La Armada no ve prioritario el buque anunciado por Sánchez en Ferrol en plena precampaña gallega
Aprovecha un acto en Ferrol sin el PP para anunciar un nuevo buque de guerra que no es una prioridad militar
Hasta Sumar le acusa de «electoralista» por intentar arrogarse esta inversión de 439 millones de euros y 1.800 empleos
El candidato socialista dice que una Galicia mejor «es posible» si el PSdeG gobierna la Xunta
![Pedro Sánchez en su visita a los astilleros de Navantia en Ferrol](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/01/24/sanchez-navantia-R5XVJAPdn3ONCCuOi4c4ygO-1200x840@abc.jpg)
Pedro Sánchez desempolvó ayer los cañones electoralistas para echar una mano a los socialistas gallegos, a las puertas de la campaña del 18F, al anunciar que será en Navantia Ferrol donde se construya un buque de aprovisionamiento de combate por encargo del ... Ministerio de Defensa. Un anuncio que pilló por sorpresa a la Armada, que no esperaba la decisión y se vio utilizada por Sánchez en su pugna con Alberto Núñez Feijóo.
Con un presupuesto de 439 millones de euros, supondrá la creación de 1.800 empleos directos e indirectos e implicará la participación de casi 300 empresas españolas, de las que unas 135 serán gallegas, sacó pecho Sánchez. El calendario le delata: queda apenas una semana para que arranque la campaña y poco más de tres para que se abran las urnas en la misma comunidad beneficiada por ese anuncio. Prueba de esa urgencia es que el viaje se anunció la noche anterior y el paso de Sánchez por la región no llegó ni a tres horas, desplazándose desde Madrid en el habitual avión Falcon.
«Si es verdad, lo celebro muchísimo», valoró con toda la intención el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Lo hizo desde Madrid, en Fitur, porque nadie había avisado al Gobierno gallego de cuál era el motivo de la segunda visita de Sánchez al astillero ferrolano en un mes. Es más, como ya se ha convertido en costumbre, desde Moncloa no se invitó a ningún representante de la Xunta, como confirmaron fuentes autonómicas. Tampoco al alcalde de Ferrol, el popular José Manuel Rey. Ayer en San Caetano había malestar, pese a tratarse del enésimo agravio. El modus operandi replicó el del 16 de diciembre, cuando Sánchez acudió al corte de la primera chapa de la fragata F-112 y la segunda de la serie F-110, y al inicio de la construcción de la nueva fábrica digital de bloques.
Como entonces, flanqueado únicamente por cargos afines -como el secretario general de los socialistas gallegos, Valentín González Formoso, y el delegado del Gobierno en la comunidad, Pedro Blanco-, tuvo vía expedita para recrearse en las inversiones realizadas en Ferrol y proclamar que la adjudicación del buque de guerra supone «redoblar la apuesta» de su Ejecutivo por el naval español. «Es un hito más en el camino emprendido por mi Gobierno en los últimos años», ensalzó, para que vuelva a ser un «auténtico emblema de la industria española», «tras años de parón y retroceso, por las razones que fueran», dejó caer. Antes de su declaración a los medios de comunicación, sin preguntas, visitó las instalaciones -con más calma que en diciembre, cuando el Falcon le llevó después a un acto de partido en Santiago- y mantuvo sendas reuniones con directivos y el comité de empresa de Navantia.
Hubo satisfacción, por lo que conlleva el encargo en cuanto a carga de trabajo. Esto ni la Xunta lo discute. Pero hasta los socios de Sumar afearon su cariz «electoral» por medio de su candidata para el 18F, Marta Lois. Rueda estuvo comedido, pero esto no fue óbice para que afeara haberse enterado a distancia de una noticia que llega «a tres semanas de unas elecciones». Y recordó que no es la primera vez que Sánchez hace promesas que se quedan «en nada». La Xunta, por boca de su responsable de Industria, María Jesús Lorenzana, criticó que el Gobierno se dedica a «poner tiritas» en Navantia. No hay una «apuesta real», lamentó.
No era acuciante
El anuncio provocó sorpresa en la Armada, que tenía este proyecto incluido entre sus necesidades a medio plazo y no esperaba que su lanzamiento fuera inminente -el propio Sánchez dijo que el buque empezará a construirse «con la máxima celeridad»-, más aún cuando hay otros programas pendientes cuya urgencia sí es más acuciante, según detallaron a ABC fuentes militares.
En la actualidad, la Armada cuenta con dos buques logísticos en servicio: el Cantabria y el Patiño. El nuevo anunciado por Sánchez contará con un diseño basado en el Cantabria, pero está llamado a sustituir al segundo, el Patiño, que fue construido a mediados de la década de los 90 y lleva ya casi treinta años navegando con la Armada. Su jubilación estaba prevista para 2030, aunque con posibilidad de alargarse algún año más, mientras que el nuevo buque que construirá Navantia, si sigue el proceso programado sin dilaciones, podría estar en servicio ya en 2028, hasta dos años antes de que fuera realmente necesario.
La labor de estos buques es la de proporcionar todo tipo de servicios logísticos en el mar a otros barcos de combate, como la provisión de combustible, agua, munición, víveres o incluso asistencia sanitaria, aunque también están preparados para ayuda humanitaria o defensa medioambiental. Su presencia es habitual en las operaciones de vigilancia marítima de la OTAN, tanto en el Mediterráneo como en el mar del Norte, donde está actualmente enmarcado el Cantabria. El buque luce este nombre por empeño personal del expresidente regional Miguel Ángel Revilla, para subrayar la relación de su comunidad autónoma con la Armada. Y, no contento con eso, la madrina en su botadura en 2008 fue la esposa de Revilla, Aurora Díaz.
Desde la Xunta se ha dado siempre por descontado que Sánchez activaría la maquinaria de anuncios electoralistas para tratar de aupar a su partido en Galicia. Máxime ante unas perspectivas nada halagüeñas: los sondeos los mantienen como tercera fuerza, de nuevo por detrás del BNG, confirmando así el 'sorpasso' de 2020. Que el emplazamiento escogido ayer fuera Ferrol tampoco es banal. El PP recuperó el 28M, tras un paréntesis de ocho años, el gobierno de esta ciudad coruñesa.
Sánchez dejó dicho que quiere darse el «gusto» de desalojar de la Xunta al PP y asestar un golpe a Feijóo donde más le duele, en su tierra. Ha encargado la misión a un hombre de su confianza, José Ramón Gómez Besteiro, que ayer se declaró «feliz de haber conseguido este compromiso del presidente del Gobierno». Ni siquiera es la primera vez que éste usa Navantia Ferrol con fines electorales: en 2019, a cinco días de las generales de abril, la ministra Margarita Robles firmó el contrato de las cinco fragatas F-110. El corte de chapa llegó tres años más tarde. Pero eso era lo de menos.
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