«No aguanto a mis hijos»: la realidad de muchos padres y madres tras las vacaciones
La convivencia familiar no siempre es idílica por eso hay que saber afrontar las diferentes situaciones
«Pensamos que si no tenemos sexo algo va mal en nuestra pareja»
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Es finales de agosto y muchas familias tienen la sensación de estar agotadas. Gran parte de ellas regresan de las vacaciones con una extraña sensación, con ganas de volver a la rutina y de que los más pequeños de la casa, adolescentes incluidos, vuelvan ya al cole.
«Es normal y natural que padres y madres experimenten esa sensación», explica Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga del Centro EVEL, para la tranquilidad de muchos adultos que se sienten 'culpables' por experimentar la sensación de 'no aguantar más' a sus hijos. «Todos somos personas y somos diferentes», recuerda.
Los hijos, en función de las edades que tengan, están atravesando, además, por diferentes etapas del desarrollo que no siempre son entendidas. «El camino hacia la maduración, el desarrollo de la identidad, etc. Todo ello influye a medida que más tiempo pasamos juntos», recuerda la experta. «Esta misma situación sucede con las parejas -puntualiza- ¿Quién no ha dicho alguna vez que no aguanta a su marido o a su mujer? ¡Todos! Lo raro es lo contrario».
Según Rodríguez Ruiz, las relaciones familiares son nexos de confianza y «durante la convivencia, las emociones están ahí». «Como adultos, tenemos el ideal de lo que cada uno espera de su hijo y luego nos chocamos con la realidad, al igual que sucede con la pareja». Es así cómo afloran las emociones y los conflictos e incluso llegamos a decir frases como 'no te aguanto', 'a ver si se acaban ya las vacaciones' o 'qué ganas tengo de volver a casa'.
Para afrontar este tipo de situaciones, Rodríguez Ruiz aconseja entenderlas primero. «Como familia, es natural que haya enfados, culpa, etc. ¡La maternidad está muy edulcorada! Parece que todo tiene que ser siempre ideal, siempre te tienes que sentir bien... y no es así». El segundo paso, por tanto, es «quitarse las culpas porque son cosas que pasan».
En lo que sí hay que poner especial atención es en cómo interpretamos las cosas. «Es verdad que la sensación de no aguantar más es real pero hay que detenerse en cómo interpretamos lo que nos pasa», puntualiza. «Es decir, si tenemos un hijo adolescente que está en un momento de su desarrollo en el que no quiere saber nada de sus padres, algo que es lógico y normal, si nos lo tomamos como algo personal, mal. Si pensamos que nos está constantemente retando, mal también. No se trata de no poner límites sino de interpretar y responder. Preguntarse: '¿Es un ataque contra mi o es que mi hijo me necesita?'. Interpretar y responder, no reaccionar», explica la psicóloga. «Esto es difícil -reconoce- porque requiere separarse de uno mismo para poder verlo».
«Hay que detenerse en cómo interpretamos lo que nos pasa»
Para evitar llegar agotados después de las vacaciones, la experta aboga también por la comunicación efectiva. «Las discusiones no nos llevan a nada porque no nos escuchamos. Hay que decir qué nos pasa, qué nos ha sentado mal, explicarlo... Los gritos son las respuestas a eso que no nos gusta y que debemos explicar. Tanto hijos como padres tienen que analizar, escuchar y expresar». Toca tirar, por tanto, de inteligencia emocional.
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Muy importante es también que el estrés de las vacaciones y los hijos no pase factura a la pareja. «Es fundamental que tanto en verano como durante el resto del año, las dos personas busquen ratos para ellas. Muchas veces, nos enfocamos demasiado en los hijos y descuidamos, sin ser conscientes, a la pareja», afirma la experta. «Y en esas citas -continua- hablar de los niños lo menos posible. Para afrontar la crianza con éxito, la pareja tiene que estar fuerte, conectada, por eso es fundamental no perder esa esencia».
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