Las claves de una experta en sueño para que la hora de dormir de los hijos no sea una pesadilla para los padres
Carmen Romero, psicóloga infantil especializada en sueño, explica que el estrés y las prisas de los padres dificultan que mantengan buenos hábitos de sueño en sus pequeños
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Quien tiene hijos sabe muy bien que la hora de acostarles suele ser un momento que se hace cuesta arriba porque muchos pequeños no quieren quedarse solos en la cama, lloran y lloran demandando compañía o se despiertan muchas veces durante la noche con ... un llanto inconsolable a menos que esté en brazos de sus padres.
¿Es que hay niños que duermen bien y otros que duermen mal, o somos los padres los que hacemos que tengan un buen o mal sueño? Carmen Romero, psicóloga infantil especializada en sueño, explica a ABC que hay niños más calmados que tienen más facilidad para enlazar los ciclos del sueño y duermen desde un principio mejor que otros, «pero eso no significa que no podamos conseguir mediante el cuidado y nuestras intervenciones que aprenda a dormirse de forma autónoma sin la necesidad del contacto físico continuado de los padres. Es una realidad que el sueño de los cero a los seis meses es inmaduro, el bebé, además, se está adaptando a su nueva vida y necesita comer y ser atendido durante el día y noche. A partir de los seis meses el sueño empieza a ser más maduro y nuestras intervenciones son definitivas para conseguir que duerman bien. En principio, el bebé sabe dormir al nacer pero necesita ciertos cuidados como es la alimentación, la higiene, el contacto físico y eso, muchas veces, acaba interfiriendo en el sueño. Así que sí sabemos bien cómo atender al bebé, conseguiremos enseñarle a dormir bien.
¿Por qué la hora de dormir de los niños se convierte en una pesadilla para los progenitores?
Se suele convertir en una pesadilla siempre y cuando no tengamos unas rutinas adecuadas a su edad, por eso es muy importante tener claro qué es lo que necesita y olvidarnos de lo que ellos realmente quieren porque si nos guiamos solo por lo que ellos quieren, que es jugar y estar con nosotros, lo que hacemos es caer en sus deseos sin tener en cuenta lo que le conviene. Debemos ser muy respetuosos, cariñosos y estar muy conectados con sus emociones, pero teniendo en cuenta que somos los padres los que les tenemos que ir guiando. Debemos tener claro cuáles son sus horarios ideales, marcar unas rutinas y manteniéndonos siempre firmes. Recomiendo mucho la rutina como puede ser lavado de los dientes, leer un cuento, un besito a los papás y nos dormimos. Podemos incluir también poner un poco de música, pero siempre y cuando que no se alargue más de 15 o 20 minutos. Y nunca, nunca, poner pantallas.
¿Cuáles son los mayores errores que suelen cometer los padres?
Cometer errores es algo natural porque todos queremos atender a nuestro bebé y que éste se sienta atendido, pero al mismo tiempo nosotros tenemos que poder llevar nuestro día a día, descansar, dormir de la manera que sea para poder afrontar el día siguiente. ¿Qué ocurre? Que siempre tenemos prisa por lograr que el bebé se duerma de forma inmediata y ese es posiblemente nuestro error. Es preferible tomarnos unos días unos días en intentar calmarlo, regularlo, etc sin acceder a según qué hábitos que van a ser contraproducentes en futuro próximo como, por ejemplo, darles de comer para que se vuelvan a dormir. Eso se convierte en pan para hoy y hambre para mañana porque se convierte en una muletilla.
¿Qué dudas son las más habituales en las familias?
Las dudas más habituales en las familias suelen ser la falta de conocimiento sobre los promedios de sueño que necesita alcanzar el niño por la noche y de día. Tampoco conocen el número de siestas o el tiempo de las mismas que necesitan durar como mínimo 45 minutos para que sean reparadoras. Luego hay un tema que son las ventanas del sueño que es desde que el bebé está despierto y se vuelve a dormir y que varían en las edades. Si nos pasamos en esas ventanas del sueño es que el cerebro del bebé se sobreexcita y dormir de nuevo se complica porque tienen un sueño ligero.
¿Por qué es tan difícil tener buenos hábitos a la hora de dormir?
Básicamente porque es habitual que tanto como padre y madre trabajen y llegan justos en horarios. Hay que contar con que ambos están muy cansados, los dos quieren estar con sus hijos, con lo cual llegando tarde a casa se encargan de baños, cenas, sin tener ayuda, lo que hace que todo se retrase y se rompa la necesaria armonía que necesita un bebé.
¿Cuáles son las principales recomendaciones por edades?
Informarse bien sobre los promedios de sueño que debe dormir un niño, tanto de noche como de día. Entender bien la importancia de las siestas que, en la mayoría de los casos, la falta de ellas, es lo que afecta en el sueño nocturno.
¿Qué efectos tiene en el niño dormir menos horas o hacerlo de forma interrumpida? ¿y en los padres?
Dormir seguido es la forma más reparadora en el descanso y muy reparadora en el cerebro del niño y el adulto. Si uno no descansa bien, las horas suficientes o seguidas, el cerebro se sobreexcita, los niveles de cortisol se disparan y eso causa mucho estrés.
Muchos padres, desesperados, prefieren que sus hijos no duerman la siesta para que cuando llegue la noche caigan rendidos, ¿es correcto?
Pensar que no dormir la siesta mejorará el sueño nocturno es un gran error porque si no lo hace estamos alargando las ventanas del sueño y en ese momento el cerebro, para mantenerse despierto y en vigilia lo que hace es incrementar los niveles de cortisol que es la hormona del estrés, la que nos mantiene en vigilia por lo que conseguirá dormirse después de batallar mucho y lo hará de forma ligera por lo que provocará varios despertares a lo largo de la noche.
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¿Hasta qué edad deben dormir la siesta?
Lo ideal es hasta los 3 años. A partir de esa edad podemos tener un ratito de estar tranquilo, en su sofá, con algún cuento, con música suave, con un cuento, etc…para bajar revoluciones.
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