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Natalia Cebrián: «He visto bodas de algunas 'influencers' que han sido literalmente un negocio»

La joven catalana, afincada en Madrid, se abrió paso en el mundo de la moda a través de las redes sociales

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Natalia Cebrián ABC
Alejandra Rubio

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Estudió Derecho para darle continuidad a la saga familiar. «Cuando empecé me di cuenta que el derecho no era lo mío e hice un pacto con mi padre de acabar la carrera y luego hacer lo que yo quisiera», confiesa Natalia Cebrián. Quizás por eso una vez colegiada eligió un máster en Comunicación y Relaciones Públicas en la universidad Saint Martins en Londres y allí comenzó su aventura en las redes: «Me pilló junto el comienzo de Instagram, en España. Yo lo tenía privado y allí decidí hacerlo público para poder compartir mis looks y mi día a día cuando iba a la universidad». Pasado un tiempo le llegó su primera campaña con una marca de bronceadores, pero el momento decisivo en el que su Instagram estalló fue con la aparición de los famosos 'storys': «Para mi fue lo mejor porque empecé a hablar en las redes, a la gente le encantó porque no conocían mi voz ni como me explicaba y eso fue una forma de conectar con mis seguidores y crear una comunidad».

La pandemia le obligó a cambiar de registro en cuanto a contenidos, no eran tiempos para los estilismos ni los viajes. «Yo no soy muy 'healthy' ni muy deportista y tampoco sé cocinar, entonces se me ocurrió la idea de formarme en asesoría de imagen para poder hacer vídeos de tips de estilismo para mis seguidores». Además, abrió, en su web, sesiones particulares para aconsejar a la gente sobre estilismo y sus inseguridades a la hora de vestir: «Para mí fue darle importancia a mi contenido y formalizarlo para no ser una 'influencer' más».

Ha trabajado para Dior, ha sido embajadora de Armani Beauty y hace poco ha viajado a París con Louis Vuitton a una de sus exposiciones: «A nivel de marcas he trabajado con casi todas con las que siempre había soñado». Siendo 'influencer' vives una vida muy privilegiada y con experiencias únicas. «Hice un viaje súper especial con Dior a la casa que tenía Christian Dior, en la Colle Noir, que no está abierta al público y es donde creó todos los perfumes. De ahí, nos fuimos a la suite de la marca al Festival de Cannes», explica Natalia. Tiene muy claras las cosas que no le gustan dentro de su profesión y en este caso son los viajes comunes de 'influencers': «No soy partidaria porque al final cada uno es de su padre y de su madre, siempre hay líos y dramas, quien te diga que no miente».

Hablemos del lado malo de las redes. Aunque Nat no tenga muchos detractores porque ella no entra en debates ni polémicas, siempre hay gente que no valora el trabajo: «No son conscientes de todo el equipo que hay detrás de un perfil como el mío». La peor experiencia para ella fue al hacer un video de asesoría de morfología: «Hubo gente que dijo que yo incitaba a los trastornos alimenticios cuando yo estaba intentando enseñar los problemas e inseguridades que tenemos todas las personas. Hay una doble moral, queremos aceptarnos pero luego está mal visto enseñar la realidad».

Agencia de comunicación

Compagina su trabajo en redes con su agencia de comunicación, Nat Cebrián Studio, que abrió en cuanto se mudo a Madrid: «Mi equipo y yo ayudamos a las marcas con el tema de las redes sociales. Surgió de las preguntas que me hacían mis amigas que tienen marcas, hay muchas agencias que son clásicas y no saben qué contenido es más adecuado ni las horas de publicaciones que es algo bastante moderno».

Nat tiene una rutina de trabajo establecida: «Intento levantarme todos los días a la misma hora, los lunes tengo reunión de equipo para ver el trabajo de la semana con respecto a mi perfil y las tardes las dedico a la agencia». Asegura que se gana muy bien la vida siendo 'influencer': «Soy consciente de la realidad de los trabajos de mis amigos e incluso de mi hermana y lo que hago yo es un trabajo muy agradecido y muy bien pagado si realmente te posicionas«. Toda su generación de 'influencers' se está casando: «Las bodas y los nacimientos es algo que funciona muy bien en redes, he visto bodas de gente que conozco que ha sido literalmente un negocio, se pierde el encanto, es importante también tener los pies en el suelo y no hacerlo para conseguir seguidores y que te regalen el vestido o el catering porque si no lo hacen cómpratelo tú».

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