Una fuga, amenazada de secuestro y un divorcio millonario: la lucha de la princesa Haya de Jordania
En los últimos años, la 'royal' jordana ha vivido alejada del foco mediático por decisión propia. Este fin de semana, ha reaparecido junto a sus hijos en un evento celebrado en el sur de Inglaterra
El emir de Dubái espió el teléfono de su exmujer y su abogada
La princesa Haya de Jordania ya no teme al emir de Dubái: gana el juicio por la custodia de sus hijos
Un evento organizado por The Maiden Factor -una ONG que busca empoderar a las jóvenes mediante la educación- en el puerto deportivo Ocean Village, al sur de Inglaterra, ha sido el escenario elegido por la princesa Haya de Jordania para reaparecer públicamente tras varios años alejada del foco mediático. La última vez que se dejó ver fue en el funeral de Isabel II. Señalar que su retorno a la esfera pública coincide con el de sus hijos, Jalila y Zayed. También estuvo Sarah Ferguson, quien no dudó en inmortalizar el momento para su posterior publicación en las redes sociales. Así, este fin de semana, la exmujer del emir de Dubái volvía a la actualidad después de protagonizar una histórica huida de Palacio con destino a Reino Unido y recibir un sinfín de amenazas de secuestro que culminaron con el mayor caso de divorcio de la historia judicial británica.
Todo se remonta a 2019 cuando Haya de Jordania, acompañada por sus vástagos, decidió huir de Dubái alegando que temía por su vida. Un miedo que se incrementó después de conocer que su entonces esposo, Mohamed bin Rashid Al Maktum, había secuestrado, con anterioridad, a dos de sus hijas, las princesas Sheikha Latifa y Sheikha Shamsa. Así, las obligó a volver a la bautizada «ciudad del futuro». Como era de esperar, él negó todas las acusaciones. No obstante, una sentencia del Tribunal Superior británico, explicó, en 2020, que eran verídicas. Además, sus actos hablaban por sí solos. Tras la huida de su esposa, el emir irrumpió en las redes sociales con un poema, bajo el título de 'Viviste, moriste', plagado de amenazas, lo que motivó que la 'royal' jordana tuviera que desembolsar grandes cantidades de dinero en seguridad -pudo hacer frente al pago con una parte importante de los 34,6 millones de euros que se llevó cuando abandonó los Emiratos Árabes Unidos-.
No fue hasta 2021 cuando desapareció ese desasosiego que la obligó a estar en paradero desconocido durante sus primeros meses en Reino Unido. Tras presentar una demanda de divorcio, el Tribunal Supremo concluyó una sentencia sin precedentes en la justicia británica: el emir de Dubái tenía que pagar 650 millones de euros a la princesa Haya. Además, perdió la custodia de los hijos que tienen en común. Los jueces dispensaron a la 'royal' un presupuesto para que pudiera cubrir, sin problemas, los gastos de gestión de su residencia en Egham, Surrey, y de otra propiedad cercana al Palacio de Kensington. También para afrontar el pago de la seguridad y el de las vacaciones, salarios y alojamiento de una enfermera y de una niñera.
Alto nivel de seguridad
En lo que respecta a sus hijos, se dictaminó el pago de seis millones de euros anuales a cada uno. «Dado su estatus y la amenaza general de terrorismo y secuestro que afrontan, son particularmente vulnerables», sentenció el juez. Y añadió que «la principal amenaza a la que se enfrentan proviene del propio jeque». Por eso, «necesitan un alto nivel de seguridad para continuar a salvo» en territorio británico. Aunque la suma del divorcio sonó desorbitada para el resto de los mortales, no fue mucho para el emir de Dubái, cuya fortuna se estima en casi seis mil millones de euros.
La sentencia a favor de la hija del rey Hussein de Jordania llegó después de el Tribunal fallase que el emir de Dubái había pirateado, de forma ilegal, los dispositivos móviles de la princesa Haya, sus guardaespaldas y del equipo jurídico que defendía sus intereses legales. Apuntar que la letrada de la 'royal' fue Fiona Shackleton, la abogada que representó a Carlos III de Inglaterra cuando se separó de Diana de Gales. Con la instalación del sistema Software Pegasus, podían seguir la localización de la persona, leer sus textos y correos electrónicos, escuchar las llamadas, registrar la actividad en directo, así como acceder a las aplicaciones, a las instantáneas y hacer funcionar la cámara y el micrófono desde la distancia. El juez estimó que el jeque cometió «un abuso total de confianza y de poder» y dio su autorización «expresa o implícita» para que el iPhone de su mujer fuera espiado.
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