Charlotte Merz: «Para mí fue amor a primera vista, para él le tomó un poco más de tiempo»
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Si su marido es elegido canciller, lo que ocurrirá este domingo según todas las encuestas, Charlotte quiere seguir trabajando como jueza directora del Tribunal de Distrito de Arnsberg. «Tengo la intención de continuar mi vida como de costumbre, conducir al trabajo todas las mañanas, ... también porque supongo que mi marido podrá pasar mucho menos tiempo en casa cuando se convierta en canciller», dice.
A sus 64 años, tiene tras de si una sólida carrera judicial, aunque su mayor logro desde su punto de vista es su familia, sus tres hijos (Carola, Constanze y Philippe) y siete nietos fruto de un matrimonio estable de cuarenta y cuatro años. Entre Friedrich Merz y ella surgió un flechazo en una fiesta universitaria en agosto de 1980. «Para mí fue amor a primera vista, para él le tomó un poco más de tiempo», ha confesado, «nos volvimos a ver poco después, luego nos convertimos en pareja muy rápidamente«.
Su boda tuvo lugar en junio de 1981, con Charlotte ya embarazada de su primer hijo. «Eso no estaba planeado, pero estábamos felices. Teníamos claro que queríamos casarnos», echa la vista atrás, «nos miramos profundamente a los ojos por un momento y lo decidimos. Los dos lo queríamos y nunca nos hemos arrepentido de aquella decisión«. Charlotte siguió estudiando mientras cuidaba de su primer hijo e insiste en subrayar que su marido participó igual que ella de esa responsabilidad. »Lo que algunos escriben sobre la imagen que mi esposo tiene de las mujeres simplemente no es cierto. No puedo entenderlo de ninguna manera«, defiende al candidato cristianodemócrata de las acusaciones de minusvalorar el género femenino, «siempre hemos hecho todo juntos, hemos organizado vida familiar y matrimonial en igualdad de condiciones». «Por cierto», añade, «incluso más importante que la cuestión de quién saca la basura, encuentro el apoyo mental y emocional, que nunca me ha faltado por parte de mi marido».
Charlotte es la mayor de cinco hermanos en una familia de abogados. «Nuestros padres nos permitían muchas cosas y apenas las controlaban. Después de la escuela había almuerzo, luego tareas y luego salir a jugar. Solo teníamos que estar de vuelta en casa a tiempo para la cena. Esta libertad y la confianza de nuestros padres nos dio fuerzas para la vida«, recuerda sobre su infancia. »Mi padre a menudo se quejaba de los jueces en casa. A sus ojos, ellos tenían la culpa si no ganaba su juicio«, bromea, »yo quería estudiar en Bonn, pero mis padres me expulsaron amorosamente del nido«.

Friedrich Merz, de 69 años, reconoce que tiene muy en cuenta las opiniones políticas de Charlotte, que en alguna ocasión ha declarado por ejemplo que «como miembro de la CDU, madre y mujer políticamente interesada, me pregunto desde hace años por qué los gastos del cuidado de los niños no se pueden deducir de los impuestos de forma indefinida, a diferencia de los gastos de viaje. Esto me parece profundamente injusto». El candidato de la Unión Cristianodemócrata (CDU) también reconoce que su esposa ha sido un puntal de la fe católica de la familia y de su participación en la confraternidad católica del Kolpingwerk, una organización católica social. «Habría sido difícil para mí casarme con una mujer sin fe», declaró Merz hace años en una entrevista con Bunte. Y a menudo las habilidades sociales de Charlotte han suplido la tendencia de su marido a relacionarse solamente con su más estrecho círculo de amigos y colaboradores. En el verano de 2022, cuando el ministro de Finanzas y líder del Partido Liebera (FDP) organizó en Sylt una fastuosa boda con la periodista, Franca Lehfeldt, una buena amiga de Charlotte, tuvo que escuchar durante el baile que había sido invitado solamente como un «apéndice de su esposa», lo que Merz aceptó con una sonrisa.

Se trata de una mujer con mucho genio, que ha sacado a relucir en público solamente para defender a su marido. En mayo de 2024, durante un evento en Congreso Federal de la CDU, un periodista de la cadena pública de televisión ZDF intentó forzar una declaración de Merz sobre la «Leitkultur» (cultura dominante). Los guardaespaldas de Merz impidieron al reportero acercarse y Charlotte intervino, visiblemente enfadada. Se dirigió al periodista para responder: diciendo: «cultura dominante significa primero preguntar si alguien quiere dar una respuesta», mientras cubría con su mano el micrófono del periodista para evitar que grabase sus palabras.
Confiesa que le molesta ser percibida por el público en general sólo como la esposa de Friedrich Merz, en lugar de por su trayectoria como juez, e incluso que «detesta» que en los tribunales le pidan que envíe saludos a su marido. «Mi trabajo es un gran enriquecimiento para mí, me da independencia interior. El equipo del candidato de la CDU la considera un activo y cree que podría ayudar a su esposo a mejorar sus índices de popularidad entre las votantes femeninas, pero se ha mantenido al margen de la campaña y sus apariciones se han reducido al mínimo exigible protocolario.
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