Hazte premium Hazte premium

Carlos III y Camila, enamorados y cómplices: su día a día donde 'reinan' el humor y la lectura

El matrimonio real muestran su sintonía en todos los actos públicos

Camila Parker Bowles: la amante consorte que llegó a Reina

El Rey Carlos III de Inglaterra y la Reina Camila en la coronación GTRES

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Si la sombra del ciprés es alargada, las de Lady Di e Isabel II se hacen más pesadas que un día sin pan. Pero Carlos III y Camila han sobrevivido a ambas, reconstruyendo sus vidas y logrando una felicidad que, durante años, parecía les era esquiva. Si nos atenemos a las leyendas, todo comenzó durante un partido de polo en Great Windsor Park, cuando la debutante Camila Shand se acercó al joven Carlos y le espetó: «Mi bisabuela era la amante de tu tatarabuelo, ¿qué te parece?».

Aquella broma llevaba consigo una carga de karma que el destino se encargaría de dosificar a lo largo de 53 veranos. Se enamoraron, pero a Carlos le tenían preparada una boda de cuento con una novia que conquistó a todo el mundo menos a él. Camila fue 'la otra' mientras todos amaban a Lady Di. Y cuando se supo la infidelidad, la esposa pasó a ser la víctima perfecta y la amante, la villana a la que todos odiaban. Carlos y Camila vieron expuesta su intimidad sexual con unas grabaciones muy explícitas. Fue un escándalo. Dio igual. Se casaron. Y una cosa conviene recordar: una pareja sin sexo, muere; otra que lo habla y lo practica, está condenada a durar.

Transcurrido un año de la muerte de la Reina más longeva de Inglaterra, los nuevos Reyes apenas han vivido un momento tenso ante las cámaras. Fue en Irlanda, cuando una pluma rebelde soltó la tinta mientras Carlos firmaba un documento de las proclamaciones. Él perdía los papeles, literalmente; ella le calmaba. Algunos cuestionaron entonces su capacidad y le compararon con su madre, siempre perfecta. No ha habido más tensiones. Falta por ver si su figura es mejor valorada por sus súbditos.

La última encuesta de la BBC y YouGov, del pasado abril, mantenía la monarquía como primera opción de los británicos (68%), pero no aprobaban a Carlos III: el Rey, con un 49%, perdía frente a los Príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, que arrasaban con un 62%. Por si fuera poco, Camila se hundía con apenas un 34%. Veremos cómo cambian las cifras con la campaña de imagen que ambos han protagonizado en los últimos meses, aunque más allá del marketing que haga Buckingham Palace, las imágenes que hemos visto de la pareja en actos públicos confirman esa complicidad que Camila ya confesaba a 'British Vogue': «Es encantador ponerse al día cuando tenemos un poco de tiempo. Cuando nos vamos, lo mejor es que nos sentamos y leemos nuestros libros en diferentes rincones de la misma habitación. Es muy relajante porque sabes que no tienes que conversar. Simplemente nos sentamos y estamos juntos».

Imagen principal - Arriba; Carlos III y Camila durante la exposición floral de Sandringham en Norfolk. Izquierda; los Reyes en la inauguración del nuevo Jardín de la Coronación en Newtownabbey. Derecha; Camila, Carlos III y los príncipes Guillermo y Catalina en una ceremonia en Escocia
Imagen secundaria 1 - Arriba; Carlos III y Camila durante la exposición floral de Sandringham en Norfolk. Izquierda; los Reyes en la inauguración del nuevo Jardín de la Coronación en Newtownabbey. Derecha; Camila, Carlos III y los príncipes Guillermo y Catalina en una ceremonia en Escocia
Imagen secundaria 2 - Arriba; Carlos III y Camila durante la exposición floral de Sandringham en Norfolk. Izquierda; los Reyes en la inauguración del nuevo Jardín de la Coronación en Newtownabbey. Derecha; Camila, Carlos III y los príncipes Guillermo y Catalina en una ceremonia en Escocia
AMOR INCONDICIONAL Arriba; Carlos III y Camila durante la exposición floral de Sandringham en Norfolk. Izquierda; los Reyes en la inauguración del nuevo Jardín de la Coronación en Newtownabbey. Derecha; Camila, Carlos III y los príncipes Guillermo y Catalina en una ceremonia en Escocia GTRES

No hay más que ver cómo se miran, cómo ríen juntos, para ver que, efectivamente, no tienen que hablarse para decirse muchas cosas. Camila ha ejercido de perfecta consorte, acompañando a Carlos a fiestas y actos, nunca eclipsándolo con ninguna salida de tono. Pero le ha llevado a su terreno, al de las sonrisas, al de la cercanía con la gente, para humanizarlo, para dotarlo de esa expresión amarga que le acompañaba cuando parecía el príncipe que nunca llegaría a reinar. Ahora es el Rey.

La sombra de Isabel II, despejada

Camila ha aportado otra novedad a la Corte: ha roto con una tradición centenaria y ha dejado al margen a las damas de honor, rodeándose de seis amigas que actúan como asesoras, acompañantes, secretarias. Son su círculo más íntimo. Nadie fuera de él se acerca a ella o a su marido. Y menos a estas alturas de la vida.

Los Reyes comparten la pasión por la naturaleza, el campo, los animales, el medio ambiente, la comida sencilla. Dicen que ella tiene un sentido del humor que conquista a todo el mundo, que tiene luz, que todos la escuchan. Y que sabe escuchar, que lo hace atentamente. Carlos creció sintiéndose solo, con unos padres que no le hacían caso y no le daban amor. Ninguno. Camila ha sabido tocar la tecla. Gyles Brandreth, uno de sus biógrafos, asegura en 'Portrait of a love affair' ('Retrato de una historia de amor'): «Al verlos juntos, está claro que encajan perfectamente. Es juguetona con él y lo hace feliz. Ella no tiene ningún deseo de estar bajo el foco, no hay competencia. Todo lo que ella quiere es que a su marido le vaya bien».

La pareja lleva veinte años viviendo en Clarence House, donde han sido felices y quieren seguir siéndolo, pero también porque es un hogar sostenible, no como Buckingham Palace. En un principio, rechazaron mudarse a la residencia oficial porque, como aseguraron fuentes cercanas de sus majestades a 'The Sunday Times', el palacio «no es apto ni apropiado para el propósito del mundo moderno». Sus 775 habitaciones, con sus necesidades de aire acondicionado y calefacción, no lo hacen muy sostenible. Finalmente accedieron. Carlos, amante declarado de la arquitectura, se ha puesto al frente de un proyecto de remodelación que acumula cada vez más retrasos y lleva camino de superar los 440 millones de euros de presupuesto. A este paso, no podrán mudarse hasta 2.027, como mínimo. Mientras esperan, se sienten libres frente a Trafalgar Square.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación