Sara Noguera: «El azote no educa, mete miedo»
Hablamos con la experta en crianza respetuosa sobre hijos, educación y maternidad
«Formar una familia aporta mayor plenitud vital que tener un buen trabajo»
![Sara Noguera, madre y especialista en crianza respetuosa](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/familia/2023/10/06/sara-noguera-RWH6RoLGAW2oz4cuFcpwyEN-1200x840@abc.jpg)
«Nos la han liado, y a lo grande. Nos han hecho creer que la maternidad tiene unos patrones fijos, una manera correcta de enfocarse y un guion que, si sigues y ejecutas paso a paso, te permitirá que todo salga como en una ... portada de revista. También nos han dicho cómo tiene que ser una madre, y cómo no tiene que serlo, lo que debe asumir y las cosas por las que tiene que luchar... Quieren que trabajemos en lo que nos haga felices, pero que eso que nos hace felices no nos tenga tan absortas como para olvidarnos de lo que la sociedad espera de nosotras. Quieren que cuidemos de nuestras amistades y nos dediquemos a cuerpo y alma a los placeres de la vida. Pero que, al mismo tiempo, ahorremos, adelgacemos y aprendamos a dejar ir aquello que nos lastra».
«Que tengamos los hijos e hijas que nos dé la gana pero que sepamos que si tenemos uno, mal, y si tenemos dos, fatal. Y si tenemos más de dos, peor. Pero que los tengamos, si es nuestra decisión. 'Solo te doy mi humilde opinión'. No puedo ser la única persona en la faz de la tierra que ve un despropósito en la manera en que nos trata la sociedad».
Con estas palabras tan brillantes, duras, reales y acertadas, empieza Sara Noguera, madre y especialista en crianza respetuosa, su libro 'Ser madre es fácil (cuando no tienes hijos)' (Brugera), un manual sobre la maternidad real y sin culpa que toda madre debería leer.
- Menuda manera más clara de empezar, ¿no?
Nos han dado una visión muy edulcorada de la maternidad cuando lo que necesitamos es que alguien te cuente lo que realmente va a pasar y que vas a salir de ello, lo prometo. Sufrimos con la pura normalidad de la misma porque nos la han idealizado. Por eso se suele decir: 'Es que creía que esto iba a ser de otra manera'.
A la gente sólo le gusta contar lo bueno, no lo malo. ¡Lo vemos muy claramente en las redes sociales! Y cuando cuentas lo que es realmente la maternidad, parece que invitas a que no seas madre. ¡No es así! Hay que llegar a un equilibrio, contar lo bueno y lo malo y asumir que es parte de la vida: no solo vivimos cosas buenas, sino múltiples experiencias y sensaciones y muchas de ellas las capeamos.
Al idealizar la maternidad, se nos han ido generando complejos. Y cuando una madre dice 'a mí me cuesta', otra responde, 'a mi también'. Entonces dicen '¿Pero por qué no nos lo han contado antes?'.
- Cuentas en el libro que nos han enseñado a acumular y a no soltar. ¡Qué injusto!
Es muy importante. Nos dicen que tenemos que ser capaces de llegar a todo. Y, al mismo tiempo, pero con la boca pequeña, que no tenemos por qué. Pero se nos exige ser madre, pareja, trabajadora, amiga… Y cada vez que lo consigues, se celebra. Pero en el momento en el que pides ayuda, parece un fracaso. Y no lo es ni de lejos. No tenemos que llegar a todo para ser completas. No hay humano que no necesite acompañamiento o ayuda en algún momento de su vida. Se nos afea por no ser la mujer idealizada que esperan de nosotras, por no cumplir con las expectativas de los demás.
«A las madres nos han hecho creer que pedir ayuda es fracasar»
- Nos somos conscientes de que hay que soltar...
Nos cuesta porque no nos han dado permiso para ellos y porque nos han hecho creer que soltar es fracasar. Y no es así. Soltar es lo más realista que puede hacer una mujer. Es imposible hacerlo todo perfecto.
- Tampoco somos conscientes de la importancia del autocuidado pero es que... 'nunca tengo tiempo'.
Es fundamental sacar tiempo para una misma pero sin idealizarlo. Hay que rascarlo y mentalizarse para ello, por supuesto. Y aquí suele aparecer la culpa: '¡Cómo no voy a estar con mi hijo en mis ratos libres!', piensan muchas madres. Y yo contesto: ¡Pero cómo lo vas a hacer si ni siquiera estás contigo misma! Y autocuidarse no es ir a darse un masaje o hacer un viaje. Es simplemente estar un rato leyendo, por ejemplo. Yo, sin ir más lejos, tenía el otro día una reunión por la tarde. Le dije a mi marido, que es corresponsable, que la reunión empezaba una hora y media antes de lo que realmente era. Me encerré en la habitación y estuve viendo una serie y comiendo unos chocolates. Él se encargó de los baños, cenas, etc. ¡Autocuidado exprés! Y luego tuve mi mejor actitud y predisposición ante la reunión. Por tanto, hay que delegar.
- Resulta incomprensible, y al mismo tiempo aterrador, la soledad que rodea a la maternidad actual...
Totalmente. A mi esto me costó mucho escribirlo. Fue enfrentarme a lo que pensaba pero no quería. Como supuestamente lo podemos hacer todo… Seremos muy inteligentes, pero somos mamíferos y necesitamos estar acompañados de nuestros iguales. La maternidad está hecha para ser compartida. Necesitamos recuperar ese concepto de tribu que el capitalismo se está llevando por delante. En ciertas sociedades, aún siguen conservando que la tribu es lo más importante y luego ya está lo demás. Nosotros lo enfocamos del revés. Vamos remando contracorriente.
- ¿Y qué podemos hacer?
Algo muy liberador es compartir con desconocidos determinadas cosas que sientes. Me refiero a los grupos de lactancia, las mamás del parque, etc. En este tipo de espacios, nos sentimos más libres y decimos las cosas. Yo recuerdo a una mamá que vino a Kimudi, mi centro de crianza, que se puso a llorar cuando le pregunté '¿Qué tal estás?'. Me dijo que en los últimos cinco meses (desde que dio a luz), nadie se lo había preguntado. Vivimos en una sociedad que ha dejado de priorizar los cuidados.
- 'Conmigo estaba tranquilo hasta que has llegado tú'. Qué daño hace esta frase a las madres, ¿verdad? Y está muy normalizada.
Yo ya he empezado a contestar esta frase. Para mi, es un piropo porque demuestra que tú a tu hijo le das seguridad, acompañamiento, demuestra lo que siente por ti... Por eso nosotros somos más bruscos hablando con nuestros padres. Que tu peque te vea y llore, se queje, etc. es muy buena señal. Las madres estamos para educar a los niños, no a los adultos, que tampoco tienen por qué entenderlo.
- ¿Educar con autoridad o con autoritarismo?
Lo que hay que tener claro es que hacerlo rápido no es hacerlo bien, es decir, con el autoritarismo. Educar con autoridad, sin embargo, supone ser conscientes de que delante de ti tienes a un menor, que es libre e independiente. Ello implica constancia, paciencia, repetir las cosas muchas veces, poner límites…. Porque la crianza respetuosa tiene límites constantes de repetición. El azote no educa, mete miedo. Yo no quiero que mi hijo me tenga miedo y replique ese azote fuera de casa. Lo que quiero es explicarle, las veces que haga falta, por qué no hay que pegar, hasta que lo entienda porque lo ha comprendido, no porque me tenga miedo.
- Quienes optan por una crianza respetuosa, siempre reciben el mismo tipo de comentario: '¿No ves que no te hace caso? Dale un azote y ya verás cómo sí!'.
Eso es fruto de las prisas que tiene la sociedad pero los niños no funcionan a la velocidad que tú quieres. ¿Buscamos que un menor actúe rápido y además en base a los que tú consideras correcto? Yo prefiero que los demás tengan la sensación de que mi hijo está mal educado, a que a mí, como madre, me tenga miedo.
«Los niños no funcionan a la velocidad que tú quieres»
- Hablas en el libro de otro error que siempre cometen los padres y madres: el hecho de proyectar sobre los hijos.
La proyección es inevitable. Sentir ese miedo de que a él le pueda pasar eso que tú viviste. Para eso, hay que darle toda la información pertinente y buscar ayuda pero dejarle para que su vida vaya cogiendo formar propia, no en base a lo que tú viviste porque, entre otras cosas, los tiempos son muy diferentes.
La proyección tiende a creer mucho en lo que van a sentir los demás, y eso es imposible. Las mejores herramientas que podemos darles a los hijos son seguridad y compañía. Estar a su lado siempre, avisarle de que en el camino hay piedras, pero no quitárselas.
- Qué importante es también que los padres sepan pedir perdón a sus pequeños...
Es muy liberador. Ellos saben así que eres imperfecta y su nivel de ansiedad se reduce. Antes, se consideraba como muestra de debilidad pero no hay nada más sincero y respetuoso que disculparse, dando ejemplo. Luego les decimos, '¡pide perdón!' cuando jamás nos han visto a nosotros y todo son gritos y broncas.
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El que los adultos perdamos los nervios y metamos la pata, forma también parte de la crianza respetuosa. Cuando metemos la pata y lo reconocemos, explícitamente estamos diciendo que no somos perfectos. Los enfados y gritos muchas veces tienen más que ver con las expectativas y cansancio que con ellos.
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