Bucha, Mariúpol, Kramatorsk, Pokrovsk... Las matanzas de civiles que Rusia nunca reconoció
La ONU denuncia que más de 9.000 ciudadanos, no militares, han muerto en Ucrania desde el principio de la guerra. El Kremlin siempre dice que apunta infraestructuras militares
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Cadáveres de civiles con las manos atadas a la espalda y reventados a balazos en las calles. Eso fue lo que encontraron las tropas ucranianas cuando lograron que el Ejército ruso abandonara Bucha, en el óblast de Kiev, a 30 kilómetros de la capital. ... Las dantescas imágenes evidenciaban los crímenes de guerra que Rusia cometería durante su 'operación militar especial' para lograr la 'desnazificación' de Ucrania. Y no sería el último acto criminal, según han denunciado organizaciones como la ONU o el Tribunal Penal Internacional, que las fuerzas rusas cometerían en su intento por someter al Gobierno de Volodímir Zelenski.
El más reciente sucedió este lunes, cuando dos misiles impactaron en varios edificios civiles en Pokrovsk, a unos 40 kilómetros de la línea de frente en el este de Ucrania, en la región de Donetsk, donde Moscú asegura recuperar terreno. El Ministerio de Defensa ruso dijo que había alcanzado un centro de mando avanzado de las tropas ucranianas. Como consecuencia, murieron al menos nueve personas y más de 80 resultaron heridas, 39 de ellas civiles.
Bombas sobre Mariúpol
Cuando los rusos perpetraron la masacre de Bucha, la invasión llevaba apenas seis semanas. Un informe de Naciones Unidas documentó que, durante ese período, 441 civiles, incluidos 28 niños, habían sufrido muertes violentas en tres regiones: Kiev, Chernígov y Sumy. Otros 198 asesinatos estaban por confirmar. Entonces los rusos dijeron que los cadáveres esparcidos en las calles eran una provocación y una puesta en escena. La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, también calificó el suceso como un crimen, un montaje escenificado por el Ejército ucraniano para interrumpir las negociaciones de paz y disparar la violencia.

Pero los ataques contra civiles han sido una constante en la invasión rusa. El 16 de marzo de 2022, explosivos rusos cayeron sobre el teatro de Mariúpol, en el óblast de Donetsk, a orillas del mar de Azov. En los días anteriores, 1.200 civiles, huyendo del asedio ruso, habían encontrado refugio en ese edificio. Para evitar una catástrofe, pintaron la palabra «niños» en el suelo. Lo escribieron en ruso, con letras grandes y visibles. Pero de nada valió la advertencia. Aviones rusos dejaron caer dos bombas de 500 kilos sobre la edificación, que se vino abajo. Según una investigación de la agencia Associated Press, 600 personas perdieron la vida. Hoy, una búsqueda en Google Maps muestra el lugar donde funcionaba el Teatro Dramático Regional de Donetsk. La edificación está destrozada, pero la palabra «niños» aún se puede leer. El Ministerio de Defensa ruso afirmó que fue el Regimiento Azov de Ucrania el que hizo estallar el teatro. Un acto de sabotaje para culpar a Rusia.
Fosas comunes en Járkov
En septiembre de 2022, cuando las fuerzas del Kremlin se retiraban de la región de Járkov, el Ejército ucraniano encontró en Izium una fosa común de la que exhumaron más de 400 cuerpos. Exceptuando a 21 militares, todos eran civiles. Algunos de ellos presentaban signos de muertes violentas, con cuerdas alrededor de sus cuellos y manos. También se descubrieron al menos una decena de centros de tortura. Rusia calificó aquello como una mentira. «Por supuesto, vamos a defender la verdad en este asunto», declaró en esa oportunidad el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. «Es el mismo guion que en Bucha».

Misiles en Kramatorsk
En abril de 2022, 4.000 personas pululaban en la estación de ferrocarril de Kramatorsk, en la región de Donetsk. Estaban esperando ser evacuadas. Y dos misiles cargados con ojivas de racimo múltiple provocaron unas 50 muertes. Cinco niños entre las víctimas. Rusia inmediatamente se lavó las manos, asegurando que sus ataques eran de alta precisión, con objetivos militares.

A finales de junio de 2023, los rusos volvieron a golpear Kramatorsk. Unos misiles impactaron una pizzería y causaron la muerte de varios civiles. Entre ellos, la escritora ucraniana Victoria Amelina, que estaba documentando los crímenes de guerra de Rusia y trabajaba en su primer libro en inglés recogiendo testimonios de mujeres ucranianas sobre aquellos horrores.
Moscú, asegurando que no ataca infraestructuras civiles sino militares, echó la culpa a Kiev. «Los ucranianos, violando el Derecho Humanitario, utilizan lugares civiles para reunirse con mercenarios, generales occidentales e instructores militares», se excusó el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
Cifras reales más altas
Ha transcurrido un año y medio desde el comienzo de la invasión y el Ejército ruso ha acumulado numerosos ataques contra civiles. Más de 9.300 han muerto y otros 16.650 han resultado heridos, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Sin embargo, estiman que las cifras reales sean considerablemente más altas porque muchos informes aún están pendientes de corroboración. Por su responsabilidad en los crímenes de guerra, Putin tiene una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional.
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