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Pisos de 'entrenamiento' para madres con discapacidad intelectual

El proyecto de 'Madres Capaces' de la Fundación A LA PAR promueve la independencia de aquellas que son o se disponen a ser mamás

La iniciativa de un Kennedy que aterriza en España para fomentar la amistad entre niños con y sin discapacidad

«Ella ha renacido con el nacimiento de su hija Isabella», afirman desde Fundación A LA PAR ISABEL PERMUY
Carlota Fominaya

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«¿Por qué estás llorando? ¿Tienes hambre, quieres comer?». Es la conversación que mantiene Ella, de 26 años, con su bebé Isabela, de tan solo tres meses, en el saloncito de una de las casas de 'entrenamiento' que 'Madres Capaces', el proyecto de apoyo a mujeres con discapacidad intelectual y sus hijos de Fundación A LA PAR, tiene en Madrid. Esta charla, asegura Julia Gutiérrez, integradora y educadora social, además de coordinadora del proyecto, «no se hubiera producido hace tres años. Ella ha renacido con el nacimiento de Isabella».

Pese a su diagnóstico Ella cuenta cómo le ayudan en las cosas que no sabe: «con el biberón, el pañal, con la leche, las medicinas, a jugar con Ali, mi otro hijo, con los horarios de sueño… Antes era muy difícil, nadie me había enseñado», admite. Cuando llegó a esta entidad, Ella, con un 65 por ciento de discapacidad, «era incapaz de expresar sus sentimientos, pero desde que ha nacido la niña, es capaz de sonreír, de abrazar, de pedir ayuda… Antes estaba cerrada al mundo y cuando se planteaba un conflicto, se cerraba en banda», rememora Laura Gutiérrez Anidos, la integradora social y educadora de esta casa.

El acompañamiento llevado a cabo por esta técnica para mejorar las habilidades materno filiales de Ella ha sido fundamental en este proceso: En estos hogares, prosigue, «se trabaja el vínculo, la crianza y el apego entre la mamá y el nene. Son madres que están aquí voluntariamente con sus hijos y que, como cualquiera, tienen sus problemas. Nosotras únicamente guiamos en los estímulos y las dirigimos hacia una crianza positiva pero esa motivación de querer aprender y ser mejores la tienen».

Esta vivienda para madres con discapacidad, puesta en marcha el año pasado gracias a los Fondos Next Generation de la Unión Europea, es una casa propiedad de la Fundación, situada a las afueras de Madrid, y cuenta con más de 200 metros cuadrados de espacios colectivos e individuales. Cada madre tiene una habitación propia, pero comparten cocina, salón, el garaje donde guardan los carritos aparcados, un gran cuarto de juegos, el patio exterior donde próximamente van a instalar flores…

En este hogar conviven cuatro madres y seis menores procedentes de cuatro culturas diferentes que convivirán durante un par de años aproximadamente, hasta que adquieran la preparación y el colchón económico necesario para independizarse. «Esta experiencia piloto nos ha permitido corroborar que diferentes familias pueden convivir y apoyarse entre sí y por eso hemos empezado a promover las viviendas compartidas, de alquiler. Pero habrá más, esto es solo el comienzo», apunta la coordinadora del proyecto.

Imagen principal - Arriba, las madres, en la cocina, supervisadas por la educadora social. Abajo a la izquierda, Ella, con su bebé, Isabella, y a la derecha, el cartel que adorna la entrada
Imagen secundaria 1 - Arriba, las madres, en la cocina, supervisadas por la educadora social. Abajo a la izquierda, Ella, con su bebé, Isabella, y a la derecha, el cartel que adorna la entrada
Imagen secundaria 2 - Arriba, las madres, en la cocina, supervisadas por la educadora social. Abajo a la izquierda, Ella, con su bebé, Isabella, y a la derecha, el cartel que adorna la entrada
Arriba, las madres, en la cocina, supervisadas por la educadora social. Abajo a la izquierda, Ella, con su bebé, Isabella, y a la derecha, el cartel que adorna la entrada ISABEL PERMUY

La primera en formar parte de esta casa fue, precisamente, Ella, a quien le gusta que todo está impecablemente limpio: «Me encanta», reconoce tímida, mientras mece tranquila a su niña. La convivencia con sus compañeras de casa, Mailén, Tamara, y Alexia, también con discapacidad intelectual, es «buenísima». «Hemos buscado perfiles que creemos afines para que se ayuden entre ellas, pero el objetivo es conseguir la desinstitucionalización y facilitar la autonomía de estas mujeres», asegura Gutiérrez.

Para ello, desde 'Madres Capaces' les ofrecen diferentes herramientas: desde talleres de entrenamiento de las actividades y gestiones cotidianas hasta viviendas con apoyo, como esta. «Las acompañamos en las citas médicas, escolares, burocráticas o administrativas, incluso policiales a veces. Nos aseguramos de que lo hayan entendido y de que toda la información ha sido integrada», remarca la responsable del proyecto de la Fundación A LA PAR. «Cuando vamos a la compra, por ejemplo , estudiamos los precios, les enseñamos a comprar más barato, a no malgastar...etc.», apunta la educadora social.

Dentro del programa 'Madres Capaces' disponen, además, de apoyo psicológico y laboral (desde formación e inserción hasta seguimiento en el puesto de trabajo para mantenerlo y conseguir mejores condiciones). «La integración en una empresa de estas mujeres, de cara a que un día sean independientes, es otra de nuestras prioridades», insiste Gutiérrez Anidos. Mailén es un ejemplo de ello. Con una discapacidad del 36 por ciento, ha trabajado en Sephora como maquilladora, y lleva cinco años cumpliendo 'puntual' con su jornada en Rodilla.

Creación del vínculo

Mientras tanto, en esta casa, viven tranquilas, seguras, alejadas de una vida anterior desestructurada y cosida a puntadas de maltrato: violencia machista, intrafamiliar, trata de seres humanos…. «Casi todas han crecido en recursos asistenciales», reconoce la responsable de 'Madres Capaces'. «Aquí nos ayudamos entre nosotras, estamos bien, los niños están muy contentos, salen a jugar en el patio… Aquí crecen en una familia», expresa Mailén. De hecho, corrobora Laura Gutiérrez Anidos, la educadora social, «entre sí se llaman 'hermanos' y a las otras madres las llaman 'tías'».

El vínculo se trabaja a menudo, específica María del Moral, estudiante de prácticas de tercero de Educación Social de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), a través del juego con los niños. «Es una de las cosas fundamentales en la educación. A través de esta actividad se fomenta la unión, la confianza, y el vínculo entre madre e hijo. El juego es importante de muchas maneras: compartido con otros niños, entre los menores y con sus madres. Nosotras solo les planteamos nuevas formas y dinámicas de hacerlo.. Es una forma muy buena de conocer las necesidades o inquietudes personales de sus hijos y, en definitiva, de 'hacer familia'».

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Sobre el autor Carlota Fominaya

Periodista. Siempre en ABC. Primero en Economía, luego en Madrid y ahora en Familia, desde donde hablo de lo que de verdad importa: las dificultades cotidianas y las historias de quienes las superan

Carlota Fominaya

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