Un trabajador de Buckingham engaña al Rey Carlos aprovechando su debilidad

Rocío F. de Buján

Madrid

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

15/04/2024
Actualizado a las 12:39h.

Compartir

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete

A principios del pasado mes de febrero, el Palacio de Buckingham envió un impactante comunicado en el que anunciaban que el Rey Carlos III de Inglaterrahabía sido diagnosticado de cáncer a sus 75 años, y aunque no se especificaba el tipo de esta enfermedad que padecía, fuentes reales detallaron que no era de próstata. Una confusión generada pues este anunció se publicó tan sólo unos pocos días después de que el Monarca se sometiese a una intervención para tratar el agrandamiento de próstata que padecía y que lo obligó a permanecer ingresado tres noches en un hospital privado de Londres. Fue precisamente allí donde se descubrió que también tenía la enfermedad, según rezaba el comunicado: «Durante el reciente procedimiento hospitalario del Rey para el agrandamiento benigno de la próstata, se observó un problema adicional preocupante. Pruebas de diagnóstico subsecuentes han identificado una forma de cáncer».

El Monarca, que decidió desde el principio compartir la noticia de su dolencia de próstata, lo cual provocó la opinión favorable tanto de la opinión pública como de los medios de comunicación por su compromiso con la prevención, sorprendió de nuevo al desafiar una vez más la tradición de la realeza de mantener privados los asuntos de salud. «Su Majestad ha elegido compartir su diagnóstico para evitar especulaciones y con la esperanza de contribuir a la comprensión pública para todos aquellos en todo el mundo afectados por el cáncer», señalaba el texto.

El comunicado también revelaba que el Rey empezó «un programa de tratamiento regular, durante el cual los médicos le han aconsejado posponer deberes públicos», pero «a lo largo de este período, Su Majestad continuará con los asuntos estatales y la documentación oficial como de costumbre».

Desde entonces, se ha podido ver a Carlos III en muy contadas ocasiones y, a pesar de que ha rebajado notablemente el ritmo de trabajo, intenta acudir -dentro de sus posibilidades- a algunos de los eventos más especiales que aparecen en su agenda oficial. «En las últimas semanas, me han conmovido profundamente sus maravillosamente amables y reflexivos buenos deseos para mi salud y, a cambio, sólo puedo seguir sirviéndoles, lo mejor que pueda, en toda la Commonwealth», dijo el hijo de la desaparecida Isabel II en un discurso grabado con motivo de la celebración del 75º aniversario del Día de la Commonwealth, a la que no pudo asistir.

A pesar de que la opinión pública y los medios de comunicación se han volcado con la Familia Real británica en estos momentos tan difíciles para La Firma -y más aún después de confirmar que Kate Middleton, Princesa de Gales, también padece cáncer-, parece que algunas personas están aprovechando la vulnerabilidad del Monarca para sacar provecho.

Ha sido el caso de David White, Rey de Armas de la Jarretera del Palacio de Buckingham, quien abusó de la debilidad del Rey Carlos III para obtener beneficio propio. Así lo ha adelantado esta semana el diario británico 'Daily Mail', desde donde informaron que el cortesano quiso asegurarse el nombramiento de Peter O'Donoghue, un amigo suyo, para el puesto de alto cargo de Secretario de la Orden de la Jarretera en el Colegio de Armas. Para ello, en vez de utilizar las vías judiciales establecidas, optó por «canales secundarios» para asegurarse que el Rey, que en ese momento se encontraba en Londres para someterse al tratamiento contra el cáncer, daba su consentimiento al nombramiento que él solicitaba.

«Es como un truco de la Edad Media», comentó una fuente para el medio anteriormente citado. «Tal vez David no se dio cuenta de que el Rey estaba cansado. En otras palabras, estaba en su punto más vulnerable, razón por la cual existe el procedimiento adecuado. Cuando el Rey está en Londres, está aquí para recibir tratamiento y, por lo tanto, a menudo puede ser un momento difícil para él. Los ayudantes más cercanos a Carlos III lo sabían lo suficientemente bien como para tener claro que deberían haberlo dejado en paz en ese momento». «Ese acercamiento directo al Rey nunca debería ocurrir. Siempre debe acudir al secretario particular, Michael Vernon, quien está furioso porque David decidió eludir todo el sistema. Creo que a Clive Alderton le irrita igualmente», añadió otra fuente de la Casa Real.