¿Eres un 'kidult' y aún no lo sabes?
Disfrute, diversión, satisfacción, felicidad, nostalgia calidez... son algunas de las emociones que persiguen estas personas, mayoritariamente entre los 30 y 40 años de edad
Juegos de mesa: «Con 15 minutos diarios saneamos el vínculo afectivo y emocional con los hijos»

Las emociones surgen del disfrute y la diversión de ciertos lazos emocionales
Los kidults son adultos (mayoritariamente entre los 30 y 40 años) que buscan juguetes y personajes relacionados con su etapa infantil. Según los especialistas en el tema, cada vez hay más, ya sea por coleccionismo o por ocio, puesto que el hecho de volver a las construcciones, maquetas o puzles… suponen una forma de recuperar esa niñez, en muchos casos, teñida de nostalgia.
Según Clara de Asís Ramos, psicóloga infantil en un centro de atención temprana y colaboradora de Colorbaby, que analiza este fenómeno, esta mirada al pasado se produce porque el juego es una actividad fundamental para el aprendizaje y el desarrollo emocional de los niños (y de los adultos). «Les permite expresarse libremente, explorar su imaginación, aprender habilidades sociales y resolver problemas de manera creativa. Las emociones positivas surgen del disfrute, la diversión y la satisfacción que experimentan durante el juego, así como de los lazos emocionales que se forman al participar e interactuar con los demás participantes, como la familia».
Estas experiencias de juego «pueden crear recuerdos que, al mirar hacia atrás en el pasado, evocan sentimientos de felicidad, nostalgia y calidez. Recordar esos momentos de juego en familia tiende a generar emociones agradables porque están asociadas con la unión familiar, la alegría y el afecto compartido».
¿Son los juegos compartidos los que más emociones producen?
El juego compartido tiende a ser más gratificante y a generar emociones más intensas que el juego individual porque implica interacción social y conexión emocional con otros. Las personas experimentan una sensación de pertenencia y cooperación, lo que puede generar emociones como la alegría, la diversión, el afecto y la satisfacción. Además, el hecho de compartir experiencias positivas con otros refuerza los vínculos sociales y fortalece las relaciones interpersonales.
En niños, este tipo de experiencias, no solo generan emociones positivas, sino que, además, enriquecen el desarrollo infantil, ya que el juego compartido con iguales son una oportunidad para practicar habilidades de regulación emocional, como expresar sus sentimientos, resolver conflictos de manera constructiva y aprender a trabajar en equipo.
¿Son sentimientos distintos en los hombres y mujeres hoy adultos? ¿Sienten mayor emotividad las madres?
Tanto hombres como mujeres pueden experimentar emociones al recordar momentos de juego de su infancia. Sin embargo, esta experiencia emocional puede variar entre individuos independientemente de su género. No todos los adultos experimentan las mismas emociones, pues la manera en la que cada adulto las percibe y siente está influida por las experiencias individuales pasadas, el contexto actual y las preferencias personales.
La emoción de recordar momentos de juegos compartidos en familia no se limita necesariamente a las madres, sino que puede ser experimentada por cualquier miembro de la familia que haya sido partícipe en los momentos de cuidado y juego. Ya que esta emotividad puede surgir debido al vínculo emocional que se ha desarrollado a lo largo del tiempo y a las experiencias compartidas que han contribuido a la conexión familiar
¿Es habitual que los padres de hoy quieran que sus hijos compartan los mismos juegos con los que ellos jugaron?
Si bien algunos padres pueden sentir nostalgia y desear recrear juegos con los que ellos disfrutaron siendo niños, la mayoría pueden estar más abiertos a explorar nuevas formas de juego y actividades que reflejen los intereses y valores actuales de la familia. Además, factores como la disponibilidad de tiempo, las preferencias individuales de los niños y la influencia de la tecnología pueden influir en las elecciones de juego de los padres.
¿Qué juegos son los más típicos a la hora de despertar este tipo de emociones?
Los juegos compartidos que generan disfrute y satisfacción tienden a ser aquellos que implican interacción social, creatividad, cooperación y competencia amistosa. Entre ellos, se incluyen los clásicos juegos de mesa, que involucran estrategia, competencia y colaboración, dependiendo del juego, como el Monopoly o el parchís. Los juegos de construcción o de manualidad en equipo, además de la diversión del momento, generan sensación de logro y satisfacción al crear algo juntos. Otro ejemplo son los juegos de preguntas y respuestas, que dan lugar a momentos divertidos, participación activa e intercambio de conocimientos, como el Trivial. Los juegos de roles o dramáticos en los que los participantes asumen roles o personajes, despiertan la imaginación y la creatividad, así como generar risas y momentos memorables. Por último, otro tipo de juego a destacar son los que ocurren al aire libre, aquellos que promueven el trabajo en equipo y la actividad física como el escondite, la rayuela, la cuerda, carrera de relevos, entre otros muchos.
Al fin y al cabo, la clave es encontrar actividades que sean adecuadas para los intereses y edades de los participantes y que permitan disfrutar juntos de momentos divertidos y significativos.
Ahora que las nuevas generaciones de niños pasan tanto tiempo con las tecnologías, y de forma aislada, ¿se pierde este sentido del juego y cuando sean adultos no tendrán los mismos sentimientos de nostalgia?
Es una realidad que la influencia de la tecnología puede afectar la calidad y el tiempo dedicado al juego tradicional y a la interacción social cara a cara, así como limitar las oportunidades de participar en juegos compartidos y actividades al aire libre. Esto se debe a que los juegos electrónicos y las actividades en línea a menudo se experimentan de manera individual y pueden no generar las mismas interacciones sociales y conexiones emocionales que los juegos tradicionales.
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Sin embargo, a pesar de que las experiencias de juego de las nuevas generaciones sean diferentes a las de generaciones anteriores, esto no significa que no desarrollarán sentimientos de nostalgia en el futuro. La nostalgia no está necesariamente ligada a las actividades específicas de la infancia, sino más bien a las emociones y recuerdos asociados con esas actividades. Los niños de hoy pueden formar vínculos emocionales con las experiencias de juego que disfrutan, ya sea a través de la tecnología o de actividades más tradicionales, y esas experiencias pueden generar nostalgia en el futuro cuando recuerden esos momentos felices.
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