ELLAS SON MÁS SEDENTARIAS
Estos son los motivos por los que las adolescentes dejan el deporte en Secundaria
El comienzo de esta etapa educativa marca un punto de inflexión en la práctica deportiva femenina
«El ejercicio físico es determinante en procesos cognitivos como la atención, la memoria o la concentración»
Ellas son más sedentarias. A partir de la adolescencia, coincidiendo con la entrada en Secundaria, desciende vertiginosamente la práctica deportiva que realizan a diario, y solo el 23 por ciento de las chicas de esta etapa educativa alcanza el nivel de actividad física ... recomendada por la OMS, frente al 49 por ciento de los chicos. Estas son, al menos, algunas de las conclusiones del informe Actividades físicas y deportivas para las adolescentes: Necesidad, barreras y recomendaciones.
El estudio, que ha sido presentado por el Grupo de Investigación Psicosocial en el Deporte de la Facultad CAFyD (INEF) de la Universidad Politécnica de Madrid, el Consejo COLEF y Fundación Mapfre, señala también que el 20,6 por ciento de las chicas no hace ninguna actividad física o deportiva al margen de la asignatura de Educación Física, frente al 9,2 por ciento de los chicos. Asimismo recoge que un 40 por ciento de ellas pasea para evitar el sedentarismo.
Sin embargo, y aquí está para María Martín Rodríguez, directora de informe y ex gimnasta rítmica española, el quid de la cuestión: un elevadísimo 78 por ciento confiesa que le gustaría hacer algún deporte, principalmente voleibol, fútbol o baloncesto, pero también baile y actividades vinculadas a la naturaleza, como surf o escalada. «Lo que hemos visto es que 7 de cada 10 chicas presentan necesidades no atendidas de actividad física o deportiva. Es decir, que no hacen, pero les gustaría hacer alguna o, que ya hacen y querrían hacer otras diferentes como las anteriormente mencionadas. Las adolescentes sí quieren divertirse con amigas haciendo deporte pero cuando llegan a la adolescencia, llega el vacío», sentencia.
¿Qué hay, entonces, detrás de este abandono femenino paulatino? Tras ahondar en las razones, el grupo de investigación ha encontrado varios motivos: «Uno de los principales es que llega un momento en Secundaria en el que aumenta la exigencia de los estudios y las adolescentes, en su tiempo extraescolar, priorizan los deberes». A esto se une, prosigue esta experta, «que en esta etapa vital hacen aparición los móviles, que suponen un gran problema ahora mismo cuando se utilizan casi de forma exclusiva para el ocio. Una de las cosas que nos decían las familias es que lo prioritario para sus hijas en el uso de su tiempo libre son, por este orden, los estudios, después las amigas y en tercer lugar, el teléfono».
Por otro lado, hay un hecho claro: la competición les motiva más a ellos (43 por ciento) que a ellas (18 por ciento). «La competición solo es motivante para una minoría», admite Martín Rodríguez, que compitió en la selección nacional de gimnasia rítmica de España y en los Juegos Olímpicos de Seúl. Además, advierte, «también les pasa a ellos: es el caso típico del chico que va a entrenar tres veces a la semana y luego le sacan solo tres minutos en el partido. Pero es un adolescente que quiere ir con sus amigos, porque se lo pasa bien, esos tres días se está moviendo...».
Las chicas, además, refieren mayores barreras contextuales, como son el déficit de lugares y una menor oferta enfocada a sus preferencias. En este sentido, todos los espacios de práctica deportiva de los patios de los colegios, denuncia esta ex gimnasta, «están ocupados por los chicos, pese a que no son más que ellas. Estas zonas escolares fueron diseñadas con la idea de deporte que había en el siglo XX. Por tanto, hay que transformar los patios. Ellos ven una cancha de fútbol y dicen: 'esto es para mi'' y si no juegan se ponen a hacer calistenia en las porterías. Ellas piden, por ejemplo, zonas seguras, apartadas del balonazo, con equipamiento de fuerza o para colgarse, balancearse, escalar o trepar...».
A esto se suma que existen otras barreras como las intrapersonales. «A las chicas les ha podido gustar más o menos las vivencias físico-deportivas que hayan tenido en la infancia, unido a que en ese momento vital de la adolescencia se pueden sentir menos seguras con los cambios físicos que experimentan y llegar a percibir que son menos capaces para la práctica deportiva».
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Entre las acciones estratégicas planteadas en el estudio, el grupo propone ampliar la oferta en los centros educativos. «Un buen ejemplo de esto –explica Martín Rodríguez–, es el Cabildo de Tenerife, que abre los colegios por la tarde para los alumnos de Secundaria igual que se hace en Infantil y Primaria. Con un matiz: a los adolescentes les preguntan qué actividades quieren hacer en este otro momento vital y la respuesta es que quieren ponerse en forma, hacer ejercicio físico, divirtiéndose, con música. Tienen otros intereses y sería bueno escucharlos para poder impulsar un modelo de práctica de salud que conviva con el deporte de competición. Es decir, que acoja también el disfrute».
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