¿Se debe recordar en voz alta a los familiares que ya no están esta Navidad?
Noemí Tovar, psicóloga sanitaria y autora de «Envejecer con sabiduría» explica la importancia de la experiencia transmitida por las personas mayores
![En Navidad se echa especialmente de menos a los seres fallecidos porque es cuando la familia está más unida](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/familia/2022/12/23/navidadtriste-RIQWDBvRDIg8a4srDXaPaJJ-1200x840@abc.jpg)
En ocasiones, la llegada de la Navidad es para algunos un momento triste porque se echa mucho de menos a los seres queridos que ya no están con nosotros (padres, abuelos...) ¿Qué sabiduría pueden aportar los padres en la Navidad a sus hijos? Según Noemí Tovar, psicóloga sanitaria, y autora de «Envejecer con sabiduría», los mayores con su presencia nos pueden recordar «lo vulnerables, frágiles y fuertes que somos al mismo tiempo, que la vida tiene fecha de caducidad y que nosotros un día seremos igualmente ancianos. Y sobre todo con su presencia pueden aportar amor, gratitud y unión».
-¿Qué tipo de sabiduría pueden aportar los abuelos a sus nietos en Navidad?
Los abuelos, esos seres dignificados por el tiempo y la experiencia, aportan a sus nietos ese sentimiento balsámico y beneficioso que es el amor. En Navidad podemos pasar juntos más tiempo dando y recibiendo ese sentimiento mágico que los abuelos dominan y priorizan en sus queridos nietos, en forma de prestar atención, escuchar, acariciar, abrazar, contar cuentos…
-¿De que manera hay que valorar en las reuniones navideñas la presencia de padres mayores o abuelos impedidos físicamente?
En Navidad, un tiempo especialmente familiar, cobra un gran valor esta toma de conciencia sensibilizándonos a aceptar nuestro propio deterioro, cuidando de las personas que hoy son dependientes y que un día nos trajeron aquí. Su presencia nos puede generar una gran satisfacción porque puede engendrar unos sentimientos de pertenencia a nuestra humanidad.
-¿Se debe recordar a los abuelos o a los padres que ya no están con nosotros en Navidad?
Recordarles es importante, es una forma de tenerles presentes. Parece que en Navidad se les echa más de menos porque en esa época es cuando la familia está más unida. En la cena de Nochebuena, de Navidad, sus asientos están vacíos y es buen momento para contar anécdotas de sus vidas con amor, con humor ayudándonos a suavizar esa tristeza de su ausencia. Eso y centrarnos en el cariño de los presentes, diciéndonos lo importantes que somos los unos para los otros.
-¿Que pueden aportar personas mayores que no tiene hijos, o que están separadas a sus sobrinos y hermanos?
Estar presente es una forma de amar y ser amado. Tener hermanos y sobrinos puede convertirse en una familia especialmente gratificante. Darles amor se convierte en un grato y enriquecedor recibo. Ser resiliente es tener fortalezas y contar con una mano amiga. La compañía de esos seres especiales –hermanos y sobrinos- puede paliar la soledad de aquellas personas que viven solas. Llevar bien la soledad es un aprendizaje, un proceso que bien manejado puede ser muy enriquecedor.
-¿Cómo se percibe el papel de la mujer en estas reuniones navideñas?
Las mujeres son poseedora de fortalezas importantes. Su capacidad de aunar la habilidad de cuidar y estar pendiente de sus hijos haciéndolo compatible con su actividad profesional, en muchas ocasiones es digna de admiración, aunque esto pueda resultar un tópico. Tiene una gran capacidad de empatizar, capacidad organizativa, un gran sentido de la responsabilidad, de solucionar conflictos. Su rendimiento no tiene límites. Por supuesto, hemos de evitar la sobregeneralización. No siempre es así, ni todas las mujeres poseen estas capacidades.
-¿Y el hombre?
Igualmente, evitando la sobregeneralización (no todos los hombres tienen estas capacidades) podríamos resaltar la capacidad de resiliencia, su curiosidad, su creatividad, su sentido de la competitividad, su capacidad de entrega al trabajo. Pero insisto, observar estas fortalezas desde la distancia.
-¿Cuál es la diferencia entre felicidad y plenitud en Navidad?
La felicidad está sobrevalorada en nuestra sociedad, en nuestra cultura. No podemos estar permanentemente felices todo el tiempo. Es un objetivo irrealizable y al no conseguirlo, nos frustramos. Yo propongo ser más humildes y no tener unas expectativas inalcanzables. La plenitud tiene más que ver con el equilibrio, la paz. Y en este estado podemos saber manejar los buenos y sobre todo los malos momentos. La plenitud puede tener que ver con haber vivido desde la experiencia y saber que no todo puede terminar bien y que eso forma parte de la vida. Es como un encuentro que podemos hacer entre plenitud y aceptación. Aceptar que no todo es maravilloso y eso es lo que nos lleva a la sabiduría de vivir, de envejecer.
-¿Cómo se puede envejecer con sabiduría?
Para saber envejecer con sabiduría conviene aprender recursos de autocuidado que nos permitan autorregularnos para estar estables. Por ejemplo, aprender a manejar el pensamiento. Con frecuencia distorsionamos la realidad porque aprendemos a percibirla erróneamente. Hemos de aprender a clarificar los valores, que son ideas o creencias que tenemos los individuos y que determinan lo que es importante en nuestra vida. Nos informan hacia donde tenemos que dirigirnos y cómo: sosiego, el valor de ser uno mismo, tener compasión, amor incondicional, el valor de estar contento con uno mismo.
-¿Qué se gana con la edad?
Se puede ganar en tranquilidad, en capacidad de relativizar las cosas, se pueden valorar más los sentimientos como el amor, las cosas materiales pueden perder importancia, más tiempo disponible, más sentido del humor, se aprende a minimizar y a restar importancia a cosas que no la tienen, nos puede importar menos el qué dirán o tenemos menos necesidad de aprobación, ganamos en autoconocimiento, ganamos perspectiva acerca de las cosas, más ser que tener, podemos ganar en paciencia.
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-¿Qué supone mantener al anciano en nuestro hogar?
Tener en nuestro hogar al anciano/a es una tarea profundamente satisfactoria, aunque conviene planificarlo y organizarlo para evitar una sobrecarga física y emocional del cuidador. Cuidar a nuestro mayor significa estar asequible, dedicarle tiempo y cariño en forma de escucha, diálogo, regalarle sonrisas. Es una tarea que a la larga puede ser muy enriquecedora.
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