Café Barbieri, un bar centenario de Lavapiés que habla italiano
detapeo
El emblemático local reabrió hace un año manteniendo su decoración y espíritu de los años 20. Es el escenario perfecto para un vermú o cóctel junto con su cocina italiana casera
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No hay nada más moderno ni rompedor que ser auténtico. El Café Barbieri, situado a pasos de la plaza de Lavapiés, vive una nueva etapa sacando pecho de su larguísima historia y su exquisita decoración de época, que lo hacen único. Se estrenó en 1902. Por sus estrechas mesas de mármol pasaron todas las personalidades del siglo pasado, que compartían tertulia y brindis con los antiguos vecinos de la villa. Tras un angustioso final y cierre durante la pandemia, hace un año volvió a abrir las puertas con renovadas ganas y propuesta.
La novedad se vertebra, sin embargo, sobre su carácter original. Así, la reforma del local que ha llevado a cabo su actual propietario, Paul Torriglia de Altolaguirre, ha preservado y puesto en valor los elementos de los años 20 que lo distinguen, desde sus butacas de terciopelo rojo y sus delicados apliques hasta las puertas y cristaleras, el suelo a cuadros, la antigua barra, la mampostería y los carteles, añadiéndole una iluminación discreta y mejorada.
Entrar a este bar de esquina es un maravilloso viaje al pasado aderezado por su revisada oferta gastronómica. Y es que Café Barbieri recupera la inspiración italiana inicial, en sintonía con la procedencia de su nuevo dueño, y plantea una carta hecha con pastas y pizzas como ejes principales, a lo que se suman una contenida muestra de entrantes y variados postres para completar la propuesta.
Café Barbieri

- Qué pedir: Caponata o provolone, luego pizza o pasta (en la foto, la rellena de calabaza). Y siempre postre.
- Perfecto para: Comer en cualquier momento. O desayunar.
- Precio cerveza: 3,20 euros (doble).
- Precio pizza: 13-15 euros.
- Dónde: Calle del Ave María, 45, Madrid. Abre todos los días. cafebarbieri.com
Hay ingredientes locales o venidos de la misma Italia de calidad. Sumado a ello, la elaboración es propia, lo cual ya de por sí destaca en medio de tantos bares y cadenas rendidos y hundidos a otras opciones más baratas y fáciles. En este local hay un horno donde se hace la pizza a la vista -muy buena masa e ingredientes con gran sabor (entre 13 y 14,50 euros)-, la pasta destaca por su punto -hay que probar los raviolis de rabo de toro (15,90) y los tortellinis de calabaza y trufa (15,50)- y los postres son caseros y maravillosos -el canoli de ricotta y pistacho, 'mini canoli siciliano', es imprescindible (2,50)-.



Entre semana hay menú diario (entrante, principal, pan, café y bebida por 13,90) y, ojo con el dato, unos desayunos de escándalo: la bollería y las tartas también se hacen allí mismo en sus cocinas.
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Todo ello hace que el Barbieri, con 120 años a sus espaldas y todo su lustre histórico, sea un lugar muy apropiado para tomarse cualquier día de estos un vermú o un cóctel -tiene carta de coctelería, entre 8 y 10 euros- tanto en su barra al paso como en sus mesitas, compartiendo uno de sus platos y dejándose imbuir de sus recuerdos.
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