Biden impone sanciones a colonos israelíes radicales por provocar episodios de violencia en Cisjordania
El secretario de Estado, Antony Blinken, exigió a Israel que haga más para parar las agresiones contra civiles palestinos
Muerte y dolor en Cisjordania, el frente olvidado de la guerra de Israel contra Hamás
Joe Biden asiste al Desayuno Nacional de Oración anual en el Capitolio
Joe Biden teme que los múltiples frentes abiertos en Oriente Próximo encuentren una nueva veta en Cisjordania y ayer firmó una orden ejecutiva que impone sanciones a colonos israelíes por los recientes episodios de violencia en los asentamientos en el territorio palestino.
« ... La violencia de colonos radicales, el desplazamiento forzoso de personas y localidades y la destrucción de propiedad ha llegado a niveles intolerables y constituye una amenaza seria a La Paz, la seguridad y la estabilidad de Cisjordania, Gaza, Israel y la región de Oriente Próximo», defiende el presidente de EE.UU. en su orden ejecutiva, que impone el bloqueo de los activos en EE.UU. de las personas sancionadas.
En un comunicado posterior, el secretario de Estado, Antony Blinken, detalló que los afectados son cuatro ciudadanos israelíes y exigió a Israel que haga «más para parar la violencia contra civiles en Cisjordania».
El anuncio de Biden, sin embargo, no es solo un intento de controlar un nuevo posible foco de inestabilidad en Oriente Próximo. También tiene una lectura política inevitable: se produce entre crecientes presiones dentro de su partido para que haga más para forzar un alto el fuego de Israel en Gaza y pocas horas antes de dar un mitin en Detroit (Michigan), cuya área metropolitana acoge a la mayor comunidad árabe de EE.UU.
El acto buscaba celebrar el reciente respaldo a su candidatura a la reelección de la UAW, el gran sindicato de la automoción, en el bastión tradicional de la industria del coche. Pero el momento de anunciar la orden ejecutiva contra los colonos israelíes servía también de guiño a los votantes árabes, un electorado clave este año.
Michigan será uno de los estados más decisivos en las presidenciales de este año y quizá el único donde el voto árabe puede tener un papel determinante. Este electorado, que le apoyó de forma mayoritaria en 2020, ha dejado clara su indignación con Biden por su apoyo inquebrantable a la respuesta militar israelí en Gaza a los ataques terroristas de Hamás del pasado 7 de octubre y por su incapacidad para forzar un alto el fuego. «Vamos a tumbar a Joe Biden», aseguró a este periódico el pasado otoño Osama Siblani, una de las voces más influyentes de la comunidad árabe de Michigan, fundador y editor de 'Arab American News', el mayor periódico árabe del país.
Dificultades en los mítines
Desde que comenzó la guerra en Gaza, Biden ha decidido no pasar por Michigan, un estado que los candidatos visitan de forma habitual por su importancia política. En sus últimos mítines en Carolina del Sur y en Virginia, Biden ha visto cómo sus discursos han sido interrumpidos de forma rutinaria por defensores de la causa palestina y la presión del sector izquierdista de su partido para exigir al Gobierno de Benjamin Netanyahu que pare la operación militar en Gaza.
En la víspera de la visita de Biden a Michigan, el ayuntamiento de Chicago, la tercera ciudad más poblada del país y gobernada de forma muy mayoritaria por demócratas, votó una resolución a favor del alto el fuego en Gaza. Es algo que ha ocurrido en otras grandes ciudades bajo liderazgo demócrata, como San Francisco, Atlanta y la propia Detroit.
La decisión de Chicago tiene una importancia especial, porque es el escenario donde el Partido Demócrata celebrará su convención a finales del próximo agosto. El cónclave deberá ser un empujón a Biden en la recta final de su campaña y podría verse enturbiado por protestas pro-palestinas.
Antes de su visita a Detroit, Biden participó por la mañana en el tradicional Desayuno Nacional de Oración en Washington, en el que aseguró que trabaja «día y noche por la paz, seguridad y divinidad para el pueblo de Israel y para el de Palestina».
Su enviado a las negociaciones en París para alcanzar una tregua, el director de la CIA, Nicholas Burns, ha impulsado un acuerdo de tres fases, que arrancaría con una tregua de seis semanas en la que Hamás liberaría a las mujeres, menores y enfermos que siguen en sus manos como rehenes, a cambio de prisioneros palestinos en Israel. En la segunda fase, el intercambio afectaría a mujeres soldado israelíes, e incluiría un aumento decisivo de la entrada de ayuda humanitaria y garantías para la operatividad de hospitales y servicios esenciales. En la última, el intercambio sería con soldados y podría incluir una limitación a largo plazo de las operaciones militares.