Tensión en el funeral de Fernando Fernández Tapias: encuentro entre su viuda y sus hijos
Este lunes 13 de noviembre se celebró la misa funeral por el alma del empresario
Los hijos de Fernández-Tapias, hartos de ser los malos: «Mi padre era feliz con Nuria y nosotros siempre la hemos respetado»
![La viuda de Fernando Fernández Tapias junto a sus tres hijos mayores](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2023/11/14/funera-R0cF83LBNRFV7FeksQzJrTP-1200x840@abc.jpg)
El empresario Fernando Fernández Tapias falleció el pasado 25 de octubre tras sufrir un infarto a los 84 años. Para despedir a uno de los hombres de negocios más importantes de nuestro país se instaló una capilla ardiente en el Tanatorio de La Paz (Tres Cantos, Madrid) el mismo día de su fallecimiento. Los primeros en llegar fueron sus familiares más cercanos: su viuda Nuria González junto a sus dos hijos, Iván (20 años) y Alma (16). Rotos de dolor, ninguno de los tres pudo ocultar el sufrimiento por el que estaban pasando.
Aunque no se les esperaba, sus tres hijos mayores: Fernando, Borja e Íñigo también acudieron para darle su particular adiós. Aunque la última vez que se vieron las caras fue cuando se enfrentaron en los juzgados hace apenas dos años. Sus vástagos habían interpuesto entonces una demanda de incapacitación que no lograron conseguir y por la que el empresario nunca les perdonó. «Él no quería tenerlos en su funeral y lo dejó por escrito», expresaron fuentes cercanas al fallecido. Pese a todo, se personaron en la capilla ardiente, algo que no sentó nada bien a los allí presentes que les invitaron a abandonar las instalaciones. «La viuda solo quería que se respetara la voluntad de su marido y ha tratado de evitar que ellos entraran en la sala del féretro. Él dejó por escrito que no quería a sus hijos mayores en su funeral», añadieron. Además, también se supo que la corona de flores que compraron fueron retiradas del lugar. «Fueron momentos muy duros y de mucha tensión. Fue triste». Esto provocó un enorme malestar entre Fernando, Iñigo y Borja, que aludieron a que se les había privado de poder despedirse de su padre no solo a ellos, sino también a sus hijos, los nietos de Fernández Tapias.
Este lunes 13 de noviembre, poco menos de un después de su fallecimiento, Nuria González organizó una misa in memoriam de Fernando celebrada a las ocho de la tarde en la iglesia de los Jesuitas de la calle de Serrano de Madrid.
Hasta allí se desplazaron algunas de las caras más conocidas de nuestro país y que guardaban estrecha amistad con el empresario y su mujer como la socialité Isabel Preysler; la colaboradora de televisión Nuria Roca, que acudió junto a uno de sus hijos; el viudo de la duquesa de Alba, Alfonso Díez; Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, junto a su mujer; la televisiva Terelu Campos, junto a su hija Alejandra Rubio; el empresario Juan Palacios, dueño de Viceroy y ex ejecutivo del Real Madrid; Ana Rosa Quintana junto a su marido Juan Muñoz; Maribel Yébenes; Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales; la chef Pepa Muñoz; el matrimonio formado por Carla Goyanes y Jorge Benguria junto a sus dos hijos; el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy; Simoneta Gómez-Acebo, prima del Rey Felipe VI; Pedja Mijatovic, exjugador del Real Madrid, junto a su esposa Anetta; Álvaro Castillejo, primo de Tamara Falcó, y su mujer Cristina Fernández; Paquita Torres y Clifford Luyk, exjugador del equipo de baloncesto del Real Madrid, María Chávarri, hermana de la desaparecida Marta Chávarri; Alberto Alcocer y su esposa Margarita Hernández; el duque de Feria, Rafael Medina; Teresa Viejo; Patricia Cerezo y Kiko Gámez; la expolítica Ana Botella; o Teresa Bueyes, entre muchos otros.
![Algunos de los asistentes al funeral de Fernando Fernández Tapias](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2023/11/14/newspain-U81172051784mRg-624x350@abc.jpg)
Los que tampoco quisieron perderse la misa funeral de Fernando Fernández Tapias fueron sus tres hijos mayores Fernando, Iñigo y Borja. Aunque en esta ocasión su viuda no se opuso a que sus vástagos se perdieran la oportunidad de estar en este homenaje religioso: «Nadie prohíbe la entrada a una iglesia y por lo tanto pueden hacer lo que consideren». Aunque ninguno de ellos quiso realizar ningún tipo de comentario a su entrada y salida del templo y eludieron la presencia de la prensa.
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