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Diez cosas que deberías saber hacer al cumplir los 18 años

El profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de A Coruña, Víctor Arufe, explica las razones por las que muchos menores cumplen la mayoría de edad sin saber enfrentarse a los obstáculos de la vida adulta

«Si tus hijos dicen estas diez frases estás educando bien»

Muchos jóvenes no han recibido la educación para saber enfrentarse a los problemas cotidianos
Laura Peraita

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Para muchos menores, cumplir los 18 años es un momento ansiado porque supone cruzar una barrera temporal que les permite acceder a numerosas aspiraciones que hasta la fecha no les estaba permitido realizar. Sin embargo, no son pocos los adultos que consideran que son demasiados los jóvenes que en la actualidad carecen de las estrategias y habilidades para desenvolverse en el mundo adulto sin dificultades y alcanzar el éxito.

Según Víctor Arufe, profesor de la facultad de educación de la Universidad de A Coruña y director de la Unidad de Investigación UNIDEF, «son pocos los que han recibido una educación durante su infancia, niñez y adolescencia suficiente como para dotarles del conocimiento adecuado para afrontar los problemas u obstáculos que puede encontrar en su vida, y especialmente en la emancipación. Y es que, según datos de Eurostat (2021), los jóvenes se emancipan de media a los 29,8 años de edad, y según informa el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud (2023), sólo un 16% lo hace entre los 18 y 29 años».

¿De quién es la responsabilidad final de que sepan enfrentarse a los obstáculos a partir de la mayoría de edad: de los propios jóvenes o de los padres?

Como todas esas habilidades están relacionadas con la educación, siempre es, en primer lugar, responsabilidad de la familia, de sus progenitores. Son estos quienes deben garantizar una correcta educación para que los niños y adolescentes vayan asumiendo cada vez más responsabilidades de forma progresiva hasta llegar a la adultez. Es el mejor legado que pueden dejar unos padres a un hijo: ser autónomo, autosuficiente y educado.

Pero es también una responsabilidad de cada individuo, nuestra actitud ante la vida es clave. Ser consciente de que tenemos que aprender estas tareas o habilidades es nuestra propia responsabilidad.

También la escuela y el sistema educativo debe afrontar este tipo de enseñanzas, pues no olvidemos que todas las personas pasamos de media un 20-25% de nuestra vida en una institución académica, tiempo suficiente para adquirir estas y otras habilidades. Sin embargo, es curioso ver cómo los jóvenes que acaban Bachillerato siguen saliendo de esta etapa educativa sin muchas habilidades que deberían ser básicas, como saber cocinar, hacer la colada, tener conocimientos de primeros auxilios o disponer de herramientas para saber hacer ejercicio físico o autocuidarse mentalmente.

Y, por último, la responsabilidad corresponde a la sociedad en la que vivimos. Estamos ante una sociedad en la que se permiten muchas cosas, entre ellas la ausencia de una ley fuerte ante publicidad engañosa o el sistema de etiquetado como Nutriscore criticado por muchos nutricionistas, lo que conduce a la confusión por parte de los jóvenes sobre lo que es bueno o nocivo para su salud. De ahí la importancia de trabajar el pensamiento crítico sobre estos aspectos.

¿Por qué consienten muchos padres que sus hijos no asuman este tipo de responsabilidades? ¿Tienen los jóvenes sensación de 'inútiles' o es que saben aprovechar la ocasión de que se lo den todo hecho porque... ya aprenderán cuando no les quede más remedio?

Muchos progenitores afirman que son conscientes de que sus hijos pueden hacer esas tareas y muchas más, pero que por ayudarles, las acaban haciendo ellos. Esto que aparentemente puede ser bueno, realmente perjudica la autonomía e independencia de los jóvenes.

Hay demasiada sobreprotección en los hogares, y son muchos los docentes que alarman de que la sociedad está cambiando. Por ejemplo, hay niños de 6 años que caen en el patio del recreo y no se levantan hasta que venga una profesora a levantarlo; o padres que esperan a sus hijos de Primaria en el colegio y nada más salir les cogen la mochila y les dejan ir con el móvil o tablet para casa, sin hacerles ver que la mochila es su responsabilidad y no una carga para el padre o la madre.

En la universidad se ha dado el caso de venir a una revisión de examen una madre con su hija. Y en el periodo de matrícula se observan a muchos padres de hijos con edad de 18 años haciendo todo el trámite burocrático de matriculación.

Hay muchos jóvenes con problemas de salud mental por la falta de obligaciones. Son jóvenes a los que se les ha dado solo beneficios sin esfuerzo y poseen niveles bajos de diferentes variables psicológicas, como la autoestima o la autoconfianza. Incluso el sedentarismo y el excesivo tiempo de pantalla puede provocar muchos problemas de salud mental. El ejercicio físico, que implica esfuerzo y disciplina, es una fuente de prevención y rehabilitación de problemas de salud mental.

Hay jóvenes que son muy independientes y autosuficientes, en mi aula generalmente podría decir que un 10%, y apuestan por la independencia económica, buscan trabajo de forma activa, etc. Se les ve con otras inquietudes y otra actitud. Luego otro porcentaje son a los que les gusta que sus padres les hagan todo, y lo saben, pero lo consienten porque es más cómodo para ellos. Aunque una gran mayoría afirma que muchas habilidades prefieren aprenderlas cuando las necesiten.

¿Qué diez cosas deberían saber hacer a los 18 años?

1. Expresarse bien: En la sociedad actual resulta clave expresarse bien tanto de forma escrita como verbal. Muchos jóvenes consiguen su primer empleo por sus habilidades comunicativas y comunicación efectiva. La ausencia de faltas de ortografía, una buena gramática y sintaxis puede ser el paso para la consecución de un primer empleo. También es importante destacar que en la universidad muchos docentes penalizan en la calificación las faltas de ortografía en los exámenes.

2. Mecanografía: Muchos niños y adolescentes pasan horas y horas delante de un ordenador, pero una gran mayoría de ellos no saben escribir correctamente en el teclado. Se trata de una habilidad que ahorra mucho tiempo en las tareas realizadas digitalmente. Internet ofrece numerosas posibilidades para realizar un curso de formación en mecanografía y aprender a escribir con más de 180 pulsaciones por minuto.

3. Economía y trámites básicos: Cuando los jóvenes se independizan en pisos de alquiler con otros amigos deben saber gestionar una cantidad económica mensual, ya proceda de la beca o de las aportaciones de sus familiares o independencia económica. Conocer los conceptos básicos de economía es clave para su supervivencia económica, deben, entre otras cuestiones, ser conscientes del valor de las cosas, conocer cuánto gastan en ocio, cuánto en vicios, cuánto en mejora de sus habilidades profesionales, etc. Además, deben tener nociones para saber gestionar trámites básicos con entidades bancarias y otros tipo de instituciones.

4. Hacer la colada: Cada vez son más los progenitores que asumen una gran carga de trabajo con sus hijos, de tal manera que les realizan prácticamente todas las tareas domésticas, desde lavarle la ropa a planchársela, secársela u ordenarla en el armario. Sin embargo, estas tareas domésticas debían haberlas aprendido ya en la niñez. Con 18 años cumplidos es un básico que los jóvenes sepan poner una lavadora, mezclar productos, tender la ropa, etc. Aún así, todavía hay muchos universitarios que durante el fin de semana llevan maletas de ropa sucia a casa de sus padres para que sean ellos quienes se las laven.

5. Consultar fuentes fiables: Vivimos en una sociedad de la sobreinformación y desinformación, junto con noticias fakes que flotan a diario en el vasto océano de internet. Saber distinguir qué páginas o fuentes de información son fiables y cuáles no, resulta una tarea indispensable en todos los jóvenes para fomentar su pensamiento crítico, establecer su propio entorno de aprendizaje y conocer los riesgos de compartir información falsa o manipulada.

6. Cocinar básicos: Los expertos en salud no dejan de advertir sobre las consecuencias nefastas que provoca la comida basura en la salud de la población juvenil. Por este motivo, saber cocinar alimentos básicos es clave para sobrevivir en el mundo adulto. En este sentido, un joven debería saber cocinar pasta, tortilla, lentejas y otras legumbres, elaborar ensaladas, carne al horno, guisada o a la plancha, etc. Conocer tiempos de cocción, tiempos de descongelación y el proceso del mismo, etc. Peso a ello, muchos jóvenes viven cada semana de los tuppers preparados por sus progenitores los fines de semana o se alimentan a base de pizzas precocinadas.

7. Comer bien: Junto a la cocina básica es importante saber comer bien, conjugar la cantidad de los macronutrientes y micronutrientes básicos en función de nuestra morfología corporal y gasto calórico diario. La alimentación, junto al mercado de la salud, estética, ejercicio físico y envejecimiento son emergentes donde lamentablemente coexiste mucha publicidad engañosa y malas prácticas, en el caso de la nutrición informando de productos milagrosos o dietas que presumen de muchos beneficios.

8. Primeros auxilios: Si consiguiésemos crear una sociedad conocedora de los primeros auxilios evitaríamos muchas patologías, e incluso muertes. Es esencial saber cómo actuar ante un síncope, una quemadura o un sangrado exterior para aminorar los efectos de ese accidente mientras esperamos a los servicios sanitarios en caso de ser necesario.

9. Autocuidado físico y mental: El autocuidado ya es una obligación en una sociedad donde se ha disparado la tasa de problemas de salud mental y salud física como sobrepeso u obesidad, entre otras patologías. Saber realizar ejercicio físico saludable de forma básica, meditar o conocer algunas estrategias para el control mental es importantísimo en la juventud.

10. Normas de educación y convivencia: El ser humano como ser social debe ser consciente de su participación en la sociedad y que esta conlleva el cumplimiento de unas normas de educación que favorecen la convivencia. Muchos jóvenes carecen de ellas, por lo que llegar a los 18 años sin conocerlas o aplicarlas en el día a día supondrá un problema de convivencia y dificultad de participación en la sociedad.

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