Boric propone un nuevo mecanismo de financiamiento a universitarios, pero incumple la promesa de condonación

El Crédito con Aval del Estado (CAE), creado en el gobierno de Ricardo Lagos en 2005, fue el mecanismo que permitió el acceso a la educación superior a miles de jóvenes de estratos medios y bajos antes de que en el segundo gobierno de Michelle Bachelet se estableciera la gratuidad para los quintiles más pobres.

Debido a que muchos de esos estudiantes no logran titularse o tras hacerlo sus ingresos son menores a los esperados, en la actualidad 1 millón 200 mil estudiantes arrastran una deuda que supera los 11.700 millones de pesos, o sea, más del 3,7% del PIB de este país.

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Desde sus tiempos de universitario, poner fin al CAE y condonar la deuda fue una de las banderas que llevó a Boric y otros dirigentes a encabezar las protestas estudiantiles que complicaron los mandatos de Bachelet y Sebastián Piñera. Ya en campaña para la presidencia, el mandatario puso la condonación entre las medidas más importantes junto con terminar con las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y modificar el sistema de seguros en la salud, las denominadas isapres, dos reformas que tampoco podrá cumplir del todo.

Este lunes, el mandatario anunció el envío de un proyecto que pone fin al CAE y lo reemplaza por un nuevo modelo nominado Financiamiento de la Educación Superior (FES) que excluye a la banca privada del sistema.

La deuda total del CAE ha sido financiada hasta el momento en un 58% por el Estado y el restante por las instituciones financieras privadas, según datos a diciembre de 2023. La tasa de morosidad además superar el 73%, lo que se vio incrementado desde que Boric llegara a la presidencia y cientos de jóvenes suspendieran sus pagos en espera del cumplimiento de la promesa.

Hoy, Boric, en una cuota de realidad y guiado por un criterio de justicia y mérito, se ha comprometido con condonar la deuda a solo 75.000 estudiantes, mientras que a los demás se les perdonará parte de la deuda que dependerá si el joven egresó o no de la carrera, si va al día con las cuotas o el número de ellas que ha pagado a la fecha.

«Así, apoyaremos a los deudores de menos recursos, reconoceremos a quienes responsablemente han pagado sus cuotas, e incentivaremos la regularización de quienes aún adeudan pagos«, dijo el presidente Boric en cadena nacional de televisión.

La propuesta del Gobierno que deberá ser visada por el Congreso Nacional postula que todos aquellos que adscriban voluntariamente al mecanismo postulado recibirán ayuda y se les condonará algo de la que adeudan. Si tras ello aún quedan compromisos por pagar, el plan ofrecerá dos alternativas: deberán pagar solo el 75% restante y de no poder realizar este prepago, podrán reprogramar las cuotas en relación a sus ingresos, «mucho más bajas de las que actualmente pagan».

Boric también anunció que quienes cumplieron con su compromiso y pagaron todo su CAE recibirán beneficios tributarios a fin de recompensarlos y aplicar un criterio de equidad.

Según los cálculos del Gobierno, con este nuevo mecanismo unos 75 mil jóvenes verán totalmente saldada su deuda y otros miles quedarán protegidos por el tramo exento de pago.

El nuevo Financiamiento de Educación Superior, en tanto, que reemplazará el CAE, será aplicado a todos los estudiantes de enseñanzas superior que necesiten crédito, lo que viene a modificar el actual sistema de gratuidad. El FES postula que quienes comiencen a estudiar con este nuevo sistema lo harán sin pagar aranceles y las universidades sólo podrán exigir un copago a aquellos que estén en el tramo del 10% de mayores ingresos.

Al terminar su carrera el joven hará una retribución al sistema lo que permitirá a otros jóvenes estudiar en el futuro. Este monto tampoco podrá superar el 8% de sus ingresos (actualmente es del 10%) y se extenderá por un periodo proporcional al tiempo de estudio. Además, la banca privada queda fuera del sistema y será el Estado quien asuma los compromisos.

Sobre la banca, el presidente Boric anunció que «los bancos no participarán de este nuevo instrumento de financiamiento. Con el FES, no habrá espacio para la especulación, el abuso, ni para lucrar, sino una retribución justa por la formación recibida».

El sistema de gratuidad establecido en el segundo Gobierno de Michelle Bachelet no favorece a todos los estudiantes universitarios de bajos ingresos por cuanto las instituciones superiores tenían la libertad de adscribirse o no a él. Es así como varias universidades de prestigio se quedaron fuera del sistema y sus estudiantes deben financiar sus estudios recurriendo al CAE, mientras que las que se sumaron al sistema vieron fijados sus aranceles por el Estado y ya acusan un importante déficit.

La propuesta dada a conocer por el presidente Boric considera a todos los universitarios que recurren al CAE, futuro FES, sin importar si la casa de estudios pertenece o no al sistema de gratuidad, lo que levantó alertas de un mayor desfinanciamiento del sistema.

El rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, señaló a 'El Mercurio' que «lo preocupante del mensaje y proyecto es que solo se permita copago en el 10% superior, a diferencia de lo que existe hoy, en que se permite una proporción del arancel regulado en los deciles 7, 8 y 9 sin afectar el decil superior. El gran problema es que esto se base acorde a los aranceles regulados vigentes que no permiten cubrir los costos de las carreras».

Sánchez, además, llamó la atención a que el presidente no explicitó cuál es el monto de los recursos que deberá destinar el Estado para hacer las condonaciones anunciadas.

En tanto, el rector de la Universidad del Desarrollo, Federico Valdés, cuya casa de estudios no está adscrita al sistema de gratuidad, afirmó también a 'El Mercurio' que «hoy el sistema universitario se equilibra gracias al aporte que realizan familias de los cuatro quintiles más ricos. Al eliminar el aporte de los quintiles 7, 8 y 9, el monto total pagado a las universidades por las familias se reducirá drásticamente. Esto pondrá en serios aprietos financieros a las mejores universidades del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCh), especialmente del G-9 (el grupo de las 9 tradicionales más reconocidas) y a varias instituciones privadas masivas».