El despiadado retrato psicológico del Príncipe Andrés: «Matón, mandón y frustrado»

El libro se llama 'Yes, Ma'am: The Secret Life of Royal Servants' (Sí, señora. La vida secreta de los sirvientes reales) y ya es un escándalo desde el primer día de su publicación. Lo ha escrito el biógrafo no oficial Tom Quinn y uno de los capítulos estelares, y que tanto ruido está haciendo, es el dedicado al Príncipe Andrés, a quien se le describe como «mantón, mandón y frustrado», entre otras muchas lindezas.

Hoy no se habla de otra cosa en la crónica social británica que de este peculiar volumen, escrito en base a entrevistas realizadas con personas que trabajaron en Buckingham Palace y que, por tanto, poseen información muy valiosa de cada uno de los miembros de la Familia Real británica a lo largo de los años. Y si hay un personaje controvertido en su seno, ese es el del Príncipe Andrés.

Definido a lo largo de los años como una persona con un carácter muy difícil e impulsivo, el libro de Quinn es prolífico en detalles. Como ese en el que cuenta cómo el Príncipe Andrés una vez despidió a un miembro del personal porque «no podía soportar» mirar un lunar de su rostro, según se afirma en las páginas de la obra.

Varios exempleados cuentan cómo el hermano de Carlos III insistió en destituir a ese miembro del personal porque no le gustaba cierto lunar que tenía en la cara y el libro detalla cómo los sirvientes reales lo calificaban como «un mandón» que tendía a «actuar como un clásico matón de escuela».

Los detalles en relación a su trato con los criados no dejan de sucederse. El duque de York también se las arregló para echar a otro miembro de su personal porque llevaba una corbata de nailon. Sembraba el terror entre el personal de Palacio.

Uno de sus antiguos sirvientes recordó: «Andrés siempre se comportó como si estuviera frustrado por no ser el primogénito y, por lo tanto, no estuviera destinado a convertirse en rey. Esta frustración lo convirtió en un poco matón en privado».

«Si le gustaba un miembro de su personal, podía ser muy leal y comprensivo, pero no podía resistirse a ser taxativo, mandón y mostrar mal humor si algo salía mal o no se hacía exactamente como a él le gustaba», añade otra fuente.

Esta no es la primera vez que el Príncipe Andrés se enfrenta a acusaciones de acoso y cabe recordar aquel relato de Paul Page, que trabajó como Comando de Protección Real entre 1998 y 2004, donde reseñaba la existencia de al menos 12 denuncias de acoso escolar contra el duque de York.

En 2022, este testimonio afirmó que había presentado personalmente tres denuncias diferentes ante funcionarios de palacio y que estaba al tanto de «al menos una docena» de denuncias más. Le dijo al 'Sunday Mirror' de forma textual: «Si Buckingham Palace es una organización justa que cuida a su personal, se debería iniciar una investigación para confirmar si Andrés es culpable o no de ser un acosador y de intimidar al personal».

La vida del Príncipe Andrés ha generado una enorme controversia de siempre, aunque todo se disparó desde que se hizo pública su estrecha relación con Jeffrey Epstein, acusado de tráfico sexual de menores en Florida y Nueva York. El royal incluso llegó a un acuerdo extrajudicial multimillonario con una denunciante para no ir a juicio.

Más recientemente, el escándalo volvió a salpicarle cuando se conocieron sus conexiones con Yang Tengbo, una persona con la que presuntamente trabajó y que luego se reveló como un espía chino que pudo recopilar una buena cantidad de información confidencial aprovechando su conexión.