La soledad, elegida y en su justa medida, podría ser buena para la salud
Una nueva investigación señala cómo dicho estado tiene más probabilidades de restaurar la energía y mantener un sentimiento de conexión con los demás
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La soledad lleva siempre consigo una connotación negativa. De hecho, la mayor investigación sobre la felicidad, que fue realizada por la Universidad de Harvard (EE.UU.), demostró que las relaciones personales son un potenciador mental y emocional clave en el estado de ánimo. No tenerlas, sin embargo, contribuye al aislamiento y destruye el estado de ánimo.
Sin embargo, disfrutar de la soledad puede ser también beneficioso. Eso sí, en su justa medida. Al menos es lo que asegura una nueva investigación publicada en la revista 'PLOS One'.
Morgan Quinn Ross, profesor de la de la Universidad Estatal de Oregón (EE.UU.), y Scott Campbell, de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.), encuestaron a casi 900 adultos en Estados Unidos y descubrieron que las actividades que proporcionan formas menos completas de soledad, como jugar a un juego con el móvil, escuchar Spotify mientras se viaja al trabajo, leer en una cafetería o ir al cine solo, ofrecen algunas ventajas para la salud. Sin embargo, dar paseos en solitario por la montaña y otros episodios similares de soledad intensa no tienen tantas probabilidades de restaurar la energía y mejorar la conexión social.
La clave está en diferenciar lo que los investigadores califican de 'formas menos completas de soledad', es decir, momentos puntuales en el día a día, o 'episodios de soledad intensa', más asociada con la soledad no deseada.
Los resultados son importantes por el papel que desempeña la soledad en la creación de vínculos, un factor clave en el estado de salud general de una persona, pues las investigaciones han demostrado que los vínculos sociales fuertes están relacionados con una vida más larga, una mejor salud mental y un menor riesgo de enfermedades graves, como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y demencia.
«Aprendimos que la soledad menos completa tiene más probabilidades de restaurar la energía y mantener un sentimiento de conexión con los demás», asegura Ross. «En un mundo donde la interacción social está casi siempre a un clic de distancia -prosigue-, necesitamos entender cómo equilibrar la interacción social con distintos tipos de soledad».
Energía social
Ross y Campbell examinaron las condiciones en las que la soledad de un individuo puede verse 'ensombrecida' por las personas o la tecnología. De hecho, señalan que la accesibilidad a los demás y el compromiso con los medios de comunicación pueden ensombrecer la experiencia de la soledad haciendo que el tiempo a solas tenga un carácter más social.
Los investigadores construyeron una matriz de la soledad que incluye un nivel básico -sin interacción con la gente- y un nivel total, que se refiere a ser inaccesible a los demás y no relacionarse con los medios de comunicación. La matriz les permitió investigar las ventajas y desventajas de estar solo, es decir, si experimentar este sentimiento de forma más completa maximiza el restablecimiento, mientras que experimentar la soledad de forma menos completa maximiza la relación.
Ross señala que una teoría muy extendida postula que la interacción social puede crear relación con los demás a expensas de la energía social, y que la soledad puede restaurar la energía social pero a costa de la relación. La energía social describe la capacidad de interacción social de una persona y puede considerarse como una batería que puede cargarse por completo, parcialmente o agotarse.
«Nuestro estudio sugiere que la soledad no es la otra cara de la interacción social», afirma Ross. «Mientras que una interacción social más intensa produce conexión pero agota la energía, una soledad igual de intensa agota tanto la energía como la conexión. La soledad no parece funcionar simplemente como una forma de recuperar la energía utilizada en la interacción social», explica.
Los científicos también descubrieron que la soledad era menos perjudicial para el bienestar de los individuos que pensaban que les ayudaba a recuperar energía y mantener la conexión, independientemente de cuánta energía les costaran sus interacciones sociales.
Curiosamente, estos resultados son válidos tanto para los extrovertidos como para los introvertidos, según Ross, quien añadió que una sugerencia basada en el estudio que la gente podría probar es intentar buscar la soledad sólo cuando esté constructivamente motivada para hacerlo.
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«Si tienes una actitud positiva hacia la soledad -porque la utilizas para restaurar la energía y sabes que podrás conectar con la gente más tarde-, entonces, elegirla, probablemente te hará sentir mejor», dice. «Pero si eliges la soledad por una actitud negativa hacia la interacción social -porque no quieres hablar con la gente-, probablemente te hará sentir peor».
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