El PSOE entrega Pamplona a Bildu y abre una etapa de pactos de alcance desconocido
Culmina la entrega de Pamplona a los herederos del brazo político de ETA con su apoyo a la moción de censura
Los socialistas insisten en que no se repetirá el pacto en otros territorios, pero UPN y PP no dudan que lo harán
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Ningún concejal de Bildu en Pamplona condena a ETA
![Joseba Asiron toma posesión del cargo tras la moción de censura](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/28/pamplonaaa-U503356322247QvH-RUbGcqnKpQNm9I92IrS3TPL-1200x840@abc.jpg)
La huida hacia adelante de Pedro Sánchez en su afán por mantener el poder en La Moncloa ha atravesado este jueves una nueva línea roja. Otro cambio de opinión. Porque donde el PSOE decía que no iba a pactar nunca nada con Bildu ... , pactó. Acuerdo para entregar el Ayuntamiento de Pamplona a los herederos del brazo político de ETA. Concesión que dejó sin el bastón de mando a la regionalista Cristina Ibarrola (UPN) para entregárselo a Joseba Asirón, que gobernará en coalición con Geroa Bai y Contigo-Zurekin, y con el apoyo necesario del Partido Socialista de Navarra (PSN).
No es la primera ocasión que EH Bildu dirige el consistorio más importante de la comunidad foral, donde ya gobernó entre 2015 y 2019. La novedad ahora en Pamplona radica en la forma en la que los de Otegi aterrizan en el poder, acunados por el PSOE. Un acuerdo inesperado, pues su candidata y ahora ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, se cansó de decir que no iban a hacer alcalde a Asirón. No es no… pero no para siempre. Porque esa negativa se tornó en abrazo hace unos días y culminó ayer en el Ayuntamiento de Pamplona.
Allí, en un pleno tenso, el PSOE ha consumado su cambio de opinión. La «traición», como la ha denominado la alcaldesa saliente, Cristina Ibarrola. Los votos de los socialistas, unidos a los de Geroa Bai (PNV) y Contigo-Zurekin (Podemos), han hecho alcalde de Pamplona a Joseba Asirón, quien optó por no tomar la palabra durante la sesión, como tampoco lo hizo el portavoz de su grupo. Silencio. «No hablan, porque les da vergüenza tener que dar las gracias a Pedro Sánchez y a Madrid. Por eso callan», espetó Carlos García-Adanero, portavoz del PP.
Callaban los concejales de Bildu, felices por haber logrado su objetivo sin haber renunciado a nada. Sentados todos frente al escudo de armas borbónico que preside el salón de plenos junto a una gran vidriera que representa el Privilegio de la Unión, origen de la ciudad que cumple este año su sexto centenario. Símbolo de un pasado en armonía que choca con el actual clima político.
Ni siquiera para escenificar la moción de censura se pusieron de acuerdo ambos bandos, enzarzados por los tiempos de intervención de la alcaldesa saliente y de los portavoces. Pelea por un puñado de minutos —cuatro, para ser exactos— que capitalizó los primeros instantes del pleno. Quería UPN que se respetara el acuerdo de la Mesa de Edad para que Ibarrola tuviera diez minutos en su despedida y se empeñó Koldo Martínez, de Geroa Bai y presidente por ser el más veterano de todos los concejales, en que fueran solo seis. Discusión elevada a lo absurdo, que trataba de ocultar lo verdaderamente relevante, que era la votación que iba hacer alcalde a Asirón con los votos de los socialistas de Pamplona.
La exalcaldesa, Cristina Ibarrola, se alargó en su intervención para acusar al PSOE de «hacer un regalo a Bildu a cambio de votos». «Estamos ante un hito histórico, sin precedentes. Un antes y un después. Por primera vez el PSOE entrega un ayuntamiento a Bildu por unos votos. Se quita la careta y demuestra que votar al PSN es lo mismo que votar Bildu. Después de la espantada de Saiz, envían a cuatro obedientes marionetas a ejecutar esta traición. Pasarán a la historia por traicionar a Pamplona y a los valores del PSOE. Es un matrimonio sonrojante, porque dijeron que nunca lo harían. Porque dan el poder a quien tanto daño ha hecho. Todos saben que no hay razones más allá del sillón de Pedro Sánchez», espetó. Un discurso contundente que señalaba hacia La Moncloa, donde hasta hace nada este pacto hubiera resultado vergonzante.
No más pactos con Bildu
Los resultados de las elecciones generales lo cambiaron todo. Hasta las convicciones políticas del PSOE, capaz de pactar con un prófugo de la Justicia o con el partido que incluye a terroristas en sus listas. El paso adelante de los socialistas en Pamplona supone cruzar una línea roja y asomarse a un abismo de profundidad desconocida. Y eso que Marina Curiel, portavoz del partido en el Ayuntamiento, trataba de justificar el paso dado en en la capital navarra. Lo hizo culpando a Ibarrola por su inacción. Por no haber sido capaz de llegar a acuerdos.
«Presentar un folio en blanco —como hizo la alcaldesa para tratar de buscar un pacto en los presupuestos de la ciudad— es una irresponsabilidad. Ustedes nunca han querido llegar a acuerdos y ahora nos están señalando. Frente a los insultos recibidos, en el PSOE respondemos con trabajo y valentía», señaló denunciando una supuesta campaña de acoso de UPN contra los cuatro concejales socialistas que votaron este jueves sí al nombramiento de Asirón. Apoyo único y exclusivo a tenor de las palabras de Curiel, quien dejó claro que no iban a entrar en el equipo de Gobierno «hasta que no se den otros pasos (sin especificar cuáles tendrían que ser)» y que el PSOE tampoco apoyará a Bildu en ninguna otra capital o gobierno autonómico. «El acuerdo con Bildu es transparente y está basado y circunscrito a la política local, sin traslación a otros territorios». Palabra de socialista, cuyo valor ellos mismos han devaluado con cada cambio de opinión.
No piensa lo mismo su nuevo compañero de viaje en la capital navarra, que cree que este acuerdo es la llave para un futuro lleno de alianzas. De hecho, Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu —condenado por terrorismo—, no tardó en publicar una foto en sus redes sociales de un pañuelo rojo (símbolo de los sanfermines) con el escudo de 'Euskal Herria' (la entelequia soñada por los abertzales, que aglutinaría el País Vasco, Navarra y varias zonas de Francia para formar la República Vasca con capital en Pamplona). Toda una declaración de intenciones de la que debería tomar nota el PSOE.
La votación de la moción, sin sorpresas (15 votos a favor y 11 en contra), desembocó en la proclamación de Asirón, jaleado en el Salón de Plenos sin muchos aspavientos mientras los concejales de UPN y del PP abandonaban la sesión. «Lo grave no es que en Bildu no condenen el terrorismo o que celebren la salida de los presos de la cárcel. Ellos no han cambiado. Lo triste es que el PSOE se haya vendido por seis votos», explicaba a ABC uno de esos concejales.
Un horizonte incierto donde se adivinan ya las elecciones autonómicas del País Vasco, previstas para los primeros meses de 2024 y cuyo resultado podría variar el actual ecosistema de alianzas en Pamplona. «Si Bildu necesita que Sánchez apoye a su lendakari, lo hará. Porque si no lo hace, no seguirá en La Moncloa y continuar en el poder es lo único que ha quedado demostrado que mueve a este Gobierno», apunta a ABC un edil de UPN, dolido por la nueva proclamación y por la deriva que esto supone para el país.
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