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Gunilla von Bismarck: «La 'belle epoque' que vivimos Luis y yo en Marbella se acabó, somos una raza a extigir»

Gunilla da el pistoletazo de salida al verano marbellí en el concierto de Michael Bolton

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Gunilla Von Bismarck y Luis Ortiz, la condesa alemana y el canalla de Marbella

Gunilla von Bismarck d.r.

Amparo de la Gama

La aparición pública en Marbella, de la condesa alemana, marca todos los años el pistoletazo de salida estival de 'la ciudad del canto sin dueño'. Hubo un tiempo en que Gunilla von Bismarck, nacida en Schleswig-Holstein, y bisnieta del canciller Otto von Bismarck, dormía de día y las noches eran exclusivas para ir de fiesta en fiesta, en una Marbella que era el epicentro de Europa.

La reina de la jet, la abanderada de la 'belle epoque' marbellí, sigue poniendo en el mapa esta ciudad, marcando el calendario del verano y ayer la veíamos en Starlite en el concierto de Michael Bolton, donde concedió una entrevista a ABC y nos explicaba que: «La nostalgia es buena porque es muestra de que has vivido muchas cosas y aun las quieres seguir viviendo. Solo que ahora cambian los formatos. Antes el inicio del estío eran las galas benéficas. Acudíamos religiosamente a todas, ahora nos encantan planes más tranquilos como estos conciertos maravillosos en la cantera de Naguelles, recibir amigos en casa y reírnos con nuestros nietos que están a punto de llegar este año».

Gunilla acudió a Salirte acompañada de un buen amigo. Luis Ortiz, su pareja se encuentra convaleciente del tratamiento que recibe tras haber superado un cáncer de próstata. «Pero Luis es un hombre optimista, con mucha fortaleza, que juega al golf, que hace deporte, le encanta jugar con los nietos, les he enseñado a jugar al golf y los niños le adoran. Luis mejora por días. Asi que espero aparecer muy pronto acompañada por él, como hice el año pasado en otros conciertos. Hemos celebrado hace poco nuestras bodas de oro de novios».

En la última salida que vimos a Luis, suscribía a esta periodista que, tenía unas ganas tremendas de vivir: «Como podéis ver, yo estoy mejor que nunca. Hasta me estáis viendo bailar, como en los viejos tiempos. Es que vamos… yo estoy tan bien, que mejor imposible. Por eso salgo para que la gente me vea y no piensen que estoy muerto como muchos han creído». El «rey de los Chorys», sufre desde hace unos años una dolencia, que tiene que ser tratada semanalmente y los resultados son estupendos: «Hasta ahora vamos venciendo la batalla-nos comentaba- Simplemente es adaptarte a lo que tienes y seguir el tratamiento. Voy todos los martes y los sábados al hospital para que me hagan mi diálisis. Me limpian por dentro y salgo como nuevo. Eso me da un chute de energía y hace que disfrute todo los que puedo la vida».

Gunilla y un amigo D.R.

El 'bon vivant' de los Bismarck, ha sido el emblema de la filosofía de esta estirpe que ha heredado el legado de la Marbella dorada. El hijo de Luis, Francisco Ortiz von Bismarck, ha sido uno de los puntos de apoyos más importante para la superación de la enfermedad de su padre. Él y su esposa, Elisabet Dutú, junto a sus nietos Luisito y Fran, le dan la vida.

Aquellos maravilosos años

Gunilla nunca necesito un trono propio, porque Marbella se lo concedió generosamente por obra y gracia del espíritu santo. Su simpatía y forma de ser, la ha hecho sin duda la reina de una ciudad que la corono por méritos propios. Hablar de Gunilla va apareado a hablar de Marbella: «Todos hemos cambiado. Yo he cambiado menos físicamente, que por dentro. En mi interior estoy más tranquila y soy más crítica. No me gusta el mundo de hoy. En los setenta y ochenta todo era más alegre, hoy... todo es mucho más aburrido».

Es por eso que la reina de la noche, se ha convertido ahora, en el hada buena de «Villa Troll», una casita en lo alto de la montaña de Istan, que compraron después de desprenderse de «Villa Sagitario», la enorme mansión que adquirieron unos uruguayos y que resultaba demasiado ostentosa para la vida que ahora lleva la aristócrata. «Me encanta la naturaleza, los animales, mi hijo, mis nietos, Luis... Bueno, Luis ¡lo que más! Y también me encanto yo, ja ja, cosa que no puede decir todo el mundo». De la época de los gloriosos setenta y ochenta, poco queda hoy en Marbella.

La valquiria de oro, ya no va una boîte, porque no le gusta esa música, ni acostarse a las siete de la mañana como hacía antes... «¡soy más vieja! Ya con 80 años no vamos de discotecas. Pero aquella época para mí sigue siendo mágica - nos dice- Una maravilla. Una de las anécdotas más divertidas que recuerdo, fue en Mau-Mau. Cantaba Roberto Carlos y estuvimos bailando y cantando hasta desgañitarnos, luego nos fuimos a la parte vieja de la ciudad y terminamos a las ocho de la mañana. Todo era impresionante, elegante. Guardo muchos recuerdos, como cuando me encontraba con Lola Flores en el Casino. Toda Marbella era elegante, impresionante... he conocido a grandes personas que, para mi desgracias, ya han muerto. Se han ido todos los divertidos».

Gunilla von Bismarck y Luis Ortiz gtres

Gunilla se formó en Ciencias Políticas en Paris y cuando le preguntamos si en algún momento de su vida se le ocurrió dar un paso como profesional en algún partido, se muere de la risa, ahora que hay elecciones: «Cuando veo a los políticos me doy cuenta de que estoy muy bien así. No por ello dejo de pensar y dar mi opinión».

Para Gunilla el alquimista de oro que tiño de magia los tejados de Marbella, fue sin duda fue Jaime de Mora. Era único. «Hablaba nueve idiomas, contaba unas historias increíbles y era un cachondo mental. También el príncipe Alfonso, a su manera. Pero ya no hay gente así. Ni en Marbella ni en ningún sitio. Somos una raza que está a punto de extinguirse».

Amistades como Sean Connery, Audrey Hepburn o Mel Ferrer, las lleva Gunilla en su mochila emocional: «Estuvieron en casa de mi madre, que era una mujer muy brillante, con mucha clase, que sabía hacerse querer y respetar. Sabía combinar a todo tipo de gente en las fiestas. Tengo deuda con Marbella por todo lo que me ha dado, tanto a mí como a mi familia».

Llegada de amigos a Casa Troll

Le preguntamos a Gunilla, si su casa se llenara de invitados como otros veranos, donde reciben a personalidades de todo el mundo, como cuando vino la familia real sueca. En su día se llegó a publicar que había sido novia del Rey Carlos Gustavo de Suecia, pero solo era una 'fake news'. «Jajá, Carlos y yo estudiamos en el mismo colegio y somos amigos de siempre. Silvia es madrina de mi hijo Francisco y sus chicos son fantásticos. Preparados y guapísimos. Me llevo bien con todos los reyes: los de Dinamarca, Holanda, Suecia».

Luis Ortiz y Gunilla con los Reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia gtres

Ahora los reyes de su casa son, como ella les apoda «sus dos gitanitos», los hijos de Liv y Francisco, que no quiere que la llamen abuela. «Me encanta ser abuela, pero la alegría más grande es que estamos felices y que es el proceso de la vida, me río mucho con ellos jugamos al pin-pon, bailamos... nos divertimos, juntos».

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