Sánchez crea diputados de segunda al dar más recursos y despachos a ERC y Bildu

No es una apreciación subjetiva sino un dato objetivo. A la chita callando, la Mesa del Congreso que preside Francina Armengol concedió a finales de agosto a ERC, EH Bildu y PNV -y en menor medida a Junts- más portavoces adjuntos, más despachos y más metros cuadrados de trabajo que a los demás partidos.

Si el PP -la formación más votada el 23J- va a disponer de 1,29 despachos por cada diputado (el PSOE tendrá 1,36), el PNV disfrutará de 2,2 mientras ERC y EH Bildu tendrán 2 cada uno, en una ecuación donde la equidad respecto al resultado electoral brilla por su ausencia. En cuanto a Junts, tendrá prácticamente los mismos despachos que Sumar (1,7), y ambos superarán a Vox (1,51).

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Para poner en contexto estas cifras, basta recordar que en la legislatura pasada, el grupo político que tenía mayor ratio de despachos por diputado era el PNV, con un privilegiado 1,7; pero con una diferencia a su favor de tres décimas frente a PSOE, PP, Vox, Ciudadanos y Bildu; y solo dos más que ERC y Plural. Con la excepción del partido de Andoni Ortuzar, el resultado electoral de 2019 sí se tradujo entonces en una ecuación de medios materiales y personales coherente.

El reparto de los espacios totales de trabajo que ha aprobado Armengol arroja una tasa aún más irracional que la de despachos. El partido de Santiago Abascal es el que menos metros cuadrados recibe (18,29 por parlamentario), con ERC (35,41) y EH Bildu (34,66) duplicándole prácticamente en terreno. También aquí el PNV resulta privilegiado (32,72 metros por diputado) si le comparamos no solo con Vox sino con PP (19), PSOE (19,92) o Sumar (20,72). Los socialistas han querido demostrar a Junts (24,81 metros y mismos escaños que ERC) que Pedro Sánchez premia a sus socios frente al resto.

Disfrutar de un estatus mejor por haber nacido en un territorio concreto es una idea incompatible con el progresismo, pero es una aspiración básica del independentismo. Y además de tener más despachos, los socios de Sánchez también han querido tener más cargos que el resto. El PSOE se lo ha concedido al acordar que todos los grupos parlamentarios con diez miembros o menos (todos los independentistas y soberanistas) tendrán dos portavoces adjuntos en vez de uno, como hasta ahora. El resto de formaciones, sin embargo, no sube en cargos.

A todo ello se suma la concesión de asientos privilegiados en el hemiciclo y, sobre todo, de grupo propio a ERC y Junts. Mediante la trampa del préstamo de diputados, estos dos partidos disfrutarán de más recursos económicos y potencia parlamentaria de la que corresponde a su resultado electoral.

Usando los recursos de todos como si fueran propios, el sanchismo vuelve a disparar contra el ADN socialista y rompe el siempre sagrado principio de igualdad. En el momento en que existen diputados que gocen de medios materiales proporcionalmente superiores a los del resto, los votantes del resto de formaciones se convierten en ciudadanos de segunda clase.

Curiosa forma tiene el sanchismo de trabajar por que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos cuando vuela el principio de igualdad. Poco queda en Ferraz de los valores originales del Partido Socialista cuando su secretario general crea privilegios en lugar de combatirlos.