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La habilidad que los padres no suelen enseñar a sus hijos y es vital para criar con éxito

Una psicóloga con más de veinte años de experiencia, asegura que dicha capacidad es fundamental para que los menores se esfuercen

Diana Al Azem: «Tu hijo te cae mal y saca de quicio porque tú has obedecido mucho a tus padres y él no te hace ni caso»

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Aliza Pressman es psicóloga y lleva más de veinte años estudiando cómo educar a niños con éxito. Muchas son las investigaciones que hay en torno al tema pero para esta experta, autora de 'Los 5 principios de la crianza', hay una habilidad que pasa desapercibida para los progenitores cuando debería ser una máxima en la educación.

«La habilidad más olvidada que siempre digo a los nuevos padres que enseñen es la autoeficacia», asegura en un artículo escrito en CNBC. «Se trata -continua- de la creencia de una persona en su propia capacidad en hacer lo necesario para alcanzar sus objetivos. La autoestima te enseña a decir '¡Soy increíble!', pero la autoeficacia te enseña: 'Tengo lo que hace falta para resolver esto y conseguir lo que me propongo'«.

Según Pressman, los niños que son criados con esta habilidad «son más propensos a desafiarse a sí mismos y a esforzarse». «En lugar de culpar de sus fracasos a las circunstancias externas o a la falta de talento -dice-, se centrarán en factores que están bajo su control».

Pero, ¿cómo pueden las familias entrenar esta habilidad con sus hijos? La psicóloga ofrece cuatro puntos claves:

1

La experiencia de hacer las cosas bien

«Para que esto ocurra, los niños tienen que enfrentarse a retos adecuados a su nivel», explica la psicóloga, pues enfrentarse a experiencias para las que no están preparados «puede ser contraproducente». De la otra manera, se pondrán a prueba y verán que sí son capaces.

Sin embargo, cuando tu hijo se preocupe porque no sea capaz de conseguir algo, el padre o la madre ha de contestar: «Todavía».

2

Ver a otros hacerlo bien

Cuando un menor ve a otro de sus mismas características conseguir objetivos similares, le ayudará a desarrolla la autoeficacia. «Si ven a un niño mucho mayor conseguir algo, puede no tener el mismo efecto», advierte la psicóloga.

3

Recordar el historial

Tal y como sucede con muchos adultos, cuando tú no eres capaz de recordar aquellas cosas que has hecho bien, más difícil te será desarrollar esta habilidad porque «las historias que nos contamos sobre el pasado crean nuestra sensación de competencia sobre el futuro».

«Los estudios demuestran que las personas que se inclinan por el optimismo, tienen una mentalidad de crecimiento y creen en sí mismas no suelen tener experiencias pasadas tan diferentes a las de sus compañeros pesimistas. Simplemente recuerdan los éxitos más que los fracasos», subraya Pressman.

4

Sensación de calma

La psicóloga recuerda que es fundamental trabajar con los niños el estado de calma, saber cómo ir hacia él con respiraciones conscientes, por ejemplo. Y es que «si se sienten estresados, mareados o ansiosos cuando se enfrentan a retos, están más ocupados en esa respuesta fisiológica que en pensar lo que han de hacer» y serán menos competentes en lo que se propongan.

Cómo ayudar a los niños a desarrollar la autoeficacia

1

Animarles a intentarlo

Es fundamental que los progenitores animen a sus hijos a intentar a hacer cosas, especialmente aquellas en las que no son tan buenos. Y, en lugar de decirles frases tipo 'La práctica hace al maestro', «porque sabemos que eso no siempre es cierto y no buscamos la perfección -puntualiza la psicóloga-, recuérdale a tu hijo que el esfuerzo es aval de nuestra evolución».

2

Aclarar y corregir

Es fundamental que padres y madres no se centren en los errores. Frases tipo «otra vez te has equivocado» no enseñan al menor nada bueno. «En lugar de eso, intente repetir, reformular, cambiar la pregunta, aclarar las instrucciones y repasar las habilidades aprendidas».

Tampoco hay que estar usando constantemente la palabra 'no'. Según Pressman, «incluso con niños pequeños que señalan una manzana roja y dicen 'azul', puedes decirles: 'Ah, sí, los arándanos son azules, y esto es una manzana roja' en lugar de limitarte a corregirles o decirles: 'No es azul, tonto'».

3

Elogiar

«Cuando decimos '¡Buen trabajo!' tiene que ser sincero y específico. Díselo cuando reconozcas su verdadero esfuerzo, persistencia, creatividad, independencia y competencia», subraya la experta.

4

Estrategia

Los progenitores han de ayudar a los niños a trazar el plan de acción hacia el logro. «Si tu hijo hace un buen trabajo porque antes se ha hecho un esquema, puedes decirle: 'Me he dado cuenta de que has hecho un esquema. Seguro que esa es una de las razones por las que lo has hecho tan bien», ejemplifica.

Y lo mismo, si el caso ha sido el contrario: 'Me he dado cuenta de que no has hecho un esquema. Puede ser realmente difícil hacer un buen trabajo sin él. Intentemos hacer uno juntos'.

Pressman recuerda que «cuando los niños entienden que sus fracasos no se deben a limitaciones permanentes, se abre la puerta a futuros logros».

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