucional aprobadas en 2020 y que los observadores extranjeros consideran ilegítima, le dieron la posibilidad de extenderlo incluso seis años más, hasta 2036.

Putin arenga a sus seguidores desde una pantalla en un acto en la plaza Roja de Moscú Afp

Otros aspirantes se han ido quedado por un camino plagado de obstáculos, como los pacifistas Boris Nadezhdin o Yekaterina Duntsova, que fueron excluidos por la Comisión Electoral Central alegando defectos de forma en la presentación de la documentación. Sobreviven los candidatos presidenciales registrados oficialmente Leonid Slutsky, del Partido Liberal Democrático (LDPR); Nikolai Jaritónov, del Partido Comunista, y Vladislav Davankov, del Partido Pueblo Nuevo.

Tres nombres de perfil bajo en comparación al omnipresente Putin, ya que según el informe del observador electoral independiente Golos, las menciones a Putin en los medios superan con creces a las de sus oponentes, es algo «fuera de serie». Aun así, son tres hombres los que conforman, según los expertos, la pantomima del juego de campaña.

Vladislav Davankov, el más joven

Davankov, de 40 años, es el representante del partido Pueblo Nuevo. Vicepresidente de la Duma Estatal y exempresario. Se postuló para la alcaldía de Moscú, pero solo recibió poco más del 5% de los votos. Según VTsiom, en estas elecciones presidenciales pronostica que ocupará el segundo lugar, recibiendo un 6% de apoyo.

Vladislav Davankov, en un cartel electoral Efe

José Ángel López, profesor de de derecho y relaciones internacionales de Comillas-Icade, señala a ABC que es un personaje no demasiado conocido y al ser un partido de nueva creación existe la sospecha de que sea un partido pantalla para dar una imagen de alternativa a Putin, de corte liberal, cuando en realidad es una prolongación de la mano del Kremlin.

El candidato aboga supuestamente por la libertad de prensa. Apoya el regreso de las elecciones directas de alcaldes, la reforma presupuestaria, la reubicación de viviendas de emergencia o prohibir la «censura encubierta». Y defiende las negociaciones para la paz, pero bajo los términos rusos sin renunciar a lo ocupado. Se identifica como un defensor de los valores tradicionales.

El partido Pueblo Nuevo inicialmente se opuso al reconocimiento, en 2022, de la independencia de las regiones separatistas de Luhansk y Donetsk en Ucrania, pero al final dio su brazo a torcer. Además, Davankov fue coautor de una legislación que prohíbe la transición de género que afectó gravemente al grupo LGTBI.

Aun así, el informe de Golos destaca que su campaña se lleva a cabo de forma pasiva: «Las redes sociales de la filial regional son caóticas y las publicaciones son de carácter general». Mira Milosevic apunta en su análisis para el Instituto Real Elcano que aunque es posible que su campaña sea marginal entre los votantes, Davankov podría ser un indicador que muestra hasta qué punto la sociedad rusa se ha militarizado y ha adoptado las creencias del Estado como resultado de la guerra. «En general, intenta no llamar la atención, sino posicionarse de manera diferente a los demás participantes en la carrera electoral: más pacífico», señala.

Leonid Slutsky, la nueva Unión Soviética

Slutsky, de 56 años y doctor en Economía, es el líder del Partido Liberal Democrático de Rusia (LDPR) y miembro de la Duma desde 2000. Tomó el relevo del popular Vladimir Zhirinovski tras su muerte. Según las encuestas, podría obtener el 3% de apoyo. Tiene una postura dura sobre la guerra, declarando que el principal objetivo de su programa electoral es una victoria definitiva y rápida en su lucha contra el nazismo. «Estoy seguro de que Rusia completará la noble y santa operación militar especial de este año con la victoria de las armas rusas», afirmó. Según los medios rusos, tiene vínculos con el régimen gobernante. Y formó parte del equipo de negociaciones «de paz» con Ucrania, en 2022. Y José Ángel López destaca que aboga por resucitar la Unión Soviética.

Leonid Slutsky Efe

Fue sancionado por Occidente en 2014 por su apoyo a la anexión de Crimea, y cuatro años después fue acusado de acosar sexualmente a periodistas, lo que le valió el apodo del 'Harvey Weinstein ruso'. Y el difunto opositor Navalny denunció que Slutsky poseía coches de lujo que costaban mucho más que sus ingresos oficiales.

Defiende en su plataforma las desgravaciones fiscales para las personas con bajos ingresos, combatir la inflación, congelar los precios de los alimentos y proporcionar viviendas sociales. También apoya aumentar las exigencias para los migrantes. Y ofrece apoyo al SVO (Operación Militar Especial). Lo que lo ha hecho popular entre los soldados de las zonas de combate. No obstante, ha aclarado que su campaña no pretende robarle votantes a Putin, apuntando a que las próximas elecciones consolidarán aún más a la sociedad en torno al actual presidente. El informe Golos concluye que la campaña del LDPR tiene una escala modesta. Y la atención se centra en los residentes de pueblos y pequeñas ciudades.

Nikolai Jaritónov, el veterano

Es un veterano de 75 años, miembro de la Duma estatal desde 1993. Ya se había postulado antes a la presidencia en 2004, consiguiendo el segundo lugar con el peor resultado obtenido por su partido. Declaró que se abstendría de criticar a Putin durante la campaña. Y busca concluir la guerra con la derrota aplastante de Ucrania. Según VTsiom obtendría el 4% de los votos. Y principalmente se apoya en el electorado de mayor edad que tradicionalmente apoya al Partido Comunista.

Nikolái Jaritónov Efe

Sugiere poner fin a la membresía en la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras que «socavan la soberanía económica de Rusia», afirma. «Estuvimos jugando al capitalismo, basta ya», declara el candidato. Aboga por reducir la edad de jubilación, aumentar los pagos de las pensiones, subir el salario mínimo y nacionalizar las empresas y bancos.

Milosevic destaca que fue una figura bastante prominente en la década de 1990 y principios de 2000, pero ha perdido su atractivo político desde entonces. Su campaña es menos activa que la de los otros dos candidatos y se limita a reuniones de partidarios activos o reparto de panfletos.

Elemental, querido Putin

López comenta que todo esto es puro escaparatismo, ser de izquierdas o de derechas es un poco difuso en Rusia, los tres candidatos en lo sustancial están completamente de acuerdo. «Nos estamos fijando mucho en nombres cuando en realidad el único candidato real es la abstención», afirma. Aunque lo cierto es que no existe ninguna garantía de cómo se realizará el recuento.

Y pese a lo que es considerado como una farsa política que según las encuestas de la FOM solo atrae la atención de un ínfimo 1% de los ciudadanos. La verdadero incógnita es cómo van a conseguir una participación de más del 70%. El medio independiente ruso Meduza después de investigarlo concluye que la respuesta es elemental: llevar a los colegios electorales a miembros del partido, empleados estatales y empleados de empresas leales, así como a sus familiares y amigos. López explica que se les empuja a que vayan a votar a través de SMS y cuando estén a pie de urna hacer clic en él para activar un geolocalizador que indica que efectivamente han ido a votar.

Documentos filtrados, zonas ocupadas y Russki mir

Asimismo, entre los archivos militares rusos filtrados, de los que ABC ha hablado anteriormente, y que según 'Financial Times' revelan entre otras cosas los criterios del Kremlin para iniciar un ataque nuclear, también han salido a la luz detalles de cómo el Kremlin está trabajando para garantizar la victoria electoral de Putin. Unos informes que se compartieron para una investigación conjunta entre medios de Suiza, Alemania, Austria o Polonia.

Los documentos pintan un cuadro detallado de cómo Moscú organiza un espectáculo valorado en miles de millones de rublos. El presupuesto total previsto para las tres categorías principales: las elecciones presidenciales, la guerra de información y asegurarse la lealtad de las zonas ocupadas en Ucrania, alcanza los 1.100 millones de euros.

Y una fuente anónima aclara al medio VSquare que esto demuestra que el Kremlin está interesado en el resultado real de las elecciones. «Quieren comprobar hasta qué punto las regiones ocupadas pueden alterar los resultados electorales reales… El Kremlin necesita saber con la mayor precisión posible cuáles son los resultados reales para, entre otras cosas, ver cuánto vale la pena inventar», indica la fuente.

El conocido escritor Mark Galeotti, profesor universitario especializado en el crimen organizado transnacional y en asuntos de seguridad y política de Rusia, revisó estos papeles y señaló que revelan los temores de Putin. «Debajo de toda esta pompa, hay un régimen que cree que está en problemas… El Kremlin entiende que Rusia se está convirtiendo en una gerontocracia y necesitan construir una nueva élite que esté ideológicamente en la misma página que el régimen», explicó Galeotti a VSquare.

Otra técnica, según los informes, es instalar equipos de parabólicas Russki Mir en las zonas ocupadas. Han desmantelado el equipo satelital ucraniano y colocado 6.000 televisores solo en Donetsk. Y para internet están construyendo un «sistema de monitoreo cognitivo de red neuronal multimodal» para detectar información destructiva y perfiles de usuario en las redes sociales. Así monitorean más de 52 millones de perfiles en redes.

Un camino inmortal

Incluso aunque haya una ínfima posibilidad de cambio que es más bien una quimera, Andrea Kendall-Taylor y Erica Frantz, en 'Foreign Affairs' dicen que «el camino hacia una Rusia mejor no solo es estrecho, es traicionero. Los líderes autoritarios rara vez pierden el poder mientras aún libran una guerra que iniciaron…Es más, los regímenes autoritarios sobreviven con mayor frecuencia tras la partida de líderes veteranos como Putin». Calculan que el 89% ha persistido.

A la pregunta si se puede cambiar esta situación Alexander Archagov, director de ONG Open School of Psychology, indica a 'The Moscow Times': «La muerte de Alexei Navalni nos demostró que no vivimos en una película de Hollywood donde el héroe derrota al malvado emperador. Esta guerra podría durar muchos años, incluso sin el apoyo masivo de los ciudadanos, si la mayoría la ve como un fenómeno natural sobre el que no tienen poder». Esto significa, a futuro, para López que el gobierno de Putin que ahora gira en torno a un solo hombre, al final pueda durar más que el propio Putin.

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