Sánchez y Bolaños rehúyen la amnistía ante la ofensiva del PP por sus cesiones

El ministro de Presidencia niega el terrorismo en Tsunami Democràtic después de que los fiscales digan que sí

El PSOE se niega a señalar a Puigdemont, pero apoya investigar los lazos del secesionismo con Putin

El Gobierno intenta justificar los tratos con Junts pero admite en privado que son «complicados»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la sesión de control este miércoles en el Congreso jaime garcía

El presidente del Gobierno se enfundó ayer en un traje de aceite para escurrirse de los ataques de la oposición por la ley de amnistía durante la sesión de control en el Congreso. En los últimos días, cunde la ansiedad en el PSOE porque ... ven cómo la negociación con el prófugo Carles Puigdemont —que tanto desgaste les ha supuesto— se encasquilla después de que Junts les tumbara el texto y les obligara a renegociarlo. Ante esta demostración de debilidad parlamentaria, ayer el Partido Popular desplegó una ofensiva en el Congreso contra el Gobierno y, además de la pregunta de su líder, Alberto Núñez Feijóo, a Pedro Sánchez, otros diputados populares formularon otras cinco y una interpelación al ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, para que compareciese sobre las cesiones a Junts, sin dejarle sentarse en su escaño durante media mañana.

El PP no quiere dar respiro al PSOE ni en las calles —con protestas masivas como la de Madrid hace dos semanas— ni en las Cortes. En el Senado juega a favor su mayoría absoluta. Pero ayer su estrategia de presión contó con el inesperado apoyo de la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, que desautorizó la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (Lecrim) que el presidente planteó el lunes para acortar los plazos de instrucción de las causas judiciales e intentar cortejar a Junts. Qué mañana para los socialistas. Feijóo abrió la sesión plenaria recordándole a Sánchez que su debilidad parlamentaria le tiene encerrado en una ratonera política. «De los cuatro grandes proyectos que han traído a la cámara, dos fueron tumbados por sus socios y, por supuesto, sin Presupuestos Generales del Estado, esta es la realidad de su Gobierno. Cualquier Gobierno europeo caería por esto y usted caerá», aseveró el líder popular. «Mientras vive obsesionado con noticias que le llegan de Waterloo, la España real se siente desatendida; la sequía, la inmigración, el incremento de impuestos, los españoles sin antecedentes penales también requieren de su atención», siguió.

«Puigdemont en un tractor»

Aunque se le acabó el tiempo y la presidenta del Cámara Baja, Francina Armengol, no le regaló ni un segundo, Feijóo llevaba preparada una frase que intentó colar en el Diario de Sesiones con el micrófono apagado: «Usted solo mostraría interés real por el campo si la señora Míriam Nogueras fuera agricultora o si viese a Carles Puigdemont subido en un tractor». Las siguientes dos preguntas al presidente del Gobierno fueron de Vox y ERC sobre las protestas de los agricultores y Feijóo, que ha hecho del campo y la sequía una de sus prioridades políticas, coló así el tema. El PP reprocha que el Gobierno lleva seis meses centrado en perdonarle los delitos a los investigados por el 'procés' y ve «insostenible» continuar así el resto de la legislatura. El bloque de la investidura, que incluye a Junts y Podemos, suma 179 diputados, solo tres por encima de la mayoría absoluta, pero morados e independentistas ya han demostrado que no le bailan el agua al PSOE y Sumar y que no tienen garantizado su apoyo.

Sánchez restó con chascarrillos cada una de las pelotas envenenadas que le lanzaron por sus cesiones al independentismo y su inacción ante la crisis del sector primario. De Núñez Feijóo se burló durante toda su réplica por confundir metano con metanol. «Las tres propiedades del metanol son: incoloro, como su proyecto político para España; inflamable, como su afán por la hipérbole y el insulto, y tercero, tóxico, como su catastrofismo político», zanjó el presidente. Luego, a Santiago Abascal, líder de Vox, le descartó rápido diciendo que está tan ocupado purgando a los cargos críticos de su partido que ni le interesa ni se entera de qué políticas aprueba el Gobierno para el sector de la agricultura y la ganadería. Con ERC, sin embargo, tuvo otro tono menos belicista.

Bolaños, por su parte, defendió que los disturbios de 2019 por los que se investiga a Tsunami Democràtic fueron «graves desde el punto de vista social, institucional y legal», pero negó que se trate de terrorismo, un día después de que la Junta de Fiscales de lo Penal del Tribunal Supremo apreciara que sí hay indicios y que por ello hay que investigar a Puigdemont por su implicación en dicha plataforma. El ministro de Presidencia y Justicia respondió así al portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, que le había preguntado qué entiende él por terrorismo y que luego repreguntó: «Si aquello no fue terrorismo, ¿entonces a qué viene el empeño de su Gobierno en incluir el terrorismo en la ley de amnistía?» Una contrarréplica que levantó el aplauso de su bancada. Bolaños la esquivó y salió del paso acusándole de «banalizar el terrorismo». Y recordó que el Partido Popular se reunió con «partidos que hoy consideran terroristas», por su negociación fallida con Junts para buscar apoyos al intento de investidura de Feijóo.

El 'procés' y el Kremlin

Rafael Hernando, portavoz adjunto del PP, recordó en el Pleno que un juzgado de Barcelona está investigando las supuestas conexiones entre personalidades del Kremlin a las órdenes de Vladímir Putin y Puigdemont con el objetivo de atacar a la seguridad nacional, el conocido como caso Voloh, por el que los independentistas están también pidiendo que la amnistía contemple los delitos de traición. «¿Será otra de esas líneas rojas que usted acostumbra a pisotear?», dijo Hernando. A lo que Bolaños respondió que la «única trama de espionaje» en Cataluña la protagonizó el PP contra sus rivales, en referencia al caso por el que está imputado el exministro del Interior de Rajoy, Jorge Fernández Díaz.

El Ejecutivo se defiende como puede las embestidas de la oposición sobre la amnistía y de las piedras que le salen al proyecto por el camino. Unas dificultades que prácticamente paralizan la legislatura y que por ejemplo enfrían de manera muy considerable la negociación en ciernes sobre los Presupuestos Generales del Estado. Pero la procesión va por dentro. «No te creas otra cosa, Junts nos dice en privado lo mismo que dice en público», confiesa un importantísimo miembro del Consejo de Ministros, quien admite igualmente lo «complicado» de contentar a los de Puigdemont con alguna reforma añadida a la amnistía.

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