La verdad sobre el fundador de la Guardia Civil que se negó a cumplir una orden «injusta» del presidente del Gobierno
El Duque de Ahumada se enfrentó a Narváez para impedir que expulsara del cuerpo a un cabo que, cumpliendo órdenes, no dejó pasar al Teatro Real al presidente por motivos de seguridad
![Pareja de guardias civiles, pintura de Augusto Ferrer-Dalmau](https://s1.abcstatics.com/media/historia/2020/05/28/guardia-civil-kRuD--1248x698@abc.jpg)
Corren malos tiempos hasta para los isabelinos. Teodoro García Egea , del Partido Popular, recuperó ayer en el Congreso de los Diputados, una decimonónica anécdota sobre la Benemérita a propósito de la destitución de Pérez de los Cobos. «Hace cien años el fundador de la ... Guardia Civil, el Duque de Ahumada , se negó a cumplir una orden injusta del general Narváez. Más de un siglo después el general Laurentino Ceña [el dimitido director adjunto operativo DAO], ha hecho lo mismo con su Gobierno, ha preferido irse que tomar una decisión injusta. Si Roldán no logró acabar con la Guardia Civil ustedes tampoco lo harán».
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Desde el Gobierno, el vicepresidente segundo Pablo Iglesias interpretó la referencia a la conocida anécdota de Ahumada como una incitación a la insubordinación de la Guardia Civil : «¿Ha leído el papel que le han escrito? ¿Está llamando a la insubordinación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado? ¿Está pidiendo a los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad que incumplan las órdenes que consideren, por incitación suya, injustas? ¿No se les cae la cara de vergüenza? ¿Es consciente de lo que está diciendo aquí? Sean prudentes, que nos jugamos la democracia».
Una anécdota del descendiente de Moctezuma
La famosa anécdota, entre el mito y la realidad, se ubica en los primeros años del nacimiento de la Guardia Civil, un cuerpo fundado por el Duque de Ahumada y el propio Ramón María Narváez , laureado militar y hasta siete veces presidente del Gobierno durante el reinado de Isabel II. Se cuenta que, con motivo de un evento en el Teatro Real de Madrid al que acudió la Reina Isabel II y la plana mayor del Gobierno, Ahumada y sus hombres establecieron un rígido despliegue para restringir el acceso a la plaza de Ópera.
Narváez, hombre dado a los golpes de Estado y a una furia casi legendaria, acabó enzarzado en una discusión con un cabo de la Guardia Civil que le impidió el paso a su carruaje. Según relata Ahumada en sus memorias, el cabo hizo oídos sordos a todas las amenazas de Narváez , pues «las órdenes eran claras»: nadie podía pasar por ese acceso.
![Retrato de Francisco Javier Girón y Ezpeleta](https://s3.abcstatics.com/media/historia/2020/05/28/retrato-fundador-kuWB--510x349@abc.jpg)
Cuando finalmente logró Narváez entrar en el Teatro Real por otra vía, hizo llamar al Duque de Ahumada para protestar por la actitud del agente y exigir su expulsión del cuerpo. Ahumada, contestó a Narváez que no pensaba castigar al cabo y, a la mañana siguiente, se presentó ante el presidente con dos escritos para la firma: uno con la orden de traslado del cabo y el otro con su dimisión. Narváez no aceptó la dimisión y, también según el relato de Ahumada, el cabo no sufrió traslado ni represalia .
Desde entonces, la anécdota se suele emplear, no como prueba de la insubordinación del Cuerpo , sino como muestra del sentido del deber y el cumplimiento de las órdenes con rigor que caractiza a la Benemérita. El compromiso con las leyes por encima de la lealtad hacia los políticos de turno.
La fundación de la Guardia Civil
La Guardia Civil fue un proyecto liberal orquestada en su embrión por Pedro Agustín Girón (primer Duque de Ahumada) y materializada por su hijo Francisco Javier más de dos décadas después con el apoyo de la joven Reina Isabel. Al igual que su padre, el II Duque de Ahumada era descendiente directo del Emperador azteca Moctezuma . Nacido en Pamplona en 1803, Francisco Javier Girón inició su carrera militar en el Regimiento de Provinciales de Sevilla con doce años y más tarde ejerció como capitán en la compañía de granaderos de las Milicias Provinciales.
En 1820, el padre concibió como Ministro de la Guerra un proyecto de Instituto armado para el mantenimiento del orden público: la Legión de Salvaguardias Nacionales que, inspirada en la Gendarmería Nacional francesa, debería combatir la delincuencia y garantizar la libre circulación de bienes y personas. No obstante, el proyecto fue desechado, de modo que padre e hijo tuvieron que abandonar su puesto durante los eventos revolucionarios del Trienio Liberal.
Cuando el Duque de Valencia se hizo cargo del Gobierno (abril, 1844) en sustitución de Luis González Bravo, puso en marcha la implantación de una Guardia Civil dependiente del Ministerio de la Guerra
La victoria absolutista hizo que el navarro y su familia recuperara su posición y que iniciara una carrera ascendente en el Ejército. De los dotes de mando de Francisco Javier se comprende que fuera designado en 1844 para organizar y dar forma a la Guardia Civil, un «cuerpo especial de fuerza armada de Infantería y Caballería», en la línea del proyecto que su padre no pudo llevar a efecto.
A pesar de la conocida anécdota, lo cierto es que Narváez fue una figura política esencial para que Ahumada pudiera llevar a efecto su plan. Cuando el Duque de Valencia se hizo cargo del Gobierno (abril, 1844) en sustitución de Luis González Bravo , puso en marcha la implantación de una Guardia Civil claramente dependiente del «Ministerio de la Guerra en lo concerniente a su organización personal, disciplina, material y percibo de haberes, y del de Gobernación por lo relativo a su servicio peculiar (art. 1)». En consonancia con las tesis de Ahumada, el control de la nueva fuerza pública estaría al principio más cerca de las fuerzas militares que de la Administración civil.
![Ramón María Narváez, primer duque de Valencia](https://s2.abcstatics.com/media/historia/2020/05/28/duque-valencia-kuWB--220x220@abc.jpg)
El 1 de septiembre de 1844, el II Duque de Ahumada fue designado como Inspector General de este cuerpo , que se presentó oficialmente con una parada militar ante las autoridades con mil ochocientos setenta guardias organizados en sus compañías y escuadrones, haciendo gala de marcialidad y mostrando una nueva uniformidad en la que era nota distintiva un original sombrero de tres picos de origen francés: el tricornio, que con el tiempo se convertiría en uno de los símbolos representativos de la Guardia Civil y de nuestro país.
Otra de las peculiaridades de la Guardia Civil fueron los principios doctrinales que el noble navarro imprimió para que sus miembros se comportaran a la vez como soldados y como agentes del orden. La Cartilla regulaba desde el aseo personal, la vestimenta, hasta la actitud humanitaria que debía mostrar cada agente. En el artículo sexto de este reglamento se menciona que el guardia civil «procurará ser un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación el que se creía cercado de asesinos se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que ve a su hijo arrastrado por corriente de las aguas, lo crea salvado».
El descendiente de Moctezuma veló durante su periodo al frente de la Guardia Civil porque fuera inmune a las veleidades políticas del siglo XIX y perviviera a largo plazo como una institución leal al Estado. En sus primeros años de vida, esta unidad de élite policial se destacó en su cruzada particular contra el bandolerismo y la delincuencia. Según la entrada (texto de Miguel López Corral) de la Real Academia de Historia dedicada al fundador del cuerpo, solo entre 1846 y 1847 el número de aprehensiones verificadas por el Cuerpo ascendió a 40.093 maleantes (término de la época que incluía un gran número de delitos).
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